Crítica
Crónicas amazónicas
Una película perfectamente calibrada sobre el mundo de la mujer en entornos extremos y sobre los riesgos constantes a los que ésta se enfrenta

Una instantánea de ‘Manas’. / LP/DLP
Hoy, en su tercera jornada, Ibértigo nos desplaza al mismo corazón de la selva amazónica, en una de cuyas pequeñas islas junto al río se desarrolla un tenso y amargo episodio de violencia sexual en el seno de una humilde familia de pescadores que intenta sobrevivir al infierno cotidiano de una vida de constantes tensiones emocionales provocadas, en gran medida, por la intransigencia de un padre de rígida moral. En medio de este cruel escenario, vive Tielle, una bella y solitaria adolescente, junto a su madre y a sus tres hermanos, bajo el yugo de su progenitor, que se opone brutalmente a cualquier intento de alterar los cánones machistas que establecen las sociedades patriarcales en zonas profundamente aisladas de cualquier signo de civilización.
Manas, coproducida entre otros por los icónicos hermanos Dardenne, es la ópera prima de la guionista y cineasta brasileña Marianna Brennand Fortes, película que ha iniciado su carrera por los cines de medio mundo ganando prestigiosos reconocimientos. Por ejemplo, su participación en el apartado competitivo del Festival de Cine Iberoamericano de Huelva; el Premio al Mejor Largometraje en la sección Berlinale Generation en la pasada edición del Festival de Berlín; el Premio del Público en el New York LGTBI+ Film Festival o el de Mejor Fotografía en el Nevada City Film Festival.
El filme, inspirado en sucesos reales, observa la vida de esta conflictiva familia desde una posición que nos obliga, como espectadores, a mirar todo lo que se nos muestra en la pantalla con un espíritu particularmente objetivo, conscientes de que traspasa todas las convenciones de un género, el melodrama, dotado de sus propias reglas, para establecer una mirada más sosegada sobre tan explosivo conflicto.
La cámara, conducida con mano maestra por el excelente operador brasileño Pierre de Kerchove, se desliza sobre los rostros de los personajes, especialmente sobre el de Tielle, protagonista central de la cinta, para captar la verdadera dimensión psicológica del drama silencioso que ha de afrontar en el seno familiar y en su pulsión natural por vivir, libre de cualquier atadura, su vida de adolescente en medio de un hábitat cuajado de peligrosos obstáculos donde sus más íntimos temores no provienen precisamente de la omnipresente y siempre inquietante jungla amazónica en la que vive sumergida desde su nacimiento, sino de los peligros latentes que le acechan bajo el propio techo que la cobija.
En su debut como directora, la cineasta brasileña Marianna Brennand ha construido una película perfectamente calibrada sobre el mundo de la mujer en entornos extremos y sobre los riesgos constantes a los que ésta se enfrenta cuando su existencia corre el serio peligro de ser atacada por el entorno malsano de una sociedad que la instrumentaliza, la cosifica y la minusvalora sistemáticamente.
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