Teatro
Un viaje al conflicto olvidado del Sahara aterriza en el Teatro Pérez Galdós
La obra 'Sahara. La barca del desierto' de la productora Unahoramenos se representa en la capital grancanaria los próximos 19 y 20 de junio a las 20.00 horas
Dirigida por Mario Vega, el montaje se enmarca dentro del programa Laboratorio Galdós Internacional

Marta Viera junto a Elizabeth Romero y Erick González en una muestra del montaje 'Sahara. La barca del desierto'. / Elvira Urquijo A. / Efe

Suena música que trae aires del desierto. Y también la historia de Manuela: una enfermera canaria que, en 1970, llega a El Aaiún con la intención de trabajar de forma temporal en un hospital local, ganar algo de dinero y volver a casa. Pero como ocurre tantas veces, el destino se entromete en los planes originales que una lleva en la cabeza y su vida da un giro de 180 grados cuando se enamora de Yahadih, un joven saharaui que lucha por la independencia de su territorio, el Sáhara Occidental. Así, la isleña pasa a ser testigo del abandono de España en 1975 de la que fue una de sus provincias, la ocupación de Marruecos (la Marcha Verde) y la represión que sufre el pueblo saharaui, que continúa hasta el día de hoy.

La Provincia
Esta es parte de la sinopsis que se esconde detrás del último montaje de la productora Unahoramenos, Sahara. La barca del desierto, que se representará sobre las tablas del Teatro Pérez Galdós los próximos días 19 y 20 de junio a las 20.00 horas. Dirigida por Mario Vega e interpretada por Marta Viera, la obra se enmarca dentro del programa Laboratorio Galdós Internacional, un proyecto teatral que se configura, en palabras de Vega, como «un espacio para investigar» y para ahondar en las realidades que se quieren poner sobre el escenario.

Cartel del montaje teatral 'Sahara. La barca del desierto' / LP/DLP
Viaje a Tinduf
Así, un equipo de investigación de Unahoramenos se dirigió a los campamentos saharauis de Tinduf -ubicados en Argelia- entre los días 12 y 17 de enero de 2025, para recopilar testimonios y conocer de primera mano la realidad del pueblo saharaui que, tal y como indica el director teatral, constituye «un país en el exilio».
A diferencia del campo de refugiados de Moria, al que Vega viajó para la realización del montaje que lleva el mismo nombre (y que se llevó el Premio Max a Mejor Escenografía), los saharauis han logrado construir una estructura política y social basada en la autogestión, a pesar de llevar más de cuatro décadas fuera de su tierra.
Así, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) está formada por seis wilayas, que están divididas en dairas y barrios, cada uno con su sistema de organización comunitaria en el que las mujeres son las grandes protagonistas. «La gestión de la sociedad se hace de forma participativa y abierta, una sociedad que está en guerra, nos olvidamos de eso. Una sociedad donde todo el mundo tiene formación militar y los hombres están en el frente luchando, donde cada día hay bajas», recuerda Vega haciendo alusión a que el conflicto en el Sáhara Occidental y la ocupación marroquí son temas totalmente contemporáneos y a la vez completamente silenciados.
Con la convicción de que la única opción es la victoria o el exilio perpetuo, el pueblo saharaui continúa resistiendo gracias a su fuerte conciencia de resistencia e identidad, una población en la que solo el 30% de sus integrantes nació en el territorio del Sáhara Occidental; el resto, en los campamentos de refugiados.
Entre los testimonios que pudo recopilar el equipo de investigación de la compañía creada por Mario Vega en 1999, destacan el de la Responsable de Desarrollo Económico de la Wilaya de Bojador, Minatu Ahmedu, que compartió con ellos su historia como joven combatiente permitiéndoles reconstruir la dureza de los bombardeos con napalm y fósforo blanco o las dificultades del pueblo saharaui durante sus primeros años en el exilio.
Conflicto presente y cercano
Así, con los tonos ocres y marrones del desierto como telón de fondo, los camellos como símbolo de resistencia y memoria, las mujeres guerrilleras como eje narrativo y el periodo de 1975 y 1976 como marco teatral, Unahoramenos ha construido un relato que permitirá al público acercarse a la complejidad de un conflicto que sigue presente y que está a menos de una hora en avión del Archipiélago canario.
Ya lo dijo el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales: «Estamos ante un mundo convulso donde los derechos humanos y el derecho internacional se pisotean cada día. El genocidio de Gaza, la invasión de Ucrania o la colonización, el exilio y el destierro del pueblo saharaui son algunos de los ejemplos sangrantes que forman parte de ese medio centenar de conflictos bélicos que hoy se adueñan del planeta. No nos podemos quedar quietos. La ciudadanía y las instituciones no se pueden quedar al margen. La cultura, el teatro, tampoco», indicó en la presentación del montaje, donde también le acompañaron el director general de la Fundación Auditorio y Teatro, Tilman Kuttenkeuler, el viceconsejero de Cultura y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias, Horacio Umpiérrez, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Josué Íñiguez, el alcalde de Agüimes, Óscar Hernández, y los ya mencionados Vega y Viera.
La camella
También estuvieron en el acto Elizabeth Romero y Erick González, que con sus cuerpos y movimientos daban vida a otra de las protagonistas de la obra: una camella. Esta «pieza de artesanía», en palabras de Vega, fue hecha a mano durante nueve meses por el arquitecto Eduardo Rodríguez, que ya participó una de las últimas producciones de Unahoramenos, Protocolo del Quebranto, ideando un sistema que creaba en el escenario una lluvia torrencial.
Con este elemento, Mario Vega vuelve a sorprender, como ya lo hiciera en la obra de Mararía la de Femés, colocando sobre el escenario a una gran marioneta que parece tener vida propia. Un elemento que hace que sea imposible dejar de mirar.
«El Sáhara no puede seguir siendo un tema olvidado en los márgenes de la historia y contar su historia es un deber, empleando el escenario a modo de trinchera de resistencia y verdad En un mundo saturado de información inmediata, el teatro permite que el público experimente, de manera visceral, la desesperación del destierro, la lucha por la identidad y la resistencia de un pueblo que se niega a desaparecer», concluyó el director teatral.
El proyecto de Sáhara. La barca del desierto, ha contado con la asesoría de los periodistas Ebbaba Hameida y Nicolás Castellano y con la actriz y directora Ruth Sánchez escribiendo el texto junto a Vega. Además, entre finales de 2024 y principios de 2025, se han realizado un total de tres mesas redondas que han perseguido, al igual que hace la obra, el objetivo de sacar del silencio la lucha diaria del pueblo saharaui.
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