Blanca Portillo es José Antonio Primo de Rivera y Willy Toledo encarna a Alfonso XIII: el nuevo estreno de este fin de semana en el Teatro Cuyás

La propuesta de Andrés Lima presenta una producción de gran formato que ahonda en el golpe de Estado del 18 de julio de 1936: "Somos lo que somos por lo que hemos vivido en la historia"

Imagen de la obra teatral '1936', de Andrés Lima

Imagen de la obra teatral '1936', de Andrés Lima / Bárbara Sánchez Palomero. ECA

Las Palmas de Gran Canaria

Allá por donde va, Blanca Portillo repite como un mantra que "nunca ha creído en el borrón y cuenta nueva". Sostiene que la historia de España no puede enterrarse, sino comprenderse. Esa firme convicción dota de sentido a su interpretación del general José Antonio Primo de Rivera, un personaje que forma parte de la nueva sacudida teatral del director Andrés Lima, que se estrena este viernes 14 de febrero en el Teatro Cuyás.

De izqda a dcha, Blanca Portillo, Natalia Hernández y Guillermo Toledo, en el Teatro Cuyás

De izqda a dcha, Blanca Portillo, Natalia Hernández y Guillermo Toledo, en el Teatro Cuyás / lp/dlp

1936 es la referencia escénica en la que el dramaturgo aborda el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, la Guerra Civil y el posterior oscurantismo de la dictadura de Francisco Franco a partir de un proceso de investigación llevado a cabo por el equipo responsable del díptico teatral Shock I y II. A esta propuesta histórica, a la que el elenco se refiere como el "shock español", recoge de manera documental los hechos que derivaron en el alzamiento del bando nacional.

Elenco

En el reparto figuran Alba Flores, encarnando a la luchadora social Dolores la 'Pasionaria', Antonio Durán 'Morris', Natalia Hernández, María Morales en el rol de último presidente de la II República española, Paco Ochoa, Guillermo Toledo en el rol Alfonso XIII, Juan Vinuesa como Francisco Franco y la ya mencionada Blanca Portillo en su papel de dictador. Un reclamo que surte efecto y debuta en Gran Canaria con todas las localidades agotadas. "Los personajes no están explicados. Están vividos y hechos. Todo lo que ocurre en escena tiene material emocional, sea un discurso o sea una escena inventada", expresa Blanca Portillo, ganadora del Goya a Mejor actriz protagonista.

Los últimos dos años de los intérpretes han estado marcados por un intenso proceso de investigación respaldado por historiadores como Julián Casanova, especialistas en milicianas y anarquismo. El resultado del ejercicio de investigación exhibe el lado más descorazonador de la contienda, donde los diálogos de los personajes responden a extractos literales del general Mola, Queipo de Llano, Juan Yagüe Blanco, o de Franco. Una pieza teatral que se extiende a las cuatro horas, con dos interludios de 15 minutos, y se concibe como una producción de gran formato, por su escenografía, la participación del Coro de Jóvenes de Madrid con música en directo y proyecciones audiovisuales.

El texto firmado por Albert Boronat, Juan Cavestany, Andrés Lima y Juan Mayorga, se escribió para rescatar la memoria de los "vencidos": "Ellos tienen derecho a hablar porque antes no pudieron hacerlo", manifiesta Portillo. El elenco en peso señala el desconocimiento sobre los crudos capítulos de contiendas como la defensa de Madrid, la matanza de Badajoz, conocida también como La Desbandada, o la batalla del Ebro. El montaje teatral ha tenido su recorrido en diferentes coliseos del país y aterriza en las tablas del Teatro Cuyás programado en la segunda parte de su temporada.

Imagen de la obra teatral '1936', de Andrés Lima

Imagen de la obra teatral '1936', de Andrés Lima / Bárbara Sánchez Palomero. ECA

La acción sobre las tablas escapa a la trama para recordar que el pasado sigue latiendo. 1936 comienza con un escenario central representado en los Juegos Olímpicos de Berlín y las olimpiadas populares de Barcelona. "Somos lo que somos por lo que hemos vivido en la historia. La Guerra Civil y la dictadura nos ha marcado a todos", relata Natalia Hernández poniéndose de ejemplo como hija de un palmero que se vio forzado a emigrar a Venezuela y nieta de un soldado que luchó en el frente de la batalla del Ebro.

Las hambrunas quedan en la memoria colectiva del país, que tanto se han vivido a través de los abuelos y su insistencia de siempre terminar el plato que se pone sobre la mesa. Esa historia atraviesa también al actor Willy Toledo: "Mi abuelo era simpatizante del PSOE y lo cazaron los fascistas para luchar a su lado. Afortunadamente él era camionero y siempre me decía que nunca disparó contra un hermano", recuerda.

Willy Toledo.

Willy Toledo. / EP

El proyecto supone una de las grandes apuestas de la segunda parte de la temporada del recinto escénico capitalino, con todas las localidades ya vendidas y la visita de uno de los grupos de estudiantes del programa pedagógico del Teatro Cuyás. "Nos interesa que vean esto. Es una clase de historia", expresó el director artístico del Teatro Cuyás, Gonzalo Ubani.

La consejera de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, Guacimara Medina, aludió a la cualidad "imponente" de este montaje, no solo "el relato de los hechos acontecidos" durante la Guerra Civil española, sino por los paralelismos con una "realidad imperante". "Muchas gracias por estar presentes en un territorio ultraperiférico y un teatro tan importante para la escena española. Creo que estamos dentro del circuito a pesar de estar lejos", agradeció Medina a los tres representantes del elenco, que ayer ofrecieron un coloquio en la sala Josefina de la Torre, ubicada dentro del mismo teatro.

El montaje aterriza en las tablas del Teatro Cuyás tres años después del estreno frustrado de Shock I y II en Las Palmas de Gran Canaria. De alguna manera, aquella sesión frustrada influye en que 1936 transite por la capital grancanaria. Una situación que el propio Ubani percibía como un hecho imposible debido a la magnitud de este espectáculo compuesto por un gran flujo de figuración y la participación de 20 integrantes del Coro de Jóvenes de Madrid.

Blanca Portillo nunca ha sido una intérprete conformista. En su naturaleza está implícita lo de no bajar el listón y mantenerse con el hambre del primer día. Lo ha sabido demostrar desde sus inicios más corales en teatro, pasando por la televisión y el cine, desde Mar adentro hasta Silencio, un monólogo también con Mayorga en el que pasó por el Teatro Cuyás.

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