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AMALGAMA

El precipicio energético

Agencias

En un interesante foro sudamericano sobre sabiduría financiera, se comentó este último mes acerca del próximo precipicio energético. Uno de los profesores que se trajo a colación fue el Dr. Anas F. Alhajji, actualmente director de Energy Outlook Advisors, y director de macroanálisis de petróleo, gas natural y los mercados relacionados, además de haber ejercido como profesor de economía en la Universidad de Oklahoma, la Escuela de Minas de Colorado y la Universidad del Norte de Ohio.

La afirmación del Dr. Alhajji es que las crisis de la energía no pasan por que sea efectiva la sustitución de los combustibles fósiles por la energía eólica o fotovoltaica, que van a ser residuales, excepto para los fabricantes y el resto de la cadena de mantenimiento. Los que fabrican las placas solares y los molinos eólicos tienen que construirlas, y el margen de beneficio de la industria del petróleo y el gas es enorme, y lo que ocurre es que los materiales básicos para la construcción de la industria del petróleo o de la industria alternativa son los mismos, y cuando sube la demanda para esos materiales sube el costo para todos, pero ¿quién puede permitírselo?

Solo la industria del petróleo puede, en tanto que las otras industrias pierden dinero, por lo cual, o se ralentizan o son subvencionadas. Y mientras, la industria del petróleo se expande y sigue ganando dinero. Cuando, en 2008, el petróleo alcanzó el precio de 150 dólares por barril la industria del petróleo salió adelante, y la industria de la energía renovable se estancó. La industria del petróleo no va a dejar de serlo por la falta de inversiones sino que va a pervivir porque la industria verde se sabe ya que va a fracasar.

Inglaterra, setiembre de 2021, una mañana se despertaron y no había viento, y la demanda del gas natural se disparó, 21 empresas de electricidad quebraron, la gente acabó comprando leña en invierno. Francia: fallaron las centrales nucleares y cuando quisieron arreglarlas los manifestantes lo impidieron, y luego bloquearon la entrada a las centrales de Gas para que todo saltara por los aires.

Ninguna de las dos crisis tuvo que ver ni con Rusia ni con Ucrania, son crisis autónomas e imprevisibles, que siempre terminan escudándose y solucionándose en la energía más barata y eficaz: la fósil, cuya demanda hará que sus precios sean cada vez más altos. Ante esta estafa piramidal de las energías verdes, de las que solo se cuenta el momento de su generación de energía «limpia», en lugar de todo el costo que tiene la cadena de producción hasta que están en marcha y luego hasta que su obsolescencia hace buscar nichos de depósito de residuos que, normalmente, están en África, Sudamérica y Asia, pasemos a un paper que se expuso en el foro, Global human-made mass excedes all living biomass, de Emily Elhacham et alia, publicado en Nature, en octubre de 2020. En dicho estudio se explica que, por vez primera en la historia el peso de todas las cosas hechas por el humano ha superado el peso de todo lo que está vivo en el planeta, ha superado al peso de la biomasa total. La mitad de ese material se ha extraído, transportado y civilizado, en los últimos veinte años. Ponen un ejemplo en el foro: «cierre los ojos e imagine que la mitad de su casa, la mitad de las carreteras entre edificios, la mitad de su lavadora, su coche y su ordenador desaparecen. Bienvenido al año 2000».

Ese ritmo es bastante modesto y equivale a un crecimiento del 3,5% anual, inferior, por ejemplo, al que ha tenido China, normalmente del doble. La masa de materiales ha pasado, en 120 años, del 3% de la biomasa mundial en 1900 a superar el 100% de la misma en la actualidad. El 81% se ha convertido en hormigón y áridos, carreteras, puentes, edificios... siendo la mayor parte en China.

Hace poco estuve estudiando la extracción de oro en una mina en Paraguay, con bastante margen minero, y necesitaba de la extracción de una tonelada de tierra para la obtención de un gramo de oro, o sea, el manejo de 28 toneladas para la extracción de una onza de oro, y esa mina era tres veces más eficiente que la media. En el foro de sabiduría financiera de Antonio Valdez, al que me refiero, llamaban la atención sobre la ultra-explotación, que ha provocado que la busca de materiales sea posible cada vez removiendo mayores cantidades de toneladas y obteniendo menores calidades y cantidades de metales.

Antiguamente se usaba unos ocho metales para la fabricación de productos, y hoy en día un mero teléfono móvil lleva 60 elementos, más de la mitad de los que hay en la tabla periódica: «Ahora, añade 309 Gigatoneladas (o mil millones de toneladas métricas) de producción mundial acumulada de carbón, más la sobrecarga/roca de desecho, el dragado de ríos y canales, la tierra removida de los cimientos de una casa, etc. y obtendrás unas 7.000 Gigatoneladas de materiales movidos y transformados por la humanidad, o mejor dicho: combustibles fósiles.

Llegados a este punto, intenten visualizar los 2.500 billones de toneladas métricas de dióxido de carbono emitidas durante el proceso, congeladas en pulcros cubitos blancos de hielo seco. Ahora bien, si se construyera una torre de estos, sería el doble de alta y pesada que la que representa los materiales fabricados por el hombre. Comparémoslo con el peso de la biomasa de la Tierra (1.120 Gigatoneladas), e intenta aferrarte a la opinión de que todo este carbono extra no tiene nada que ver con la inclinación del equilibrio del planeta... Amigos, esta cantidad de CO₂ no es un ligero empujón, sino una patada en la cara».

En tendencias, triplicaremos el material fabricado por el humano hacia 2040, lo que equivale a remover más materiales de los que se ha removido en toda la historia humana. El pico del petróleo en cuanto a su disponibilidad se calcula para 2050, pero «necesitamos este crecimiento exponencial para evitar un rápido colapso de las infraestructuras. A medida que crece la longitud de las carreteras y los puentes, la inversión continua en su mantenimiento se hace cada vez mayor. La mayor parte de lo que tenemos hoy se ha construido en las dos últimas décadas, desde los años 60. Ahora está llegando al final de su vida útil y pide ser sustituido. Lo que hace seis décadas era un plus para la economía se ha convertido en un enorme lastre. La única manera de sostener este sistema es añadirle carreteras cada vez más nuevas cada año. Un freno en el crecimiento material equivaldría a una decadencia y un colapso seguros. Literalmente». Jeje. Lo dejamos aquí. Pero la historia sigue, y no pueden imaginar cómo.

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