La vela en Canarias pierde a uno de sus grandes referentes. José Fernández de la Guardia no consiguió títulos mundiales ni oros olímpicos, pero fue el maestro de los que sí llegaron a conseguirlo. Hombre hecho a sí mismo en el plano laboral, llegó a la vela a una edad tardía, pero con muchas ansias de aprender la infinidad de posibilidades que ofrece el mar y este deporte a los canarios. 

 Pepe, como era conocido por sus amigos, destacó en vela ligera y en cruceros. Tuvo una incursión en la vela latina junto a su hermano Álvaro a bordo de su bote PepsiCola, donde coincidió con su gran amigo y rival en el Perico, Santiago Ceballos Perdomo. Juntos llegaron al Náutico donde formaron parte de una incipiente e importante flota de la clase Snipe, con nombres que han dejado huella en el palmarés de este club: Joaquín Blanco Torrent, Tony Arias, Enrique Boissier, Paco Beneyto y otros como su incondicional amigo Celestino Vilar, a los que demostró hasta dónde se puede llegar con un barco bien trimado con su embarcación Celaje . Mi padre y Pepe no fueron rivales, sino grandes amigos tanto en lo deportivo como en el plano personal, nos comenta un emocionado Santi Ceballos - hijo-. Fue mi maestro, mi referente, porque era un tipo de persona que jamás te fallaba, servicial y espontáneo. La experiencia de cederme la caña del Alpispa, en una regata a la altura de la Punta del Descojonado con olas de más de 2 metros, fue un paso decisivo en mi formación como patrón.  

Si hay algo que define la personalidad de este lobo de mar, era su continua apuesta por la cantera de regatistas. Su tocayo Pepe Ramírez destaca la generosidad que siempre tuvo al compartir sus conocimientos con los más jóvenes: era un persona muy meticulosa y estudiosa de los temas náuticos. En la época que empezó a navegar en cruceros, coincidió con grandes patrones como Enrique Hernández o Dimas Valdivielso. Su sapiencia y enorme poder de observación, le llevó a convencer a un escéptico Manolo Almeida, armador del Vendaval, a modificar la pala del timón para conseguir que este barco recién llegado a la flota, "dejara de bailar como un cisne y arrancara en velocidad"

 Fernández vivió la transición del casco de madera a la fibra y aprovechó la oportunidad que le brindó Félix Juan Bordes, para sacar el máximo rendimiento a los barcos de este armador. Eduardo Bordes de Santa Ana a pesar de la diferencia de edad, recuerda con cariño una travesía junto a 9 chiquillos más en la Calandria, un Contention 33, donde Pepe con la ayuda de su padre y Santi Ceballos, pasearon a esta guardería e incluso les deleitó con sus famosos "huevos al garibú" que al final era comida para tropas adornado con su peculiar vocabulario. Eduardo, niño muy inquieto en esa época y siempre dispuesto a embarcarse, sabía que a la hora de enseñar, el maestro era muy estricto pero humilde a la vez y por eso todos los jóvenes le admiraban y querían navegar con él.  

En sus primeras tripulaciones Pepe tuvo muy buen ojo al elegir sus tripulantes, consiguiendo lo que hoy sería para los americanos un gran "dream team": por la Alpispa y la Calandria pasaron Santi Ceballos padre e hijo, Manolo Pazos, Josele y Luís Doreste, Coli Alday y Rafael del Castillo, acompañados del armador Félix Juan Bordes para el cual siempre había un farmacola, , reconstituyente de la época que aliviaba los tremendos mareos que se podían llegar a pillar a bordo de estas pequeñas embarcaciones punteras de la época, pero que la tremenda afición y ganas de navegar, lograban superar esa frase tan común que muchos navegantes han dicho alguna vez, tras al traspasar el dique del Muelle de La Luz y de Las Palmas y encontrarse de frente las mares atlánticas: NUNCA MÁS.  La primera edición de la Regata a Madeira la ganamos estando al pie del cañón, comenta el doble medalla de oro olímpico Luís Doreste. Mi referente en vela ligera fue Tony Arias, pero en cruceros fue Pepe Fernández. Él me dio la oportunidad de llevar la caña con 16 años y siempre recordaré su motivación, su disciplina y su técnica. En cierta medida coincide con lo que comenta su amigo Toy Apolinario: le teníamos un enorme respeto porque sabía navegar, pero no era como los antiguos patrones que se pasaban infinidad de horas a la caña, sino que delegaba y daba la oportunidad convirtiéndose en algo más parecido a un estratega o táctico de los de hoy en día. Otro de los tripulantes que bien conoció al patrón fue Rafa del Castillo Espino que anécdotas tiene miles, pero al insistirle que no todas se pueden contar, nos suelta una de esas que sientan cátedra: Pepe "el gato" porque no sé si este mote fue más por el mítico jugador de futbol o porque subía al palo con una agilidad que daba miedo, nos enseñó que aceptar y aprender de la derrota es más importante que ganar. Era una persona que no se quedaba con su saber pues lo compartía pero....¡vete después a ganarle! Yo tenía un padre, D. Gustavo, pero en el RCNGC mi padre adoptivo era él y muchos gritos que me llevé, pero orgulloso de haber navegado con este ejemplo de persona integra y excepcional.  

Pepe Fernández tuvo la suerte de vivir una vida plena, con muchas horas de navegación que incluso llegó a disfrutar con su nieto José Ponce. Mítica fue la regata 50 aniversario del Mundial de Snipe, Trofeo Joaquín Blanco Torrent celebrado en 2015. La estampa de este abuelo cercano a los 90 años y su nieto navegando en la bahía de Las Palmas fue memorable o la Regata del Carmen en 2005, donde un recién estrenado Jilorio, embarcación Dufour 34 de Lori Romero, se imponía con la ayuda de Pepe gracias sus labores de trimado y táctica a bordo. Junto a este recuerdo tan especial, Lori también quiere destacar la polivalencia de este gran regatista y su constancia.  

Nos ha dejado uno de los grandes referentes de la vela en Canarias. Sin hacer ruido y con una dignidad de la que solo hombres de su categoría, son capaces de acumular a lo largo de su vida. Estaremos atentos al horizonte del océano Atlántico que baña nuestras islas, porque uno de sus coloridos celajes, será la rápida estela de los nuevos rumbos náuticos de Pepe Fernández.