El nombre revolucionario de la Rosa: 'Blanco Roto', la exposición de Pascual Ross que enamora en la sala de arte El Palmeral de Vegueta
El artista retrata la historia visual de una mujer octogenaria que derribó los cánones sociales en la España de los años 50 para construir una vida en libertad

Una parte de la muestra ‘Blanco Roto’, de Pascual Ross, en la sala de arte El Palmeral, en Vegueta. / LP/DLP
El nombre de la rosa en este viaje artístico es Rosa Mari, una mujer revolucionaria que pulverizó las normas sociales del medio siglo XX pintando el blanco impuesto sobre las mujeres con el color que le presta nombre. Desandando sus pasos en el tiempo, desde los álbumes de una España en blanco y negro al color de una vida construida en libertad, el artista Pascual Ross, natural de Cádiz y afincado en Las Palmas de Gran Canaria, rinde homenaje a esta trayectoria de emancipación e independencia con la muestra Blanco Roto, que abrió sus puertas la semana pasada en la sala de arte El Palmeral, en Vegueta.
«A finales de los años 50, Rosa Mari decidió quedarse soltera por convicción propia y no vincularse al modelo tradicional de familia al cuidado de un hombre o de los hijos, sino vivir de otra manera: estudiar, trabajar, ser económicamente independiente, viajar, tener relaciones personales libres y cultivar un universo propio», explica Ross.
La exposición se titula Blanco Roto «en referencia al color de los vestidos de novia», detalla el artista, «porque ella rompe ese blanco con el rosa, que es un color que aún asociamos con las ‘niñas’ y sus clichés, para resignificarlo y utilizarlo como medio para reivindicar esa libertad personal de decidir sobre tu futuro».

'Blanco Roto', de Pascual Ross, en El Palmeral. / LP/DLP
Comisariado de Marta Torrecilla y Yon Bengoechea
Bajo el comisariado de Marta Torrecilla y Yon Bengoechea, y con la colaboración de Elena Marrero, dueña de esta nueva galería de arte en el corazón capitalino, el artista tira de este hilo cromático para crear una puesta en escena envuelta en atmósferas de estética retro contemporánea a partir de fotografías, objetos, bodegones e imágenes de archivo intervenidas, que narran el relato visual de la protagonista. «Me parecía fundamental que el rosa fuera el protagonista porque es un color muy vinculado a su vida: su estética, su pelo, la decoración de su casa y su nombre», apunta Ross, «además de que es un color que aún genera resistencias».

Una fotografía de Rosa Mari en ‘Blanco Roto’. / LP
Cuenta el artista, quien debuta con este proyecto multiformal en el mapa expositivo de Canarias, que «como en tantas familias, yo tuve una tía que era soltera y, desde pequeño, me cuestionaba mucho esa figura y el concepto de que si una mujer se había quedado soltera era porque no la quería ningún hombre». De pronto, el nombre de la Rosa se cruzó en su camino, también a través de constelaciones familiares, para inspirar un tributo a las mujeres que rompieron el molde impuesto, pero también a las que no pudieron decidir ni seguir sus deseos bajo esas rígidas estructuras machistas, así como una reflexión universal sobre las rémoras del ideal heteropatriarcal que aún pesan en el imaginario colectivo.
Un intenso proceso de documentación, investigación y diálogo
Así, Blanco Roto se fraguó a partir de un intenso proceso de documentación, investigación y diálogo, en el que Ross trabajó con el archivo personal familiar de Rosa Mari y donde destaca su juego de intervención en las imágenes para desplegar nuevas narrativas. «En esta muestra introduzco un polvo rosa que simboliza ese peso social sobre la mujer y su camino preestablecido», indica. «Entonces, vemos una imagen de Rosa Mari joven, en la que empieza a desaparecer ese polvo como metáfora de que se va liberando de esa carga para darle un giro a su historia y construirse como mujer».
A sus más de 80 años, Rosa Mari acudió con Pascual Ross en vísperas de la inauguración de Blanco Roto a El Palmeral a releer su historia bajo los prismas del arte. «Me comentó que, aunque hoy hemos avanzado mucho en esta senda, aún nos queda camino y ella observa a muchas mujeres jóvenes volviendo a ese modelo tradicional, más por imperativo que por convicción, cuando hay muchas formas de vivir la vida, muchos modelos de familia, muchos tipos de relaciones", concluye Ross, a lo que añade que "me parece una reflexión buenísima por parte de ella, concluye Ross. Y añade que «sorprendentemente, ella no considera que hiciera nada fuera de lo común, pero yo siempre le digo que hizo algo revolucionario». «Abierta estaba la rosa (...) Tan alta como reluce», escribió Lorca.