Gastronomía
Aquelarre para amantes de la birra: los encuentros gastronómicos del Club de Catas crecen en Canarias
David Rodríguez y Jair García son dos sumilleres apasionados de la cerveza y cerebros de un misterioso Club de Catas que no tiene redes sociales y solo puede conocerse de oídas. Estos eventos itinerantes en locales del Archipiélago, están hechos para dar a conocer las marcas artesanales: "Nos falta cultura cervecera"

Instantánea del Club de Catas / lp/dlp
Cuando el canario piensa en cerveza, el cerebro razona según las grandes marcas que rigen el mercado. A menudo son lager, tipos de cerveza dorada, o pilsen, denominaciones amables para el común de los paladares por su amargor del lúpulo «muy flojito». «En general, nos falta cultura cervecera», diagnostica el sumiller David Rodríguez, dinamizador de un club que quiere que una lager también tenga apellido gastronómico.
En Canarias falla el paladar cervecero cuando se trata de apostar por la compra de firmas del mercado artesanal. O eso es lo que constata Premium Drinks, una de las distribuidoras más especializadas de Canarias, que organiza catas a ciegas para que el consumidor se fije antes en el contenido del botellín o lata de cerveza, que en la etiqueta.
«Traemos cervezas que llegan por primera vez a las Islas», responde Jair García, responsable de las firmas artesanales de Premium Drinks y cerebro de este club underground que se conoce de boca en boca. Para mitigar las carencias del mercao, la distribuidora pensó en alcanzar el nicho de mercado «inexplorado» de los cerveceros curiosos, con catas que se plantean como un juego y en las que se dan a probar cinco firmas artesanales.
La iniciativa
El proyecto, bautizado sin rodeos como Club de Catas, propone esta serie de acciones guiadas concebidas bajo un formato itinerante, de la mano de diferentes bares y restaurantes colaboradores. Pero su aspecto más novedoso es que ayuda a los locales a acompañar su carta e introducir novedades en sus neveras.

Jair García, de Premium Drinks / lp/dlp
La próxima parada de este formato será en la hamburguesería La Quícara, el 14 de noviembre. El nuevo local de la calle Luis Antúnez del barrio de Alcaravaneras, que se anima a esta experiencia gastronómica en la que cruzan comida callejera y cervezas. «Nunca hemos hecho una cata con una hamburguesería y estamos ilusionados», suscribe García.
Las dinámicas varían en función de la cata, pero el objetivo tratar de valorar con una ficha de cata las cervezas según su aroma, fermentación o grados de alcohol. Para los bares y restaurantes, esto funciona como un proyecto piloto en el que reciben el feedback de los consumidores sobre posibles cervezas que quieran implementar en la carta. «Así puedes conocer al público, ver cómo funciona cada cerveza y que el público descubra las cervezas diferentes que se sirven», señala Rodríguez, y añade como matiz: «El objetivo de una cata no es emborracharte, ni de beber litros y litros. Por cada bebida que catas, bebes un cuarto».
Historia
El Club de Catas comenzó afincado en la cervecería The Situation, antiguo bar de la calle José Franchy Roca, como una iniciativa cultural dinaminaza por los sumilleres David Rodríguez y Jair García, este último reconocido recientemente en Bruselas como Caballero de la Orden de la Pala durante la Belgian Beer Weekend de Bruselas.
En aquel entonces era algo humilde, en las que se reunían unas seis o siete personas, y que han logrado mantenerse gracias al boca a boca como un formato nómada con un precio «estable» que ronda de los 20 a 30 euros. El precio incluye las cinco cervezas, el servicio, la dinamización, el maridaje y el buen rato en el que se aprende por qué una IPA no es lo mismo que una Belgian Tripel.

Marcas de cerveza en una cata / lp/dlp
Los sumilleres ponen de ejemplo las experiencias ingeniadas con Canary Wine, un local del mercado de Vegueta especializado en vinos, con el que han realizado catas de maridaje cruzado de cervezas, vinos y quesos. En otra ocasión organizaron una cata en el restaurante peruano Aji Limón y Canela, en la que se dieron a probar siete cervezas acompañadas de siete ceviches.
Potenciar el producto
«Se trata de que el local intente resaltar en qué son buenos y así introducirle a la clientela qué es lo que puede acompañar bien un ceviche, por ejemplo», define. Diferente es el concepto que han ofrecido en otras ocasiones con la cervecería Canarias Brew, una habitual colaboradora en las catas, en las que el producto principal se convierte en la cerveza en sí. Ahí lo interesante «está en las neveras y los grifos».
Adán Senén, un paladar experto en birras y asistente habitual de estos eventos, explica que «el hecho de probar una cerveza pasa por un abanico mayor de sabores incluso que el vino». Conoció las catas de Premium Drinks, el pasado año en el espacio de coworking Work In Cholas, y le parece que estos espacios sirven para educar el gusto en la gama de sabores que se explota mediante el lúpulo. «Las catas de vinos están ampliamente estandarizadas y tienen un gran público, pero de cervezas yo no las había escuchado nunca».
En una cerveza, la amplia gama de sabores que se percibe en la fermentación del lúpulo cuenta hasta con una tabla periódica de la que hacen uso los expertos. Cada elemento, puede combinarse y tiene su propio lugar. Así, la próxima vez que el lector vaya al supermercado, sepa que en el lúpulo es un mundo inexplorado, y no acabe recurriendo por inercia a sus cuatro marcas de confianza.
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