Héctor Ramírez lo tiene claro. Al filo del acantilado, el presidente del 'Támara' destila madurez. Fe ciega en la figura de Pachi Castellano, que tiene a la UD Tamaraceite en la penúltima plaza del Grupo IV de la Segunda RFEF -2 puntos de 21 en litigio-, y paciencia a un entorno que comienza a perder la fe. "Estamos dónde estamos por una relación de errores propios. Toca asumir nuestra cuota de responsabilidad. Hemos marcado un cambio de objetivo, que simplemente responde a la cordura precisa en este momento del campeonato: la consigna es salvarse. Alcanzar la 12ª plaza en un margen de 24 jornadas. La plantilla precisa tiempo y afrontamos un año de transición. ¿Dudas con Pachi? Acabará la temporada aunque no gane un partido en la Segunda RFEF", determina el mandatario Héctor Ramírez, el arquitecto de un equipo que voló desde la Segunda Regional a la Segunda B. San Mateo y San Fernando también agonizan y Ramírez responsabiliza a la falta de ayudas del sector empresarial. "Si queremos un fútbol grancanario sólido y a la altura de esta categoría, hay que arrimar el hombro".

 Confiesa que ha tenido que adelantar ciertos pagos de su bolsillo. A la espera de la llegada de las subvenciones, maneja un presupuesto de 390.000-4000.000 euros. "Salvo que Pachi de un paso al costado, es nuestro entrenador. Estamos confiados de que saldremos adelante. El fútbol grancanario no es competitivo por la falta de apoyos, el vacío y déficit del sector privado se nota. Pero no caeremos en las lamentaciones, con trabajo y sudor volveremos a luchar por nuestro sueños. Es un año de transición, pero el Támara renacerá como un equipo competitivo en busca de éxitos".