Literatura
Santiago Gil enseña el oficio de la escritura en la Biblioteca Pública del Estado de la capital grancanaria
El curso intensivo del escritor canario, que se desarrolla desde el 19 al 23 de agosto, agota todas las plazas y culmina con éxito
Los participantes realizan ejercicios que consisten en abordar el comienzo de una novela o escribir un relato sobre su primer juguete

Taller intensivo de escritura impartido por Santiago Gil en la Biblioteca Pública del Estado de la capital grancanaria. / Andrés Cruz

El escritor Santiago Gil hace que sus alumnas y alumnos exploren las memorias dormidas de su infancia. En concreto, les invita a trasladarse a cuando tenían ocho años y estaban imbuidos en el devenir de una clase del colegio.
Crayones sucios que la protagonista necesita que estén limpios y ordenados, un padre alcohólico, una hermana obsesionada con estar delgada, caminos a la escuela en alpargatas que no podían ser ensuciadas, niñas que quieren escaparse a la salida de clase del colegio de monjas: los elementos cotidianos se convierten en literatura a través del bolígrafo, las indicaciones de Gil y, por supuesto, el ingenio de los participantes de este curso intensivo de escritura creativa que arrancó el pasado 19 de agosto y que culmina mañana tras cinco jornadas intensivas en la Biblioteca Pública del Estado de la capital grancanaria.

Taller intensivo de escritura impartido por Santiago Gil / Andrés Cruz
Son muchas las decisiones que hay que tomar a la hora de afrontar un texto. El ritmo. La longitud de las frases. Los adjetivos que usar. El narrador, ¿mejor en primera o tercera persona? A nivel formal, las posibilidades que ofrece el lenguaje son prácticamente infinitas. A nivel temático, los límites son los de las propias vivencias -y por supuesto, también la imaginación- de la autora o el autor que se atreve a darle alas a esa «voz extraña» (como la llama la escritora italiana Elena Ferrante en su ensayo En los márgenes) que habita en su interior.
«No hay milagro»
«Yo no creo en la inspiración, creo en el trabajo», defiende Gil durante el descanso de una de las sesiones del taller. «Lo primero que tienes que hacer es dedicarle horas y trabajar mucho. Cada uno aprende a escribir leyendo y escribiendo. No hay más ciencia», añade. El escritor canario, autor de obras como La puerta de una jaula o Mediodía eterno (Premio Internacional de Novela Benito Pérez Galdós 2020), insiste en que «no hay milagro», solo la constancia, el empeño y un acercamiento a la parte técnica de la escritura «que no lastre nunca a la parte creativa».
Las voces del taller
Elena Soulma, una de las asistentes, sonríe cuando se le pregunta por su experiencia durante este curso intensivo. «Es la primera vez que vengo a un curso de escritura creativa que me ha gustado tanto», comenta. «Vengo para aprender lo que todavía no sé pero que intuyo, y para recibir toda la sabiduría de Santiago y su experiencia». Habla con admiración de la forma en que Gil los guía hacia las profundidades de sus emociones. «Sabe perfectamente lo que hace, aunque no lo diga. Te lleva a conectar con esas partes profundas. La literatura es emotiva, y él te emociona a tope. Te llevas lo suficiente como para seguir profundizando».
Para Soulma, que escribe desde su adolescencia, la escritura es un proceso de autoconocimiento, de abrir puertas cerradas que de otra forma no se atrevería a traspasar. «Esto va más allá de un taller, es casi un viaje interior», confiesa.
Por su parte, Alejandro Ruiz, uno de los participantes más jóvenes, cuenta que el de Gil es el primer curso de escritura creativa al que asiste. «Me enteré por una amiga de mi madre que vino el mes pasado y salió muy contenta», cuenta haciendo alusión a cómo llegó a sumarse a esta iniciativa.
Ruiz también recuerda como empezó a escribir, cuando estaba en el colegio, para expresar cómo se sentía cuando tenía algún problema. «Es una forma de coger esas vivencias un poco más negativas y externalizarlas a modo de terapia», reflexiona el estudiante de Física.
«Hay que trabajarlo mucho y, al final, para poder conseguir algo medianamente decente, hay que sentarse un poco todos los días», dice, reflejando las enseñanzas de Gil y admitiendo que la constancia es lo que más le cuesta conseguir.
Además del enriquecimiento mutuo que se produce entre los compañeros y compañeras del curso cuando leen en voz alta sus textos, Ruiz también destaca que los ejercicios que propone Gil le ofrecen ese empujón que a veces le falta para sentarse a escribir. Su favorito fue el primero de todos: escribir un relato de cinco líneas sobre el primer juguete que recordaban de su vida que le hizo volver a esos días de infancia, a ese peluche olvidado. Un ejercicio a priori simple pero que permite recordar que, a veces, las historias más pequeñas esconden las emociones más grandes y universales que igualan a los seres humanos en su sentir y en su vulnerabilidad.
«Nosotros hacemos nuestros libros que leemos, pero nadie te va a contar tu sueño, tu vivencia, tus amores, tus recuerdos, tus miedos. Solamente tú. ¿Pasa algo porque no escribas? No pasa absolutamente nada. Pero es una pena que pudiendo escribir, no lo hagas», reflexiona Gil, aludiendo una vez más a la capacidad que tiene la escritura para sacar de dentro lo que incluso uno mismo desconoce.
Mientras las infancias se entremezclan en la planta baja de la biblioteca, Gil ofrece para terminar, un consejo final, la frase que el escritor chileno Roberto Bolaño le dijo cuando estaba a punto de morir al narrador argentino Andrés Neuman: «Haz lo que quieras, pero no olvides escribir siempre con el furor de los moribundos».
- Niño Becerra enciende las alarmas: “En verano podemos llegar a una situación Covid de paralización de la economía mundial”
- Cinco encapuchados asaltan con armas blancas una joyería en el centro comercial El Mirador
- El miedo es bárbaro': los vecinos de Sanz Orrio en La Isleta temen por sus edificios
- Hallan el cuerpo del desaparecido Juan Francisco Sánchez en la costa de Guía
- Primeros cierres de carreteras por el Rally Islas Canarias entre mañana viernes y el lunes
- La madre del menor que se precipitó desde un edificio en Las Palmas de Gran Canaria asegura que el niño sufría bullying
- Cuando los ingleses conspiraron para conquistar Gran Canaria durante la Segunda Guerra Mundial
- Máscaras de ‘V de Vendetta’, mazas y cuchillos: así fue el atraco planificado y en diez minutos de la joyería de El Mirador