Arrancó tercera edición del Festival Contemporáneo de Canarias con toda una declaración de intenciones. Los programadores del Festival, con Jorge Perdigón a la cabeza, proponen en cada concierto un concepto que conecte con el público (muy numeroso por cierto en esta ocasión). En el caso del Ensemble Difracción (siete músicos tinerfeños enriquecidos hasta la quincena con alumnado del Conservatorio Superior) fue el lema «escuchar con los ojos y ver con el oído», abordado con magistral vocación pedagógica por su director, Jose Mª Vicente, que guió al público con atinados y desenfadados comentarios.
Las interpretaciones fueron apoyadas durante casi todo el concierto por la proyección de imágenes.
Una alusión un tanto humorística a Beethoven condujo al breve Der kranke Mond del Pierrot Lunaire de Schenberg, autor totémico de la modernidad que fue servido con precisión y delicadeza. A continuación vino el encargo realizado a la tinerfeña Candelaria Dorta de musicalizar el 5ª Acto de la legendaria El gabinete del Doctor Caligari (1920), película muda del expresionismo alemán de Wiene. Las alucinantes imágenes de esta historia de sonámbulos asesinos y psiquiatras desquiciados reciben en el contemporáneo tratamiento de Dorta un acompañamiento seguramente más apropiado que las músicas utilizadas en su día. La joven compositora privilegia las sonoridades no convencionales de las técnicas extendidas y la percusión en su lectura de los sucesos narrados en pantalla, con uso de ritmos insistentes que anclan al oyente a la escena.
Continuó el magisterio de Gustavo Díaz-Jerez con su Tombeau de Perseus, una excepcional obra compuesta a partir de la sonificación de las ondas de presión generadas en el centro del cluster de galaxias de Perseo. Las ondas originales, transportadas para acomodarlas a nuestro rango auditivo, son el material que el compositor y pianista de excepción en este concierto expande hasta 8 minutos para componer sobre él un continuo sonoro puntuado por acordes metálicos que nos trasladan a una empírica «armonía de las esferas» remota, algo que Kepler no habría osado soñar.
Las siguientes obras conectaron al público con obras contemporáneas usadas en Hollywood para filmes archiconocidos. Así, una escena y la Suite de Psicosis (arreglada por Sergio Rodríguez) de Bernhard Hermann, autentico clásico de la música audiovisual, y la Música Ricercata nº 2 de Ligeti, usada por Kubrick para su último filme Eyes Wide Shut (genialmente interpretada por Díaz-Jerez) aportaron «lo ya conocido» antes de abordar el acto final del concierto.
Vicente propone para acabar el concierto un recorrido (ya sin apoyo de imágenes) en tres etapas progresivas hasta la obra final. el Rain Coming del japonés Toru Takemitsu. La boite à joujoux de Debussy dibuja en sonidos un familiar mundo de juguetes infantiles, mientras el Preludio Plainte calme de un joven Messiaen figura un «calmado llanto» en acordes de sonoridades armónicas casi jazzística, previas a que el compositor se convirtiese en faro de la modernidad. El concierto culminó con Takemitsu, servido una vez más con maestría por director e intérpretes desde el preciosismo característico del japonés, la delicadeza de silencios y resonancias y la construcción de conjuntos sonoros únicos, que incitan al oyente a dejar volar la imaginación visual.
En suma, no podía empezar mejor un Festival que seguirá trayendo propuestas singulares y atractivas en el que ya es sin duda uno de los eventos de referencia en el mundo de la música actual en el panorama nacional.