Entrevista | Carlos Hipólito Actor

Carlos Hipólito, voz de Carlitos en 'Cuéntame cómo pasó': "Somos una especie depredadora y prepotente"

"¿Por qué alguien decidió hace siglos que 'ser burro' era 'ser tonto'? Probablemente, la persona que lo hizo era un estúpido total", expresa el actor

El actor Carlos Hipólito

El actor Carlos Hipólito / David Ruiz

Las Palmas de Gran Canaria

Conocido por ser el narrador de Carlitos en Cuéntame cómo pasó o su papel como Leopoldo Ferreiro en la serie Vis a vis, Carlos Hipólito es un enamorado de Canarias y este viernes 5 de diciembre tendrá el placer de debutar en el Teatro Pérez Galdós con su obra Burro.

¡Carlos Hipólito! Deberían de darle el carné de residente.

[Risas] Es que estoy casado con la actriz Mapi Sagaseta y vamos mucho a Las Palmas de Gran Canaria por motivos familiares, pero últimamente he tenido la suerte de ir también a trabajar. Esta vez me hace mucha ilusión porque nunca he actuado en el Teatro Pérez Galdós.

Como protagonista del montaje Burro, ¿conoce usted a la burrita de Tejeda?

¡Sí, claro!

¿Y bautizará a la nueva sucesora tejedense? Como ya hizo hace apenas unos días en Rute (Córdoba).

No, pero me hubiera encantado. La verdad es que cuando me llamaron de la Asociación de Defensa del Borrico (Adebo), coincidiendo con mi actuación, me acerqué y apadriné a una burrita que había nacido hace poco. Me hizo una ilusión enorme ser distinguido así. La razón por la que lo hacían era porque con Burro yo había contribuido, digamos, a la buena imagen de los burros [risas]. Comprobé, una vez más, que son unos animales maravillosos, cariñosos y muy listos, además.

¿Los asnos están injustamente asociados a calificativos negativos?

¿Por qué alguien decidió hace siglos que "ser burro" era "ser tonto"? Probablemente, la persona que lo hizo era un estúpido total.

¿Sabe de "la panza de burro" o del "arrimar el burro al guayabero"?

Sí, sí, sí... [se desinfla]. En Canarias se usa mucho, pero en la Península también las empleamos. En el lenguaje cotidiano tenemos la palabra "burro" y sus derivados muy metidos. "Me aburro", "qué burro", "vaya burrada acabas de decir"... En general es verdad que se asocia a algo negativo. Una pena. Habría que pedirle a la RAE cambiar ese tipo de acepción.

La obra de teatro 'Burro'

La obra de teatro 'Burro' / David Ruiz

¿Qué tiene que ver la literatura clásica con los burros?

Muchísimo. Fíjate, Álvaro Tato, nuestro autor maravilloso que es un gran dramaturgo y un extraordinario poeta, se puso a investigar y encontró muchísimos textos de la literatura clásica universal en los que los burros son los protagonistas. Desde los griegos, romanos, cuentos, leyendas, fábulas... Por supuesto, desde el Rucio de Sancho Panza hasta el Platero y yo de Juan Ramón Jiménez, pasando por escritos extraordinarios de la Edad Media... Todos esos fragmentos le han servido para meterlos en algún momento de la función, al hilo de la historia que cuenta nuestro burro protagonista. La verdad es que es increíble la vinculación de la figura del burro con la literatura.

¿Hay algún siglo en el que usted se sienta especialmente "asno"?

Hombre, es inevitable que me sienta cercano, como le pasa al 90% de los espectadores que vienen a ver la obra, con el Platero y yo de Juan Ramón Jiménez del siglo XX. Hasta qué punto hemos dado nosotros un maltrato a los burros, que son animales que nos han acompañado durante siglos, pero a los que nunca hemos considerado animales de compañía. Los burros han estado a nuestro lado y los hemos usado como herramienta. Han sido la clase obrera de los animales. Al ser fuertes, cargaban con troncos y piedras. Y cuando el mundo se mecanizó, los olvidamos y en muchos casos los llevamos al matadero.

