El rapero Lasser muda la piel lo-fi con el músico grancanario Amber Window

Los pasajes sonoros del colectivo Fanso se leen mejor de atrás hacia adelante. Al rebobinar la cinta de casete con un bic, se cruzan paisajes ácidos y las selvas imaginarias representados por la dupla de Cráneo y Lasser en los capítulos de su discografía: Acid House (2015), álbum de nostalgia y sueños líquidos, o Música para lagartos (2018), diseñada para un planeta más cálido y lento, las bases del slow life.

Pero a todo reptil acaba por mudar la piel. Lasser, mitad de este dúo que durante una década redibujó los contornos del hip-hop alternativo en español, ahora avanza en solitario.

En esta incipiente etapa, Lasser, capitán del lo-fi en España y "patrocinador de los fumes después de cenar", cofirma su primer directo en Gran Canaria junto a su nueva alianza creativa, el músico canario Amber Window. Primer trabajo en directo de esta nueva dupla sonora gestada en los estudios de Madrid, que plantaron la semilla de un nuevo sonido jazzístico en Zoom (2023).

El próximo sábado 30 de noviembre, ambos debutan en la Sala Insular de Teatro (SIT) como parte del evento de músicas alternativas Fibra Sonora. Lasser y Amber Window comparten cartel con las artistas canarias Kharma & Spinnheli, dos voces del hip hop que han trabajado con músicos como Cruz Cafuné, Easy-S, Sara Socas, Kabasaki, La Sra. Tomasa, Paula Cendejas, Daniela Garsal, J Moods o Villano Antillano.

Amber Window es un músico canario resultado de la cosecha reciente del soul contemporáneo en Gran Canaria. Su estilo fusiona la esencia del jazz y neosoul con matices electrónicos, resultado de un sonido fresco que se amolda al estilo de Lasser como un quid pro quo. "Todo lo que yo tengo que aprender de música me lo enseña él. Todo lo que yo sé de rap o corrientes más actuales se las muestro yo. Él es un poco más mayor que yo", reconoce.

"Me debería hacer un tour por las islas. Amber es canario y me dice que tenemos que quedarnos aquí, hacer vídeos... Sería increíble", sigue contando. Nada más lejos de la realidad: en su paso por Gran Canaria, Lasser aprovechará para grabar un vídeo "de estética tropical".

Amber Window, con su trayectoria sólida en la música soul y larga experiencia en estudios, asume el rol de consejero de Lasser y le guía por nuevos rincones. "Amber está siendo un tipo muy importante, la verdad. Sobre todo en el tema de la seguridad y la clarividencia a la hora de hacer cosas", expresa.

Carreras por separado

El binomio de los raperos Cráneo y Lasser surgió en los parques de Madrid sur, la Biblia de papelillos Smoking y las producciones de beatmakers como Made in M, Juan Rios, Bluekid, amparada más tarde en el sello de Guayaba Records. Y bajo el lema del slow life, el barrio comenzó a sonar a un lo-fi psicodélico de trippies, con filtros de voz retro y letras sencillas pensadas para ser la banda sonora de fumarse un yoe.

Así nació Acid House (2015), hace casi una década. Varios viajes de tour, idas y venidas de Latinoamérica le valieron a los músicos la ampliación de una jerga conjugada a base de americanismos. El viraje se orientó también los ritmos tropicales, como en los álbumes transitorios de La Isla (2017) y Música para lagartos (2018). Fanso, nombre artístico que se inspira en un juguete de Los Simpsons que parodia a un Furby, supuso dar un golpe en la mesa en contra de los códigos asociados al hip-hop.

Sobre cómo ha madurado esa primera incursión de Acid House (2015), Lasser reconoce: "Creo que, pensando en el momento que en 2015 aparecen unos chavales de 20 años, con ese pedazo de vídeo tan largo, con ese sonido tan raro, porque eso no había llegado aún a España, las cajas súper duras, súper fuertes, todo como súper sucio, las voces también reventadísimas, la estética... Yo creo que fue algo ciertamente novedoso para estar hecho por unos chavales de 20 años".

Aunque en la actualidad le "aburra el lo-fi comercial de YouTube que puede hacer cualquiera desde casa", Lasser mantiene el ADN de Fanso. Echado como siempre, sosteniendo una partida de cartas Magic con la misma calma con la que juega entre los márgenes del laziness y el coolness. Rodeado de colegas, en un sofá que parece un trono y el eco de risas que rebota en el aire, construye su propio universo. Entre manos, no solo lleva la partida: también está redefiniendo las reglas, jugando a ser Lasser, pero con cada vez más fuerza propia.