Literatura
Felipe García Landín, escritor: «Ventura Doreste es un poeta que escribe no para estar, sino para ser»
El autor y profesor presenta la antología 'Poemas de andar y ver' del poeta canario Ventura Doreste
El libro reivindica la faceta poética de un intelectual que es más recordado por su labor como ensayista o crítico literario

Felipe García junto a Javier Doreste y Oswaldo Guerra. / Juan Carlos Castro
¿Por qué y cuándo decidió editar esta antología de Ventura Doreste? ¿Cómo ha sido el proceso?
Fue a través de una invitación a raíz de un número especial que dedicó la revista de la Academia Canaria de la Lengua a esa generación de posguerra, de intelectuales, escritores y editores que surgieron a partir de los años 40 y 50. El profesor Oswaldo Guerra me invitó a que escogiera un tema. A mí me pareció interesante escoger a Ventura Doreste porque era el gran olvidado de aquella Antología Cercada, que es mítica. Esta antología se adelantó a todo eso que se llamó luego, erróneamente, poesía social en España, con Gabriel Celaya y otros. En Canarias nos habíamos adelantado, como había reconocido el propio Vicente Aleixandre. Aquí participaron Agustín Millares, José María Millares Sall, Pedro Lezcano y Ventura. Ventura fue el que propuso esa antología que se produce en los años 40. Es una poesía que se llama cercada porque está cercada por el momento que se vive en España, de aislamiento y de represión. La brutal represión que se sucedía en la dictadura. Y Ventura Doreste es un poeta que incentiva a todos estos a que escriban, los edita, contribuye a ello y, al final, él se queda en el aire. Lo ven como intelectual y se olvidan de que también fue un poeta elogiado por todos los demás. Por Agustín Millares, por ejemplo.
¿Por qué la poesía social fue llamada así «erróneamente»?
Yo creo que la poesía verdadera que se hace en España es algo más que poesía social. Es una poesía de compromiso con el hombre, con las personas. Es verdad que recoge los conflictos y denuncia la falta de libertad, pero es una poesía más honda, más profunda, más humana. En ese sentido, a veces, lo social nos impide hablar de esa visión existencial o vitalista que tienen estos poetas. Desde el propio Ventura Doreste.
¿Cómo definiría al 'yo poético' de Doreste?
Ventura Doresta escribió muy poco. Era muy exigente consigo mismo y, de hecho, destruyó mucho. Es un poeta que escribe no para estar, sino para ser. Es un poeta profundo que trabaja mucho el verso. Y es un poeta que reflexiona sobre la existencia en una búsqueda de una armonía existencial, en una búsqueda de la libertad, donde la amistad y el amor son el centro de sus decisiones.
¿Qué es lo que más le ha sorprendido durante la lectura de sus poemas?
Me gustan todos, es una obra muy breve. Pero, si algo destacaría, son dos cuestiones. Una, que es capaz de trascender la propia realidad en la que vive, le da un sentido universal a todo lo que plantea, como el tema de la paz, tan de actualidad hoy en día en los tiempos que soplan. Y luego, esa mirada que tiene hacia adentro defendiendo el valor de la palabra, me parece que marca un poco la distancia con respecto a los otros poetas de su generación.
¿Qué cree que impulsó a Doreste a escribir poesía? ¿Qué le daba la poesía que no le daba el ensayo?
Era un hombre dedicado al ensayo. Era un intelectual atípico. Hoy diríamos que era un activista cultural, probablemente sería la expresión que usaríamos. La poesía le apasionaba, creía en ella. Pero apostó más por el ensayo, por la crítica literaria, dónde destacó con una muy buena prosa. La poesía la fue relegando, la fue dejando en la intimidad, pero nunca renunció a ella. De hecho, pocos años antes de morir, hace una revisión y edita un libro que se llama Veintiún poemas. Selecciona de todo lo que había escrito solo 21 poemas. Solo por este volumen ya merece estar en la historia de la literatura, de las Islas al menos.
¿Cree que su figura tiene el reconocimiento que merece?
Sí, fue reconocido con el Premio Canarias de Literatura [1986] pocos meses antes de fallecer. Estaba ya encamado, hospitalizado, pero se le reconoció toda su trayectoria. Alguna calle en la ciudad de Las Palmas lleva su nombre…, pero es verdad que es uno de los olvidados. En 2021 se cumplieron los 100 años de su nacimiento y pasó desapercibido para instituciones como el Cabildo de Gran Canaria. Él había dado mucho a la Casa de Colón, dónde estuvo trabajando… También se le deben las primeras ediciones del Cabildo Insular. El propio Museo Canario, dónde participó con múltiples artículos, dónde propagó su revista, tampoco se acordó. Incluso en la Universidad de La Laguna, dónde terminó como profesor, también pasó desapercibido. No pasa nada porque son muchos los centenarios. Pero es curioso. Es significativo que alguien que había contribuido a dar relieve a alguna de estas instituciones, luego no haya habido tiempo para la reflexión y para reconocerle su trayectoria.
¿Qué más destacaría usted de su figura?
También hay que recalcar que, como conservador de la casa de Colón, en los años 60, dejó, más allá de su faceta de poeta, la creación del Centro de Investigación Americanista. Divulgó en aquellos momentos la obra de Fernando González, que no estaba de moda, y la de Agustín Espinosa, Pedro Perdomo y de otros muchos autores. Esto marcó una dirección importante. Y como poeta, en el año 1954, él hizo la primera edición en la que, por primera vez, se tradujeron en España -se había hecho en México antes- seis poemas de la poeta Emily Dickinson. Descubrió a toda una generación una poeta que hoy en día se reconoce como importantísima. Por otro lado, con respecto a Alonso Quesada, también fue un adelantado, ya que en los años 60, Ventura Doreste ya elogió la prosa de este autor en la revista del Museo Canario.
Con respecto al contexto en el que vivió, ¿hasta qué punto cree que le influyó la censura en su poesía o en sus ensayos?
Es un tema de sobrevivir y sortear. Ventura Doreste estaba por encima. Era un hombre resistente frente a la dictadura y, a través de sus escritos y sus estudios, podía superar esta realidad. Estaba muy bien conectado con otros intelectuales, tanto en Europa como en América, con los que se escribía, y eso le permitía tener una visión del mundo muy amplia, más allá de la Isla. Algo que le preocupaba, a diferencia del resto de poetas de su generación en Canarias, era el tema de España. Sufría por la realidad de España y eso lo traslada a sus poemas. No solo por la realidad de España, sino que a aquello que ocurre en las Islas siempre le da un sentido universal. Yo me quedaría con eso.
- Hacienda multa con 150.000 euros por sacar dinero del banco
- Niño Becerra tiene claro cuándo bajará el precio de la vivienda en venta: 'Tiene una trampa
- Una cucharada de Nivea y limón: el truco que ya pone en marcha media España
- Las 1.000 croquetas del Flamboyán
- Un kamikaze circula 12 kilómetros en dirección contraria en la GC-1
- Detenido el dueño de un gimnasio en el puerto de Las Palmas de Gran Canaria por tráfico de droga
- Este es el número de días máximo que puedes estar de baja antes de que la Seguridad Social tome una decisión
- ¿Cuál es el restaurante más exclusivo de Canarias?