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Música | Estrenos

Yul Ballesteros presenta su noveno álbum 'Hope': "Componer es mi forma de sanar y comunicarme"

El guitarrista presenta mañana viernes 31 de octubre en el Teatro Guiniguada su octavo trabajo ‘Hope’, una nueva exploración jazzística mediante el formato trío, acompañado de los músicos Tana Santana y Akior García

El músico Yul Ballesteros.

El músico Yul Ballesteros. / lp/dlp

Las Palmas de Gran Canaria

Su séptimo disco se titula Hope,«esperanza» para el desaliento de los conflictos bélicos, la polarización y las incertidumbres democráticas. ¿Qué significa esto para usted?

Es un poco de todo. El nombre a mí me viene de la necesidad de enfocar la esperanza como algo vital, es una necesidad de transmitir. Creo que todo tiene solución, soy bastante positivo en mi pensamiento. Pienso que todo está mal, pero que todo se puede mejorar. A lo mejor no solucionar, pero sí mejorar. Todo es posible todavía, y hablo de política, de cambio climático, de relaciones personales... Cada canción tiene como un concepto diferente, pero están muy ligados a la esperanza, por eso hay un tema dedicado expresamente a eso, pero todos los demás tienen también un poco de esperanza en las composiciones.

¿Qué le llevó a retomar el formato trío con Tana Santana y Akior García tras Alma?

El proyecto es el mismo, con la colaboración del saxofonista Ariel Brínguez. La idea era un poco mantener esa dinámica de Alma, que era mi primer disco realmente a trío. Tengo muchos discos con formaciones diferentes y la verdad que me apetecía continuar con la dinámica a tres. En Hope compongo de una manera más orgánica, más pensando en sensaciones, en sentimientos... Y trato de transmitir eso con una formación más pequeñita, en la cual se puede intentar que todo suene como un solo instrumento. Esa es un poco la idea del proyecto.

¿Qué es lo que tienen preparado para este viernes en el Teatro Guiniguada?

Presentaremos el disco nuevo, pero también hay algunas sorpresas. Siempre hay algún detallito de los discos anteriores que nos apetece rememorar o traer al escenario, pero en principio la idea es presentar el disco nuevo. Con la suerte de que esta vez para este concierto viene Ariel, que fue el invitado que grabó el disco. Vamos a tratar de transmitir esa sensación de esperanza que queremos poner de relieve en el disco.

¿La esperanza en la música se plasma en una sonoridad más alegre, en un jazz más vivo?

Cada tema tiene un punto diferente. A mí lo que me da la esperanza es un concepto de brillo, de música brillante. En algunos momentos sí que utilizo armonías que generan ese sonido brillante que estoy buscando, y en otros momentos simplemente son detalles en alguna melodía o cosas que me recuerdan a situaciones, pero es difícil de transmitir cuando no hay letra en la canción. Es un poquito más complejo transmitir a lo mejor un sentimiento, una sensación, estos casos. Pero es verdad que con el tiempo he ido aprendiendo a transmitir lo que a mí me parece, lo que a mí me suena y lo que a mí me transmite. Luego es verdad que llegar al público es un momento diferente cada día, el viernes yo creo que va a ser muy bonito también porque es la primera vez que lo hacemos, creo que puede salir algo muy interesante, muy bonito.

¿Lo de que sus álbumes bailen siempre entre los ocho o nueve temas es ya una fijación personal?

Hay mucha gente que no se da cuenta, pero no sé por qué tengo la norma de poner ocho temas salvo en algún disco. En general siempre pongo ocho. Hace ya casi 20 años elegí ocho temas, me cuadró. Me parece el tiempo de duración perfecto, que no se hace pesado ni corto, y no sé por qué a partir de ahí siempre me salen ocho temas.

¿Con ocho canciones en un álbum no teme quedarse corto?

