Entrevista |
Iñaki Pérez, arquitecto: "Hay edificios que permiten una segunda vida, no hace falta derribarlos"
Formó parte del equipo de Nieto Sobejano en Berlín entre 2015 y 2019. En Canarias, creó la galería Zulo de la calle Cano y actualmente trabaja su propia arquitectura en el paisaje urbano de Las Palmas de Gran Canaria.

El arquitecto Iñaki Pérez Anzola / lp/dlp
¿Qué aprendió en el equipo de Nieto Sobejano Arquitectos, el estudio que diseña los museos de España y medio mundo?
Me pillo recién salido de la carrera. Quería irme al extranjero a vivir una experiencia... Había estado ya en Múnich, pero quería irme fuera otra vez y tener un baño de experiencia trabajando en algún estudio grande. Fue súper positivo, aprendí mucho ahí. Estuve en la parte de concurso entre 2015 y 2019, cuatro años diseñando y pude trabajar de la mano de Enrique Sobejano y de Fuensanta Nieto aprendiendo su pensamiento y su forma de elaborar diseños.
¿Cómo trabajan?
Dan bastante libertad, lo cual es una cosa que yo agradecí. Ellos tienen dos estudios, uno en Madrid y otro en Berlín. Como imparten clases en España, cuando iban a Berlín había que concentrar la energía en los concursos. Te ganas la libertad de echar una semana elaborando el concurso, lo cual a mí me dio mucha confianza. Y te hacías muy partícipe también de los proyectos. Esa libertad, hace que te involucres más también. Cuando están diseñando, cuatro horas se te han pasado volando elaborando una serie de producción de dibujos, maquetas, además, todo muy físico. En la Universidad Politécnica de Madrid se trabajaba de forma muy digital, con el 3D. En Alemania hay un componente de trabajar a partir de las maquetas, inmersión total. Las maquetas ayudan a entender, a quitar y poner. El sistema de la mano nada tiene que ver con las técnicas digitales.
Tras trabajar con Sobejano y Nieto y colaborar con el estudio de arquitectura canario Alonso+ Sosa, ¿cuál es la seña de identidad de la arquitectura que desarrolla usted desde su propio ángulo?
Estoy terminando una obra nueva, Casa Iriarte, además un apartamento en el sur y un edificio de tres viviendas en La Isleta. Desde julio he arrancado con proyectos propios. Anteriormente, reformé cosas pequeñas, como por ejemplo la galería Zulo, que la hice junto con Pablo Delgado. Ahora mismo lo que me interesa son los temas que yo creo que nos interesan a todos, no solo los arquitectos: la situación de la crisis energética o el cambio climático. Intento ver la arquitectura desde ese ángulo: cómo nosotros también podemos aportar algo más, que no sea el simple greenwashing. Que no sea solo poner plantas y cubiertas verdes para solucionar el problema, sino ir un poquito más allá.

