Seis partidos han bastado para que el equipo técnico de observadores de la UEFA no hayan dudado. Con 18 años, el tinerfeño ya deslumbra dentro del mundo de fútbol.
No es lo que hizo ni tampoco cómo lo hizo. Ni siquiera el impacto que tuvo en la emergente selección española, que entró en la Eurocopa en medio de la indiferencia general, incluida de su propio país, y se marchó como uno de los grupos más observados y estudiados por el fútbol que practicó. No es lo que hizo Pedri, una verdadera locura para un niño de 18 años, que debutaba en un gran torneo. Ni tampoco el camino que escogió para expresar su sedoso e hipnotizante juego. Lo que trascendió, y de verdad, fue la enorme personalidad que acreditó en cada uno de los seis partidos que jugó, transformado por Luis Enrique, uno de sus padres deportivos junto a Pepe Mel, el técnico de la UD Las Palmas, y Ronald Koeman (Barça), en un pilar indiscutible de España.
Pilar deportivo y pilar, sobre todo, emocional porque el balón jamás le quemó en los pies a Pedri, erigido, ya sin discusión alguna, pese a ser un adolescente que acaba de alcanzar la mayoría de edad, con requisitos legales para sacarse el carnet de conducir; en una de las banderas futbolísticas de la nueva España que ha ideado Luis Enrique, capaz de resistir los tradicionales caudillajes de poder que emanan siempre de Madrid, el centro de todo.
El futbolista canario fue el tercero que más kilómetros corrió, sólo detrás de Jorginho y Phillips
Pues el centro de la selección estaba en los pies de un canario que engaña. Tanto en el campo como fuera. Parece tímido, pero no lo es. Oculta, una vez te acercas a él, una capa bromista y desenfadada, adquirida en sus largas horas correteando por el bar familiar de Tegueste, el pueblo tinerfeño que él ha colocado en el mapa. En el campo basta verlo un segundo para descubrir la dimensión de futbolista que es. Y puede llegar a ser, exigido ahora en la segunda temporada en el Camp Nou a responder a la altura de lo que ya dio en su primer año.
Estadísticas exquisitas
No reflejan, sin embargo, esas grandes estadísticas (629 minutos jugados de 630 posibles, 76,1 km recorridos, el tercero que más corre de la Eurocopa tras Jorginho, de Italia, y Phillips, de Inglaterra, ambos con un partido más, 92,3% de acierto en el pase) la tremenda huella dejada por Pedri. Tan grande ha sido que cautivó al comité de expertos de la UEFA, que le dieron el trono de mejor jugador joven del torneo. Una cita en la que Pedri se despidió llorando a lágrima viva sobre el césped de Wembley, tras completar ante Italia un partido casi perfecto: 65 pases buenos de 66 en 120 minutos.
En semifinales contra Italia tuvo una actuación estelar: 65 pases buenos de 66
Antes del torneo, apenas había jugado cuatro partidos con España; ahora, suma 10. En el viaje, pase a pase, con esa visión periférica que le permite detectar el paisaje real del partido, obtuvo el reconocimiento de los expertos. «Lo que ha hecho Pedri, con 18 años, en este torneo no lo ha hecho nadie. Ni Don Andrés Iniesta lo ha hecho. Es increíble, es único», comentó Luis Enrique para certificar la consagración de un chico que hace un año prometía y brillaba en Segunda División con la UD. Ahora, la Eurocopa encumbra al canario como el mejor talento precoz del continente.