Claro, pero hay que tener en cuenta que son temas de jazz, en el que la canción que menos dura es de seis o siete minutos. Un disco completo son 50-55 minutos. En un álbum de pop de ocho temas no llega a media hora, pero en el jazz como hay mucha improvisación y son temas muy largos. A mí esto de componer es una forma también de transmitir cosas que me pasan a mí y una forma de sanar. Yo no sé hablar muy bien, entonces puedo expresar los problemas y las alegrías que tengo a través de la música. Y aunque nadie las entienda, o no sea una forma de comunicarme, para mí es una forma de sacar cosas. Hay veces que necesito tener un tema más porque hay una cosa que me remueve y la tengo que poner, pero en general intento que sean ocho los problemas que tengo (risas).

En Volcán de gofio, Beast of the Sun y I had a crazy dream existen voces.

En este caso son standard stories. De hecho hay tres temas en el disco físico. En Spotify solo hay dos, que son dos estándares americanos, composiciones de hace 80 o 100 años. A mí me gustan mucho esos temas y me transmiten también ese concepto de esperanza. Hay un tercer tema que sí es letra mía, pero que ese solo está en el disco físico. Lo dejamos como regalo, además tiene letra en la carátula, o sea en la portada, no en la contraportada. Un detalle para la gente más analógica.

¿Qué cuenta en esta letra?

Habla de mi familia, de mi pareja y de mi hija. Es una analogía de lo que es una historia estándar, porque en el jazz los estándar son la música que hacemos todos, los referentes. Pero cuando hablamos de una historia estándar, muchas veces lo decimos de forma peyorativa, algo que no es especial. Ellas son mi historia estándar y son lo más maravilloso que me ha ocurrido.

Podrá ser una pregunta estereotípica, pero la respuesta es volátil: ¿Cómo ve el estado del jazz en Canarias?

Es una pregunta que se hace siempre, pero es que hay que seguir haciéndola. Deberíamos mirar un poco también hacia adentro nosotros los propios músicos. El jazz es una música que nunca ha sido bollante, nunca ha sido una música mayoritaria, es una música de minorías. Pero siempre ha tenido buena salud en el sentido de que esas minorías suele ser fiel. Aquí en Canarias tenemos la suerte de que la minoría no es tan pequeña, porque hay un festival desde hace más de 30 años, contamos con ciclos que apoyan ese tipo de música: El jazz otoño; El rincón del jazz... Y muchos ciclos que ya no están. Tenemos un porcentaje de músicos de calidad muy alto. Faltan cosas, sobre todo de base, falta mejor formación en Canarias, un circuito que dé más posibilidad a todos los músicos de tocar con la calidad que se requiere a nivel profesional. No todo el mundo tiene las mismas oportunidades.

¿Los conservatorios en las Islas se nos quedan chicos?

Sí, yo soy profesor de conservatorio, de hecho. Hablo con conocimiento de causa, el conservatorio hace lo que puede. Entiendo que es muy complicado, pero no tenemos un itinerario completo de música moderna todavía. Yo estudié fuera, en un sitio donde pedían pocas cosas de clásicos, porque era importante, pero el 95% de tu materia estaba enfocada a lo que ibas a tocar después, y aquí a lo mejor el 50% de la materia está enfocado en música clásica. Es maravilloso, pero los estudiantes ya salen con una carencia en comparación con otros centros. 

En Volcán de gofio deja entrever alusiones al folclore, con chácaras y tambores, un concepto que manejón en Islazz.

En este disco es más un concepto de jazz contemporáneo. Islazz es verdad que es más bien como una trilogía en la cual todo es intentar hacer sonar lo que para mí es Canarias. Darle sonidos a paisajes, a personas, a comidas, a sabores, a ritmos... Utilizo mucho folclore y en algunos temas incluso cojo un palo canario para una malagueña. Para mí Volcán de Gofio es una de las composiciones que va sobre Canarias, sobre el espíritu de la persona de aquí. El tema está compuesto en base a una receta mía de un postre con gofio.

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