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Teatro Cuyás | 'Un tranvía llamado deseo'

'Un tranvía llamado deseo': Nathalie Poza y María Vázquez articulan "el grito de dolor" del clásico de Tennesse Williams en el Teatro Cuyás

La nueva versión de una de las dramaturgias cumbres del siglo XX aterriza dirigida por David Serrano en el Teatro Cuyás este viernes y sábado como uno de los platos fuertes de la temporada

Nathalie Poza (derecha) y María Vázquez (izquierda).

Nathalie Poza (derecha) y María Vázquez (izquierda). / José Carlos Guerra

Las Palmas de Gran Canaria

El dramaturgo Arthur Miller escribió sobre Un tranvía llamado deseo que el montaje articulaba el «grito de dolor» de una sociedad despiadada e individualista. El clásico de Tennessee Williams es una de las cumbres de la dramaturgia del siglo XX, un texto «insondable» en las verdades que vehiculan sus cuatro personajes principales, con una decadente Nueva Orleans como telón de fondo. La nueva versión escénica de este clásico rescatado por el director de teatro David Serrano hace parada en el Teatro Cuyás este viernes y sábado, a las 19.30 horas.

Las intérpretes Nathalie Poza [La boda de Rosa (2021), Julieta (2016), No sé decir adiós (2017)] y María Vázquez [Matria (2023), Fariña (2018), Quien a hierro mata (2019)] dan voz a Blanche y Stella DuBois, dos hermanas y piezas fundamentales en esta historia de Williams que debutó en Broadway en 1974 conducida por Elia Kazan y un popular Marlon Brando, y a la que el clamor de la crítica le llevó a ganar un premio Pulitzer.

La gira nacional del tranvía se detiene este fin de semana en las tablas del coliseo de la calle Viera y Clavijo con un elenco de altura compuesto por Pablo Derqui, María Vázquez, Jorge Usón, María Jaimez en sustitución de Carmen Barrante; Rómulo Assereto; Mario Alonso y Carlos Carracedo.

«Ambas actrices son dos monstruas de la interpretación», definió el director artístico del Teatro Cuyás, Gonzalo Ubani. Las actrices vuelven a las tablas del coliseo grancanario ocho años después de la segunda entrega del proyecto Teatro de la Ciudad, donde volaron sobre el escenario en Sueño, de Andrés Lima. Además, es la segunda vez que este texto se representa en el Teato Cuyás.

Poza, actriz ganadora de dos Premios Goya que triunfa a su vez en la serie Furia del cineasta canario Félix Sabroso, explicó que el proyecto nació de su propio deseo de reencontrarse con su compañera María Vázquez y con el director David Serrano. «Fue un deseo mutuo, una locura compartida que se fue creando dentro y fuera del escenario», expresó. Serrano aceptó el reto de montar un texto de tal magnitud «con el vértigo que a todos nos producía», relató Poza, subrayando que la versión que se verá en el Cuyás «es exactamente la que escribió Tennessee Williams, traducida con la mayor fidelidad posible».

Las intérpretes Nathalie Poza y María Vázquez, en 'Un tranvía llamado deseo'.

Las intérpretes Nathalie Poza y María Vázquez, en 'Un tranvía llamado deseo'. / lp/dlp

En esta línea, Vázquez recalcó la importancia de respetar la fuerza del texto original, «censurado» en la película homónima que Kazan rodó extasiado con Marlon Brando y Vivien Leigh tras el impepinable éxito del montaje: «Stella y Blanche representan una historia tremendamente feminista. Tennessee Williams construyó unos personajes femeninos increíbles, que siguen siendo excepcionales en la historia del teatro».

Su personaje, Stella, una mujer maltratada y atrapada en el conflicto entre su hermana y su marido, ha sido a menudo interpretado como una figura secundaria o complaciente, pero que el texto íntegro revela sus matices. «Se ha querido dulcificar a los personajes femeninos para que no caigan mal. Pero aquí no tenemos por qué ser perfectas, ni dulces, ni previsibles. Y eso me ha dado la oportunidad de volar mucho». Añadió que la relación con Poza dentro y fuera del escenario ha sido decisiva: «Trabajar con ella es un sueño. Dentro del escenario todo se recoloca y cobra sentido. Nos entendemos incluso en el silencio».

La dupla de actrices representa a dos seres delicados que Williams empujó al «espacio claustrofóbico» del escenario, un lugar en el que se ponen de relieve la violencia y la fragilidad humana. Junto a Poza y Vázquez, se ejercitaron Pablo Derqui, antagonista de esta historia como Stanley Kowalsky, un migrante polaco que reniega de su identidad en favor del sueño americano; y Jorge Usón, que interpreta a Harold Mitchell, un hombre que se refugia en Blanche para disfrazar su pavor a la soledad.

El tranvía, el elemento cohesionador de esta Nueva Orleans de blues y escenario de un capitalismo incipiente, arrolla al elenco a enfrentarse a sus propios deseos. El vagón que supone el viaje introspectivo del espectador, empuja en dirección a la compasión, a observarse en sus propios abismos y, en última instancia, advierte de que no debe confundirse el traqueteo de los deseos con la necesidad de ser vistos. «Blanche no puede vivir si no dejar ir, y el amor no es eterno. Lo siento», remató ayer Poza.

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