Entrevista | Omayra Cazorla Humorista
Omayra Cazorla, humorista: «A la hora de crear, me fijo en lo que me está pasando a mí por dentro»
La artista canaria estará mañana en los Jameos del Agua presentando su nuevo espectáculo 'Así somos'
Inspirada por Hitchcock y a través de anécdotas cotidianas, el espectáculo reflexiona sobre el mundo acelerado en el que vivimos
El próximo 22 de marzo actúa en el Auditorio Alfredo Kraus a las 19.00 horas

La monologuista Omayra Cazorla. / LP/DLP

¿Nerviosa por la presentación de Así somos en Los Jameos del Agua?
Más que nerviosa, estoy con vértigo, con vértigo emocional. Pensando: 'Ay, Dios, a ver cómo lo va a recibir la gente'. Es la segunda vez que actúo ahí. Lo que pasa es que la primera fue justo después del confinamiento. Entonces, la gente estaba como con separaciones, mascarillas... No lo pude disfrutar bien. Y, esta vez, ya hemos hecho sold out y eso da más vértigo aún (risas).
Además, usted dice mucho eso de que los nervios que tenía al principio nunca los pierde del todo.
No, no los pierdo. No, no, no. Y si los pierdo es que no me importa. Y si no me importa, ya no me interesa. Y si no me interesa, ¿para qué me voy a dedicar a esto?
El monólogo que trae es un espectáculo en el que va a reflexionar un poquito de cositas cotidianas, del ritmo frenético que llevamos hoy en día. ¿Cómo ha sido el proceso creativo? ¿Cuál fue la semilla? Y luego, ¿cómo lo ha ido desarrollando?
El proceso creativo ha sido complicado. Pero porque yo también soy complicada, ¿vale? (risas). Yo me meto a veces en unos jardines que yo digo, ¿para qué entras ahí? Es verdad que me ha parecido complicado, pero porque llevo ocho años haciendo un show por año. Entonces es como que ya no tengo más ideas. He pasado por un desierto, realmente, de preguntarme qué más puedo contar yo aquí. Al final bebí de Hitchcock. Por eso la foto, por eso el cartel. Y dije, guau, este señor a mí me acaba de inspirar un montón. Me llevó a hacer un sketch de humor que en su vida él se hubiera imaginado. Y bueno, por ahí empecé. Los diez primeros minutos son como súper clave para desarrollar el texto. Y ya luego te envalentonas. Ahora estoy con el texto finalizado y, sobre todo, esperando la prueba final, que es el poder llevarlo a escena.
Al final la inspiración llega a veces en los momentos en los que una menos la espera, y de disciplinas artísticas que no son la propia. ¿Le había pasado otras veces eso de encontrar inspiración en literatura, la música, etcétera?
Siempre, siempre me ha pasado. En música, en libros, en fragmentos de libros, en una palabra de una canción... Y decir: 'ah, es por aquí'. Siempre. Al final, tenemos que tener referentes. Los referentes artísticos son súper importantes para cualquier tipo de creación. No por repetirlos, sino por buscar un poco la esencia y que tú luego le des tu toque.
¿Y quiénes son sus referentes?
Silvia Abril y Antonia San Juan son mis dos imprescindibles. Pero en todo, en todo lo que hacen. O sea, me encantan, las sigo mucho. Sigo su trabajo. Y me parece que son fantasía pura. Y luego, a la hora de yo crear, me fijo en lo que me está pasando a mí por dentro también. Porque al final, quieras o no, quieres contar una verdad. Aunque sea en forma de humor, pero quieres que sea de verdad y que haya honestidad. Entonces, pues, miro pa' adentro.
Mirar al interior de una misma es todo un desafío, ¿no?
Totalmente, meter el foco en ti es muy difícil, pero bueno, hay que hacerlo.
Cuando se embarca en la labor de crear, ¿tiene algún ritual o alguna manía?
Escribo siempre a mano, siempre voy con una libreta. Siempre, soy de la antigua usanza. Necesito ver que el boli se mueve. Y de ahí me saco yo ya mis locuras. Al final, son delirios.
¿Y antes de subir al escenario?
¿Sabes lo único? Cuando a lo mejor tengo algunos días flojitos y tengo que actuar, me gusta mucho, como mis abuelos han fallecido y solo me queda una, decirles ay, ayúdenme, ¿sabes? Ayúdenme, ayúdenme. Es una cosa que me he creado yo sola. Y me doy tres hostias también. A mí misma, para espabilar, en plan, vamos.
Tres, ni una más, ni una menos.
No, no, son tres. En el muslo. Vamos, vamos, y ya entro a escena. Es que es como, un, dos, tres, vamos. Porque cuando tú sales al escenario, al final tienes que salir de una forma distinta a la que tú vas caminando por la calle. Necesitas como un click para entrar.
Estudió la carrera de Trabajo Social y luego empezó Arte Dramático. En este proceso fue cuando empezó a actuar en bares. ¿Cómo decidió dar el paso de empezar a salir a escena?
Yo quería hacerlo desde siempre, desde que soy pequeñita, pero mis padres se pensaban que era un hobby. Entonces me obligaron a estudiar una carrera universitaria por eso del colchón. De todas las carreras que había, la que más me gustaba era el Trabajo Social. Me mandaron a Sevilla, estudié en la Universidad Pablo de Olavide. Luego me especialicé en marginación y exclusión social, ahí también, y luego ya me vine para acá. Ya cuando llegué les dije, vale, ya tienen el título que ustedes querían, ahora me toca a mí estudiar lo que yo quiero. Y claro, se quedaron como diciendo, joder, tío, no se le ha pasado, pensábamos que con esto se le iba a pasar, pero no. Ahí empecé Arte Dramático. Y, en el tercer año de carrera, yo tenía a mi pareja, que fue la que me dijo: 'Omi, en vez de ir a ver tú a tus compañeros actuar en bares, ¿por qué no lo haces tú?' Fue ella la que me empujó.
¿Qué es lo que le gusta más de sí misma cuando se sube al escenario?
¿Sabes qué pasa? Que a mí sudar me parece asqueroso. Pero es verdad que si yo no siento que no sudo actuando, es como si no hubiera hecho nada. Necesito como estallarme, salir a escena y reventarme, porque es la única manera de no sentir que he fracasado.
Como en el gimnasio, que si no sudas notas que no has hecho nada.
Sí, sí, tal cual, tal cual, pero que es absurdo, porque al final lo que interesa aquí es el texto. Pero bueno, paranoia mía.
En estos años que lleva en la profesión, ¿qué diría que es lo más importante que ha aprendido?
Al final es aprender también a escuchar al público. Es verdad que El Corte Inglés dijo que el cliente siempre tiene la razón y, en este caso, el público siempre tiene la razón. Aprenderlo es una putada, porque si tú estás de prepotente, enseguida te vas a tierra. Y te ayuda también a explorar un poco y a saber distinguir cuál es el personaje y quién eres tú.
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