Cine
Zhana Yordanova, una cineasta con el don de saber ver
La directora de fotografía búlgara compone las imágenes de múltiples filmes y cortometrajes rodados en el Archipiélago por directores isleños

La directora de fotografía Zhana Yordanova, durante un rodaje. / lp/dlp
Podría decirse que una cámara, más que como una herramienta, suele funcionar como un artilugio prolongación del ser humano. Una máquina que trata de imitar el ojo, materializando momentos a través de la interpretación de la luz. Pero tanto el sentido de la vista como la cámara quedan cojas si tratan de valerse por sí mismas.
La vista necesita del cerebro para entender qué ocurre en ese telón por el que discurre la película de la vida, mientras que la cámara, sin la mirada humana, solo es un conjunto de engranajes incapaces de funcionar. En esa tregua que pacta la interdependencia se expande Zhana Yordanova (Bulgaria-1985), quien consigue ver más allá de lo que se está mirando.
Como los curadores de arte, que valiéndose de su criterio seleccionan, organizan y conceptualizan grandes muestras, los directores de fotografía o dop, acrónimo de la profesión en inglés, educan su ojo según su identidad personal.
Y al igual que Robert Yeoman configura la simetría y la paleta minimalista de los planos de director Wes Anderson, esa plasticidad palpable en la escena supone el objeto de estudio de los directores de fotografía. Si se habla de Zhana Yordanova, la profesional posee una mirada tan única como la pronunciación de su nombre, derivada del alfabeto cirílico y no correspondida con ningún fonema apreciable en el latín.

Zhana Yordanova / lp/dlp
De origen búlgaro, Zhana conforma una pieza clave dentro del puzzle de la cinematografía new wave de directores canarios, como Víctor Moreno, Oscar Santamaría, o Macu Machín; al mismo tiempo que participa en la creación de videoclips musicales como el de la canción ecléctica Danza Olvidada de Hirahi Afonso, Valeria Castro y Judit Neddermann.
Yordanova supo ver la belleza isleña más allá de las bondades turísticas cuando aterrizó en el Archipiélago, allá por 2007. Lo que comenzó como un viaje "por casualidad" acabó transformándose en una estancia a largo plazo. Así, decide quedarse en Las Palmas de Gran Canaria, ciudad que la acoge en su desarrollo como fotógrafa y donde decidirá formarse más tarde como directora de fotografía el Instituto del Cine Canarias. "La cultura y la gente acabó atrapándome y aquí sigo 18 años después", se sincera.
Aunque lanzarse al mundo profesional no fue un proceso rápido. El Alemán (2020), una cinta zambullida a la vida de un jubilado, dirigida y protagonizada por Rafael Navarro Miñón (Las Palmas de Gran Canaria, 1945), fue su primer trabajo en dirección de fotografía. De ahí, la sacra pasión de Zhana por la fotografía la guía en esta nueva ruta como encargada de diseñar el look de los fotogramas.

Fotograma del cortometraje 'Soh yun' / lp/dlp
Para ella, el movimiento que compone cada imagen se compara con "dibujar la película". Cada instantánea, al unirse a otras, conforma una sintonía visual, de la que ella se prenda en los trabajos cinematográficos de cineascastas como David Lynch, Bernard Herzog o Wim Wenders.
Capturar la naturaleza
A menudo, su mirada se posa en barrancos y pinares o inmortaliza la fiereza de un volcán en erupción. Tal y como ocurre en el lenguaje cinematográfico de su cortometraje Echoes of a forgotten future (2023), donde se exhibe metraje rodado de manera análoga al filme de La Hojarasca (2024). Creado bajo el lema Memorias del celuloide, y elaborado para el certamen de cortometrajes Visionaria, la película corta se extrajo como una pieza independiente de las secuencias filmadas en paralelo al largometraje de Macu Machín en La Palma.
Visionaria trata de encapsular las visiones de cineastas de todo el mundo en pequeñas piezas con duración máxima de minuto y medio, en torno a los concepto de Islas y una temática adicional elegida por la organización. La cinta Echoes of a forgotten future (2023), en palabras de Yordanova, que en este caso trabajó como directora, se gestó como un ensayo poético del "entorno y el espacio, de cómo lo tratamos, de cómo será en el futuro y si mostraremos cierto arrepentimiento por no haberlo cuidado".
Otros trabajos dedicados a pasadas ediciones de Visionaria estuvieron elaborados a partir de material de archivo montado por ella misma. "Resignificar imágenes grabadas por otras personas para contar historias más íntimas es algo que me atrae mucho", alega. Imago o Una vuelta completa son dos ejemplos.
Aunque para la última edición de Visionaria la directora de fotografía o dop, su abreviatura anglosajona que ella misma usa. "Una vez que participas te enganchas y se convierte en un reto a la creatividad que te propone todos los años. Es mira a ver qué puedes sacar con cada lema", reconoce al tiempo que asegura volver a participar en la edición del próximo año.
El idilio con la fotografía continuó en el Festivalito de La Palma, continuó como dire. Ahí decidió que "esa nueva dimensión de la fotografía", sería lo suyo. Es esto lo que la lleva al Instituto de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, animada por sus amigos cineastas que veían imprescindible contar con su mirada para sus proyectos. Este año no pudo asistir ni a Visionaria ni al Festivalito.
Yordanova firma de varias maneras en los créditos de las películas que circulan por festivales internacionales y se gestan en circuitos culturales del Archipélago. Sin ir más lejos, Meteoro (2023) del director Víctor Moreno, el Una casa en el pueblo La Hojarasca (2023) de la cineasta Macu Machín, fueron trabajos moldeados por la mirada de Yordanova. Cada uno de ellos irrumpió como título de la sección Canarias Cinema durante la pasada edición del Festival de Cine de Las Palmas de Gran Canaria, obteniendo La Hojarasca el premio Richard Leacock al Mejor largometraje.
Cuesta agendarse una cita con Yordanova, siempre anda en algún rodaje. Pero en las pausas de 15 minutos logra abrirse hueco para explicar en el embrollo que se encuentra ahora. Las grabaciones no entienden de horarios y articulan un lenguaje propio. Colabora como parte del equipo de la nueva ficción policiaca coproducida por RTVE, Portocabo, Nadcon, ZDF y ZDF Studios, la serie Weiss & Morales, una labor que la mantiene estos días enfrascada en rodajes en medio del mar.
Todavía afectada por los vértigos y el mareo propios del desembarco, relata que el rodaje que más la ha marcado es el de Macu Machín. "Al ser una mezcla de ficción y documental, con un equipo reducido, mucha intimidad y compartiendo espacios con las protagonistas, aquello no era un set normal. Llegabas por la mañana y te tomabas el 'cafelito' con la madre y las tías de Macu", relata.
En el límite entre la estética de la vida real y los píxeles, existe Yordanova, a la que ya le es "imposible mirar el mundo sin pensarlo en un encuadre, una composición o la luz".
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