Cine

'Ava', la prostitución de jóvenes dóciles

La realizadora Mabel Lozano presenta en el Museo Elder su último corto ‘Ava’, ganador del Goya 2024

La escritora y realizadora Mabel Lozano tras recibir el Goya por su cortometraje ‘Ava’.

La escritora y realizadora Mabel Lozano tras recibir el Goya por su cortometraje ‘Ava’. / LP / DLP

Mabel Lozano acudirá el próximo 12 de septiembre al Museo Elder, para presentar su último corto documental ‘Ava’ sobre una joven con discapacidad intelectual captada por la prostitución.

«Yo no hablo de mujeres prostitutas, sino de mujeres prostituidas», matiza la escritora, directora y actriz, Mabel Lozano, que ha trabajado intensamente en la concienciación sobre la trata de personas, especialmente de mujeres y niñas con fines de explotación sexual.

«Puede haber prostitución voluntaria, pero la mayoría de las mujeres en España son migrantes que buscan una oportunidad», añade a continuación. Con motivo del Día Internacional contra la Trata de Personas, Mabel Lozano mantendrá un diálogo con aquellos que el próximo 12 de septiembre, a las 21.00 horas, acudan al Museo Elder de Las Palmas de Gran Canaria, donde presentará oficialmente en las Islas su cortometraje documental Ava, ganador de un Goya 2024, y un capítulo de la película Pornoexplotación, basada en su libro de mismo título.

Ava tiene la singularidad de abordar el caso de niñas con discapacidad intelectual captadas para la prostitución. «Menores captadas a través de la inteligencia artificial en la frontera digital», señala la autora, «con todo el problema de la pornoexplotación». Un tema del que nunca se ha hablado, pero que tienen la característica de que se trata de mujeres «fáciles de captar, muy dóciles para explotar, chicas que estaban siendo drogada todos los días, y había hombres que pagaban por ellas», asegura.

Lozano recuerda que el que los jóvenes vean pornografía desde los nueve años es un incentivador de la prostitución. «Por qué un chaval de 12 años quiere violar a una chica, porque lo ha visto en la pornografía, y la fechoría no acaba hasta que lo comparte en las redes sociales», añade. La realizadora toledana recuerda que en países de Latinoamérica principalmente estas mujeres oyen desde pequeña que, ‘si no tienes otras opciones, siempre puedes ser puta’.

Voluntad Viciada

 «Es una voluntariedad viciada. No hay otras opciones. Y la prostitución está pensada para la explotación totalmente. Existe la no voluntariedad, el no deseo, simplemente hay poder por parte de los hombres, te he comprado y voy a hacer lo que yo quiera». Lozano subraya que ha hablado con miles de mujeres y muchas levantan la voz en contra de la abolición porque no saben a donde ir. «Hay que hacer leyes que las doten de alternativa, que las ayuden a la reinserción. Si hacemos leyes abolicionistas sin suficiente dotación económica las condenamos directamente y en Francia ha pasado eso», asegura. «No queremos meter a ciento y pico mil mujeres en exclusión social. Pero que aprendan oficios, de costurera o fontanería, como cualquier persona. Porque son mujeres que no tienen herramientas y no saben qué hacer con sus vidas. Y si observamos lo que ha ocurrido en los países abolicionistas no se dan de alta en la seguridad social, porque es un sistema pensado en explotarte, no dan los números».

Y luego está el síndrome de indefensión aprendida. «Estas mujeres ya han aprendido esa sumisión y eso es lo que hay. En los puticlubs se las obliga a consumir drogas que las atrapan. Y los clientes las demandan porque para ellos es la experiencia de sus vidas, sexo y droga, pura dopamina, todo adictivo». 

Para la autora la pornografía es trata y prostitución. «Desde 2010 más de 200 manadas han sido judicializadas. Y las últimas son niños de doce o trece años que lo han visto en internet». Lozano no tiene reparos en opinar sobre los libros de Carmen Meneses y Alfredo Urdaci en los que se ofrece una mirada amable y más cotidiana de este mundo. «Yo no digo que no haya mujeres que lo hagan porque quieren, pero no estamos hablando de una mujer libre, mayor de edad, que no tiene proxeneta,  sino de que la mayoría de las prostitutas son migrantes sin papeles, cada vez más jóvenes, con hijos menores. Pero, ¿de verdad a estos señores le gustaría que su hija fuese prostituta?», aclara. Yo llevo 20 años trabajando en Colombia, Bolivia, en los países de recepción, y aquí, y todavía no me he encontrado a ninguna mujer que esté encantada de conocerse de ser prostituta, me he encontrado todo lo contrario. Y ahora hay muchas colombianas porque en ese país hay una mafia nueva venezolana que ha traído a unas jovencitas que han desplazado a las mujeres que están viniendo a nuestro país. Pero, además, fíjate cómo es el sistema de explotación tan perverso que quieren regresar».

Por otro lado, «¿a quién le gusta estar quince horas sobre sus tacones, que la violen por todos los agujeros y que la insulten», reflexiona. «Esto se está blanqueando e idealizando mucho, y no sé hasta qué punto esas dos personas han estado en rotondas o calles hablando con ellas. Podemos pensar que esto es como Pretty woman, donde un hombre fantástico te lleva en su jet privado a Nueva York, pero en realidad es frío, calor, violencia, proxenetas que te dicen lo que tienes que hacer, y jóvenes que les piden que les hagan cualquier cosa. Sabemos que el ser humano es resiliente, y si tienes que dar de comer a tus hijos, caerías en la prostitución». 

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