Ibértigo llega a la Casa Colón

Como viene siendo habitual durante el mes de octubre, Las Palmas de Gran Canaria acogerá la celebración de la 22ª edición de Ibértigo — Muestra de cine iberoamericano entre el 17 y el 25 de octubre en la Casa de Colón con una esmerada selección del mejor cine iberoamericano de los últimos años.

Pero previamente, Ibértigo 2024 celebra su Prólogo el lunes 7 de octubre con la visita de Daniel Tornero, que acude a presentar su debut en el largometraje: Saturno (2024), estremecedor relato en primera persona en el que se enfrenta a las memorias de su abuelo, condenado por abuso de menores, y con el que obtuvo el Premio del Público, sección de Documental, en el Festival de Málaga. Un impactante ejercicio de reflexión, que aborda las secuelas que sufre una familia tras descubrirse que su figura paterna es un pederasta, que no dejará indiferente a nadie.

Tras iniciarse como actor teatral en su adolescencia, Daniel Tornero (Alicante, 1989) se tituló en Dirección Cinematográfica en el Centro de Estudios Ciudad de la Luz. Desde entonces, ha trabajado principalmente como ayudante de dirección en múltiples proyectos audiovisuales, entre los que destacan el largometraje El que sabem (Jordi Núñez, 2021) y los cortos La última víctima (Ángel Gómez Hernández, 2011), María (Alberto Pernet, 2014), Minotauro (Gregorio Arroyo Sebastián, 2016) y El chico del tren (Diego Sabanés, 2020), además de la serie televisiva 30 monedas, de Alex de La Iglesia, con quien volvería a colaborar en El cuarto pasajero (2022).

De forma paralela, ha dirigido publicidad y cortos documentales para entidades sociales, además de escribir el guion de Hasta que me muera, largometraje de ficción seleccionado por la SGAE para su taller de desarrollo de guion para películas de thriller y drama. Desde septiembre de 2023, participa en el programa de pedagogía del cine ‘Cinema en curs’, promovido por el Institut Valencià de Cultura para introducir la creación cinematográfica en la agenda formativa de escuelas e institutos públicos de la Comunitat Valenciana.

Su obra personal arranca en 2013 con el corto en clave de comedia negra Malas hierbas (2013), al que seguiría La chaqueta de botones (2016). Dos años después, la inculpación de su abuelo por distintos delitos relacionados con la pederastia supuso el germen del que nacería Saturno (2024). Un proyecto documental enriquecido por su paso por el programa de Residencias de la Academia de Cine, que acabaría derivando en un ejercicio de introspección y catarsis colectiva para el propio cineasta y sus seres queridos.

“El proyecto tiene un efecto sobre la familia; también hay un eco de la película en la familia. Y creo que este caos en el que la película afecta a los personajes, de la misma manera que se ve afectada por los personajes, también es interesante precisamente para esto. Para traer sobre la mesa cuestiones emocionales, pero también cuestiones como ésta, como el hablar de cosas que no se deben silenciar”

En la presentación de la película, y en el coloquio posterior a la proyección, Daniel estará acompañado, en el marco de los Encuentros con el sector audiovisual canario, del cineasta tinerfeño Juan Alfredo Amil.

EL ENCUENTRO TENDRÁ LUGAR EN EL CICCA, FUNDACIÓN LA CAJA DE CANARIAS, A LAS 18.30 HORAS. Entrada gratuita en Tomaticket o en la taquilla del CICCA.

Ficha técnica:

SATURNO. España, 2024, 96 min.

Director: Daniel Tornero. Guion: Daniel Tornero. Fotografía: Carlos Guijarro. Montaje: Nila Nuñez, Meritxell Colell.

Intervinientes: Purificación Almagro, José Alberto Tornero, Noelia Tornero, María Vicenta López, Ainhoa Tornero, Jesús Tornero, Pablo Hitos, Javier Hitos, Joaquín Tornero.

Sinopsis: En 2018, el abuelo paterno de Daniel Tornero fue detenido por abuso de menores e intento de secuestro de una niña de 8 años. Repudiado por los suyos, el anciano disfruta de sus últimos días en libertad en una pequeña población rural de la Comunitat Valenciana en espera de una apelación que evite su entrada en la cárcel para cumplir una pena de 12 años. Entretanto, Daniel y su familia se refugian por última vez en su casa de campo durante el verano, en un intento por afrontar juntos las consecuencias emocionales de haber crecido bajo esta figura paterna mientras se afanan en vaciar el inmueble para ponerlo a la venta.

Armado únicamente con las herramientas de su oficio, Tornero se sumerge en primera persona en el medio documental para diseccionar el trauma infligido a sí mismo y a su propia familia por los actos atroces de un patriarca ausente. La película se despliega entonces, no ya —o no sólo— como testimonio urgente de la confusión, el rencor y la culpa que sacuden los cimientos de una unidad familiar en ruinas, sino como posible mecanismo de sanación. El único que quizá pueda permitirles asumir lo ocurrido y enfrentarse en lo sucesivo a la memoria de ese Saturno desterrado, cuya sombra aún recorre los campos cercanos y las estancias en penumbra de la casona que finalmente abandonarán para no ser devorados por su recuerdo.