Pero no solo el maltrato es físico.

También se ha dado en la literatura. Hasta el siglo XX y el Platero de Juan Ramón Jiménez, ningún burro de esas miles de historias tiene nombre. Siempre ha sido "el burro". Rucio no es un nombre, es un color.

¿Y de las palomas no dice nada?

Estoy más familiarizado con los burros [risas].

Entonces, ¿qué piensa un pollino de los humanos? Más allá de eso de que "son monos sin pelo".

"Son unos monos raros", como dice el burro que hago yo. Piensan que estamos muy equivocados y no entienden por qué les maltratamos. Nuestro burro es un pobre que está atado solo a una estaca y asustado se pone a hablar con su sombra. Al contarle la historia de su vida, descubrimos que es un burro que tiene 6.000 años y lleva en el planeta desde siempre, es decir, conoce bien a los seres humanos. Creo que la imagen que nos da este burro es que somos una especie muy depredadora y prepotente que se cree dueña del planeta, por como tratamos a otras especies que nos acompañan.

En los desastres naturales los grandes olvidados siempre son los animales.

Exacto. El burro escucha las campanas de advertencia y dice "Humanos, sálvenme". Al darse cuenta de que nadie vendrá le dice a su sombra: "Primero salvarán sus vidas, luego sus casas, luego sus cosas, y por último, a nosotros, si es que nos recuerdan.

¿Es todo tan triste?

Tiene sus momentos divertidos. Este burro que cuenta esta historia es un asno muy simpático, e inteligente porque conoce toda la literatura escrita sobre los equinos. El texto permite todo tipo de emociones.

Coincide este y su anterior trabajo interpretativo, Oceanía, obra póstuma de Gerardo Vera, en que ambos exploran el monólogo. ¿Qué le atrae de este formato?

En ambos casos se trató de textos hermosísimos. Hasta Oceanía nunca había hecho monólogos y ahí le cogí el gusto por una razón: la relación con el público es enorme. Al estar solo tú eres el dueño de los silencios, que es una cosa que siempre me ha obsesionado sobre los escenarios. No solamente en lo que se dice y cómo se dice, sino en los silencios que pueden ser elocuentes. Oceanía y Burro son textos que me atraparon desde que los leí.

Pero en Burro no está solo sobre el escenario.

Me acompañan tres músicos maravillosos: Fran García, Iballa Rodríguez y Manuel Lavandera (guitarra). Los dos primeros son actores que intervienen en escena, con lo cual estoy acompañado. El hilo narrativo lo lleva fundamentalmente el burro protagonista. Lo que al hilo de la historia acaban apareciendo múltiples personajes y yo acabo interpretando 14 roles distintos con gestos y cambios de voz.

¿En cuatro décadas de carrera interpretativa nunca había ejecutado monólogos?

Te van tocando cosas y yo he tenido suerte de interpretar buenísimos personajes en obras de muchísima personalidad y con muchos autores. Sobre todo con grandes equipos en los que he podido aprender mucho de directores y actores. La verdad es que no se me habían presentado monólogos como tampoco se me habían presentado los musicales, un género que a mí me encanta y para el que me preparé cuando era joven. Los musicales me llegaron tarde y los monólogos todavía más, pero todo ha llegado.

¿Se le escucha cantar o rebuznar?

Sí, canto. Burro es muy disfrutón.

¿Se visualiza muchos años más sobre las tablas?

Llevamos un año con Burro y en marzo estrenaré una nueva obra de Juan Carlos Rubio y Yolanda García Serrano que se llama Música para Hitler, donde interpretaré a Pau Casals, el famoso violonchelista. Lo más divertido de este oficio es poder interpretar múltiples personalidades.

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