La galería Zulo / lp/dlp
¿Qué significa para usted la sostenibilidad de la arquitectura?
Es una palabra que está un poco desgastada. Quiero entenderla como una economía material o de recursos. Para Casa Iriarte por ejemplo, he intentado utilizar lo máximo posible, materiales a disposición de lo local. Al bloque canario de picón he intentado darle un poquito de visibilidad, que aunque no es 100% local, sí que es parte de nuestra identidad. También me interesan temas como la flexibilidad espacial, ver cómo las estructuras por su configuración permiten disponer de espacios que el día de mañana no se tiren. No importa que construyas con hormigón, creo que lo importante es saber que es lo que estás construyendo perdure. El trasfondo de Casa Iriarte es hacer una estructura soporte que tiene una vida útil larga. Es hormigón armado pero las fachadas se entienden como fachadas ligeras, que es que el día de mañana si se cambia el uso o cambia el propietario, pues que pueda fácilmente reconvertirse a otra arquitectura. Y lo mismo con la distribución espacial interior. Eso es una parte fundamental, si además tenemos en cuenta que existe ese problema en edificios donde no se pueden rehabilitar porque no te lo permite la configuración existente.
Uno de los males que suele diagnosticarse al analizar la ciudad son los bloqueos a la rehabilitación de edificios históricos o de centros comerciales. ¿Deberían de trazarse planes de rehabilitación de inmuebles en paralelo a la edificación para blindar una garantía de uso?
No estaría mal. Creo que es como una obligación intrínseca de los arquitectos de entender que lo que reconstruimos va a perdurar y que viene gente detrás. Hay que intentar entender que la arquitectura tiene que ser flexible a cambio futuro. Hay ejemplos muy buenos y hay arquitectura buenísima en Canarias que yo creo que ha soportado el tiempo. Cuando te refieres a centros comerciales, por ejemplo, está el de Manuel Roca, arquitecto que hizo el centro comercial de San Agustín, que es una estructura brutal. Te puede gustar más o menos, ¿no? Hay gente que detesta este edificio porque a lo mejor le parece un poco agresivo o que las escalas son muy grandes, pero es un edificio que funciona perfectamente y que incluso se está viendo que tiene una segunda vida. Los locales están volviendo a funcionar y es una estructura que permite mucha transformación en su interior. Yo creo que esa es la clave.
¿Y qué es lo que impide que esto se de?
Al final es pura economía porque lo que afecta el gasto de la obra es lo que afecta también un poco al consumo energético. Creo que eso emplear materiales biodegradables o que tengan una cadena de reutilización es lo más importante, en mi opinión, más incluso que poner unos paneles fotovoltaicos o hacer una cubierta verde. A la larga es menos huella de carbono.

Casa Iriarte / lp/dlp
¿Antiguamente se edificaba de esta manera?
Se construía con pura lógica. Con una serie de recursos que eran limitados y se tenía que ser muy eficiente con lo que se tenía. Tienes que conseguir ventilación porque no existe el aire acondicionado. Buscas ventilaciones cruzadas, orientaciones favorables para el paso del aire, incluso para el aislamiento. En Canarias tradicionalmente siempre se ha trabajado con el tema del patio canario, un mecanismo bioclimático, excelente. Y yo creo que es como un ejemplo al que habría que ir: cómo podemos meter esa serie de espacios que a las casas o a los edificios que estamos construyendo, de forma pasiva, generen un clima que evite los aparatos externos.
¿Cuál es el problema estructural del urbanismo de Las Palmas de Gran Canaria?
Es una pregunta muy complicada. Disponemos de la suerte de tener un territorio increíble por su condición natural, rodeados de mar. ¿Qué es lo que hace falta? Hay muchas zonas que pecan de falta vegetación, que no se han tenido en cuenta en un urbanismo primero, por así decirlo. Se está intentando mejorar, que yo creo que en algunas partes pues se ha conseguido, ¿no? La ciudadanía detesta un poco las plazas duras, las islas de calor. ¿Por qué no plantamos más árboles y damos sombra de fórmula natural? Creo que hay plazas que necesitan intervenciones urgentes.
¿Qué ejemplos pondría?
La plaza del Pilar. Ponte un día a la una de la tarde. Y aun así los niños juegan. Hay que mirar a dos escalas: no solo la de la gran infraestructura [en referencia a los proyectos que protagonizaron la Semana de la Arquitectura], sino también una escala pequeña, que es más de barrio y que se puede solventar más fácilmente.
- Dos heridos en un choque con vuelco que colapsa la GC-1
- Los dos últimos supervivientes del centro comercial Sotavento: la Autoridad Portuaria exige su desalojo
- El choque entre dos guaguas provoca un importante atasco en Juan XXIII y varios heridos
- Encendidos luces de Navidad en Gran Canaria 2025: fechas, horarios y municipios confirmados
- Acosan, obligan a fumar y abofetean a un menor en el sur de Gran Canaria: «¿Qué soy yo? El puto amo y el jefe»
- Cabildos y ayuntamientos empiezan a activar planes de emergencia por la llegada de la borrasca Claudia a Canarias
- Viera deja la UD Las Palmas en junio y quiere el tercer ascenso como despedida: 'Esto se acabó
- Susto en el Puerto de Las Palmas: un camión sin freno cae al agua en el muelle Nelson Mandela