A por la primera fila bajo las estrellas: el campamento que espera por Quevedo

Desde la noche del jueves, una acampada espontánea frente al estadio de la Isla convierte la espera por el concierto del artista grancanario en símbolo de lealtad, memoria colectiva y amor por un artista que sigue siendo de casa

Los fans de Quevedo acampando para coger el mejor sitio durante el concierto de mañana.

Los fans de Quevedo acampando para coger el mejor sitio durante el concierto de mañana. / LP / DLP

Las Palmas de Gran Canaria

Las acampadas solían asociarse a festivales veraniegos o protestas estudiantiles, pero desde este pasado jueves por la noche, un grupo de 30 personas ha reinventado la experiencia a las puertas del Anexo del Estadio de Gran Canaria. No esperan por una entrada —ya la tienen— sino por algo mucho más valioso: la primera fila para ver a Quevedo en «el concierto más importante de su vida», tal y como ha etiquetado el propio artista, mañana a las 21.00 horas.

El público de la Isla siempre tuvo claro que la prioridad para poder triunfar viniendo de un sitio tan chiquitito era apoyar a la gente de la casa, y si el cantante debe estar orgulloso de algo, además de su carrera, es por su público fiel. Tienda de campaña, juegos de mesa, turnos de guardia y hasta galletas compartidas con desconocidos. Este pequeño campamento no es oficial, es una oda a la devoción colectiva donde nombres como Sara, Keysha, Daniel, Kiova y Melody (la madre de Keysha) se reparten el tiempo y el entusiasmo como si de una verbena familiar se tratara. La cita no es menor: es la única parada canaria de Buenas Noches Tour, y la primera vez que Quevedo canta en el estadio de su Isla, su hogar.

Los fans de Quevedo hacen cola desde el jueves por la noche para ver al artista hoy en primera fila.

Los fans de Quevedo hacen cola desde el jueves por la noche para ver al artista hoy en primera fila. / LP / DLP

Comunidad efímera

«Llegamos el jueves por la noche», cuentan, entre risas los fans que ya está a la espera de la apertura de puertas. El estadio es la meta, pero el camino ya vale la pena. Los seguidores del intérprete se han conocido en otros conciertos, colas pasadas o simplemente por redes sociales. Hoy forman una especie de comunidad efímera cuya moneda de cambio son recuerdos, camisetas amarillas serigrafiadas con orgullo y mucho cariño compartido.

Lo que para muchos sería una locura —dormir al raso más de 24 horas antes de un concierto— para este grupo es un homenaje en vida al recorrido de Quevedo. Entre risas y recuerdos, rememoran sus grabaciones en las cuevas de Guayadeque, las sesiones en Sotavento cuando aún no tenía álbum y aquel inolvidable concierto de un euro que ya es parte del folclore local. «Estar aquí ahora, viéndolo llenar un estadio, es como acompañar a un colega que se ha hecho gigante sin dejar de ser de aquí», dicen. Porque más que fans, son testigos del viaje completo.

Poder técnico

Mientras tanto, el Estadio de Gran Canaria se transforma en un coloso técnico: 80 toneladas de equipo, más de 25 tráileres y 255 trabajadores se encargan del despliegue. Quevedo cantará rodeado de 800 m² de pantallas LED, 924 luces, 326 cajas de sonido y un sistema eléctrico de más de 1.300 Kva, casi como si un concierto necesitara latir como ciudad propia.

Pero es en las puertas, no en los focos, donde está el alma de esta historia. Como Neizan Santana, que se acercó solo a ver si había cola y terminó prometiendo: «Salgo del trabajo a las 23.00 horas y hago noche con ustedes». Porque hay amistades que se cuecen a fuego lento, pero también las que nacen en la espera, al calor de una canción compartida.

Y así, entre turnos de vigilancia y camisetas de la UD Las Palmas, Gran Canaria no solo prepara un espectáculo de luces, sino una celebración de comunidad: una acampada con espíritu de fiesta popular y corazón de fan. Una promesa sincera, una manera diferente de hacer amigos y, sobre todo, un recuerdo para toda la vida. Porque hay cosas que solo ocurren una vez y experiencias que, o se viven cuando pasa el tren, o ya será imposible. Unos amigos que, independientemente de la edad, porque los habrá de todas, tienen como principal deseo animar a Quevedo, verle brillar en casa y dejarle claro que en Gran Canaria siempre tendrá su hogar y su público, ese que nunca le ha dejado solo.

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