Literatura

La lectura fácil, una apuesta por el derecho a comprender lo que se lee

La escritora María Luisa Ortega, afincada en Gran Canaria, inicia un club de lectura fácil en la Biblioteca Pública del Estado el próximo 22 de enero

Los antecedentes de esta iniciativa están en un experimento a nivel educativo en Suecia en 1968

Presentación de la obra de Edith Warton. ‘Las hermanas Bunner’, adaptada a lectura fácil por el colectivo Warton.

Presentación de la obra de Edith Warton. ‘Las hermanas Bunner’, adaptada a lectura fácil por el colectivo Warton. / LP/DLP

Martina Andrés

Martina Andrés

«Es la primera vez que termino un libro porque por fin he entendido lo que estaba leyendo», le decía un preso a la escritora argentina Cecilia Horta en el club de lectura fácil que impartía en una cárcel argentina. La anécdota la cuenta la escritora afincada en canarias, María Luisa Ortega, que se formó en esta disciplina con el apoyo y los conocimientos de Horta.

Porque a todo el mundo le gusta una buena historia, pero por muy poderosa que sea su trama, sin las palabras y el formato adecuado, hay personas a las que no pueden llegar. 

Así ocurre con obras literarias y también con otro tipo de textos -jurídicos, médicos, etc.- que por su complejidad no pueden ser entendidos por determinada parte de la población. «El 30% de la gente alfabetizada en España no entiende lo que lee». La estadística que señala Ortega es un punto de partida clave para explicar la importancia de la lectura fácil y de la adaptación de libros y otros textos de cualquier tipo. 

Esta metodología de lectura se remonta al año 1968 en Suecia, donde se realizó un experimento a nivel educativo para alumnos con discapacidad intelectual. Así, esta iniciativa comenzó a llegar a otros países nórdicos, lo que en palabras de Ortega siempre «nos llevan la delantera». Esto llevó a que, a finales de los años 80, 40 países se reunieran en Bruselas para crear la asociación Inclusión Europea que, desde entonces y hasta día de hoy, lucha por los derechos y la plena inclusión de personas con discapacidad intelectual y sus familias. Esto llevó a que, más adelante, surgieran las primeras directrices europeas para generar textos informativos en lectura fácil, recogidas en el documento El camino más fácil

«Así, se homologaron las pautas a nivel internacional, para que todo el mundo comenzara a adaptar textos de la misma manera», puntualiza Ortega.

La lectura fácil llega a España a principios de los 2000 y se instaura gracias a la Asociación de Lectura Fácil Barcelona, la primera que surge en todo el país. «Leer es un derecho», reivindica Ortega, que se hizo adaptadora de libros mediante la formación de la ya mencionada Cecilia Horta -que pertenece a la asociación argentina de lectura fácil Puente de Letras- y a la que ofrecían otros cursos online. 

Desde entonces ha editado obras propias, como su poemario El niño que quería ser poeta, que en su título de lectura fácil es Escuela de poetas. Esta obra en concreto, la ha publicado Ortega con la Editora BGR, una editorial inclusiva que únicamente publica textos en formato online.

También ha colaborado en la adaptación de títulos como Las hermanas Bunner de Edith Wharton. Este libro en concreto fue el último que Ortega ha leído junto a los integrantes del club de lectura que la escritora imparte en Siete Palmas para personas mayores. Porque la utilidad de la lectura fácil, además de para ayudar a las personas con deterioro cognitivo -como indica Ortega, «el tema de la accesibilidad no es solo un tema de rampas arquitectónicas»- también piensa en las personas que tienen un nivel de alfabetización bajo o para aquellas que, como los migrantes, pueden estar en situación de vulnerabilidad y todavía no manejan bien el idioma. 

Esta metodología es útil no solo en el mundo literario: también puede ser necesaria para cualquier persona en otros aspectos más pragmáticos de la vida, como el de la burocracia. Pino Ortega Leonardo, hermana de la escritora que también se ha sumergido en el mundo de la lectura fácil, adaptó en su momento la documentación para solicitar el Ingreso Mínimo Vital. «Hasta a mí me ha costado poder hacer la adaptación y comprenderlo», le decía a su hermana.

«Para todo el mundo»

«La lectura fácil es buena para todo el mundo. También para personas con baja escolarización», puntualiza Ortega en esta línea. Porque, volviendo al plano literario, dependiendo de la edad, no a todo el mundo le sirve un libro infantil. Las personas, tengan el nivel educativo que tengan, quieren leer historias que les interpelen, con las que se sientan identificadas. Por ello, adaptar títulos como Las hermanas Bunner, en el que se pone de manifiesto la situación de la mujer a principios del siglo XX, son necesarias: llevan la cultura y la reflexión a personas que, de otra manera, no podrían conocer una historia así y debatir entre ellos.

En palabras de la escritora, «la adaptación tiene una serie de características», describe, «los libros tienen la letra más grande, el interlineado más amplio, la línea no puede llegar al final de la hoja, los títulos son más grandes y las oraciones compuestas las fraccionamos en oraciones simples. Además, tenemos que buscar sinónimos más sencillos y, lo más difícil, respetar la voz del autor».

En esta línea, y para seguir promoviendo la lectura fácil por la ciudad, Ortega comienza el próximo 22 de enero un nuevo club de lectura en la Biblioteca Pública del Estado de la capital grancanaria, grupo lector al que puede apuntarse cualquier persona que lo desee.