Yapci Ramos y el acto de parirse a una misma
La artista canaria Yapci Ramos participa en la 15º Bienal de La Habana, en Cuba, que celebra su 40º aniversario, con el proyecto expositivo ‘Parto de mí’
Después de desmontar las cargas del ideario social normativo sobre la maternidad en su proyecto creativo Parto, la artista Yapci Ramos (La Laguna, 1977) abre el plano para registrar otros contextos, otras culturas, otras prácticas de «maternar» no hegemónicas y enraizadas en formas ancestrales de crianza bajo el título Parto de mí, porque el viaje siempre regresa al propio espejo.
Parto, concebido como una experiencia inmersiva que entrevera el deseo sexual, el deseo de ser madre y el deseo de ser libre, explora nuevas posibilidades a través de un juego artístico en que la propia artista «alumbra» a los 14.206 espectadores que atravesaron su pieza instalativa en el centro de arte Santa Mònica de Barcelona en el primer semestre de 2024.
En el umbral del nuevo 2025, Parto de mí va un paso más allá para ahondar en «el misterio de la procreación» y «cuestionar la capacidad de gestar en la sociedad contemporánea como fenómeno tanto personal como colectivo», cuya formalización se basa en la metáfora de «parirse a sí misma» como paroxismo del individualismo en las sociedades contemporáneas neoliberales, donde Ramos vuelve a poner el cuerpo como espacio de investigación y expresión discursiva.
Parto de mí vivió su puesta de largo el pasado noviembre en el marco de la 15º edición de la prestigiosa Bienal de La Habana, en Cuba, que el pasado 2024 conmemoraba su 40º aniversario bajo el epígrafe Horizontes compartidos. El proyecto de Ramos, propuesto por José Manuel Noceda Fernández con el apoyo de Nelson Ramírez de Arellano, curador y director de la muestra cubana, respectivamente, se exhibe a título individual en el Museo Nacional de Bellas Artes, en el corazón de La Habana, hasta el próximo 28 de febrero. Se trata de la segunda travesía artística de Ramos en esta orilla isleña del Atlántico, aunque sí supone su debut en la bienal internacional.
Precisamente, la noción de viaje fundamenta el proceso creativo de Parto de mí, que la artista pergeñó a partir de dos coordenadas vitales, dos tiempos creativos, como si lo atravesara un cordón umbilical que hizo posible el (auto)nacimiento. En concreto, la semilla de Parto de mí se retrotrae al año 2017, a una comunidad nativa de Zimbabue situada a las afueras de Harare, donde Ramos trabó contacto con otras formas y rituales de vivir la maternidad en colectividad.
El viaje a Zimbabue
«¿Por qué el viaje a Zimbaue me interpela tanto, que la llama de ser madre conduce mis actos durante los años siguientes?», reflexiona la artista, quien señala que «esa experiencia me llevó a interrogar los paradigmas del binomio individuo-comunidad y otras formas tradicionales de crianza».
«Esa experiencia me llevó a interrogar los paradigmas del binomio individuo-comunidad», indica la artista
Así, Ramos traza una línea temporal de gestación y alumbramiento marcada por el deseo y cuestionamiento de la maternidad a lo largo de siete años en el contexto de sociedades contemporáneas diversas, que conforma a su vez un reflejo de su proceso artístico y vital más visceral e introspectivol.
«Engendrar esta idea en Zimbabue, a través de una experiencia compartida con mujeres cuyo centro es la maternidad, y parir en La Habana como cierre desde una crítica social a la maternidad en sociedades individualistas, ha sido simbólicamente una pasada», manifiesta la artista.
En cuanto al montaje de la muestra, el recorrido presenta como antesala el vídeo-diario Desde Harare a Parto de mí, conformado por imágenes de sus vivencias en la comunidad africana y sensaciones narradas en off, que abre el camino a una serie de imágenes en gran formato protagonizadas por la artista «pariéndose» a través de una puesta en escena performática que se inspira en la intersección de diversas tradiciones e imaginerías en torno a la procreación y la maternidad.
«Una vez más, el cuerpo es el laboratorio donde canalizo todos mis interrogantes, que en este caso brotan del conflicto en torno al concepto de la maternidad en las sociedades contemporáneas, donde lo que hago es llevarlo al extremo, casi al narcicismo, pariéndome a mí misma, desde una crítica al individualismo», explica Ramos. «Por tanto, las fotografías no solo me muestran pariendo una cabeza, que es mi propia cabeza en 3D, sino también el acto del parto visto desde otro lugar, desde dónde estamos acostumbrados a ver la maternidad».
El territorio, la identidad y la sexualidad, con el protagonismo del color rojo, vuelven a marcar los puntos cardinales de su campo de experimentación, donde, una vez más, Ramos vuelve a renacer(se) alumbrando nuevos horizontes. También lo hizo en la obra In transition, que inauguró durante los meses entre Parto y Parto de mí en el Instituto Cervantes de Nueva York, que simboliza la metamorfosis y sus estadios transitorios hasta el resurgir de las cenizas, representadas con material volcánico de la isla de La Palma. Una vez más, parirse a una misma y volver a nacer como el ritual más verdadero e íntimo del arte.
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