Enrique tiene seis años y es el tercero de la generación De Vidania, que siente devoción por el mundo del motociclismo. Su padre y su abuelo, del mismo nombre, son dos apasionados a las dos ruedas, un amor por abrir gas que ha heredado el menor de la saga y que ahora ya pone en práctica subido a su minimoto por los circuitos de peninsulares y de las Islas.
Es el benjamín de los pilotos canarios que son capaces de subirse a su moto de 40 centímetros cúbicos –de la marca Polini– para competir contra los más grandes. Un atrevimiento que se ha ido germinando desde que su progenitor le comprara con tres años una moto de batería y le fueran testando en la parte superior de la Estación de Guaguas de El Hoyo con unos pequeños tramos con conos. «Ahí me fijé en que le gustaba y que tenía condiciones para esto», transmite su papá con orgullo.
Fines de semana arriba, fines de semana abajo, con una breve experiencia en el circuito de Valsebike ubicado en el Centro Comercial Las Terrazas en el que el enduro no terminó de convencer al joven talento, el asfalto acabó de enamorar al pequeño Enrique y su padre decidió introducirlo en el mundillo de las minimotos en Canarias. Solo con un inconveniente, el de tener que trasladarse a Tenerife cada 15 días, pues es donde se encuentra la Escuela DSM que dirige Dailos Sainz de la Maza y el promotor de estas categorías de formación en el Archipiélago.
Con cinco años se plantó ante otros 14 aspirantes en la isla vecina; tras pasara los exámenes sobre las dos ruedas, fue elegido junto a otros tres promesas tinerfeñas del motociclismo para competir en el Campeonato de Canarias.
Semáforo verde
Lidiando con el peso mínimo que hay que tener para subirse a la minimoto –49,5 kilos–, De Vidania consiguió su primer hito el pasado 3 de julio, cuando consiguió quedarse segundo clasificado en la prueba de Gran Canaria. «A partir de ahí pensé que también podíamos ir a la Copa de España», comenta su padre.
Ya el 7 de agosto se marcharon a Tarancón (Cuenca) para disputar la tercer prueba del Nacional de su categoría. «Llegó allí y le temblaban las piernas. Había 42 niños en la parrilla y todos mayores que él», indica el progenitor, que se atribuye el honor de ser «el manager, cocinero, esponsor y su mayor fan».
Con la vista ya puesta en cotas más altas, la familia tuvo contacto con Chicho Lorenzo, el padre del campeón mundial Jorge Lorenzo, quien tiene también una escuela en Alpedrete (Madrid). «Lo vio y dijo: este chico tiene talento». La bendición ya estaba dada, ahora falta confirmar sus capacidades domando su incipiente carrera.
Una proyección meteórica que confirmó tan rápido como se maneja en la moto. Fue justo un mes después en el circuito de A Madalena en Forcarei (Pontevedra). Este trazado permite que las minimotos vuelen. allí, De Vidania registró una velocidad media de 72 kilómetros por hora.¡ Consiguió mejores marcas y concluyó el primer día duodécimo de la general y el segundo subió un puesto, ya adaptado a este tipo de disputas.
Con estas experiencias nacionales, el pequeño regresó al circuito de casa para concluir el Campeonato de Canarias. En la prueba celebrada el pasado noviembre, finalizaba en la cuarta plaza debido a unos problemas en el motor que, a medida que la carrera avanzó, consiguieron arreglar.
La semana pasada, en la última prueba del Regional, finalizó la primera manga con un segundo puesto y en la segunda finalizó tercero. Estos resultados, sumados a todos los puntos de las antriores citas, le valieron para subirse al tercer escalón del podio final. Un hito, ya que es el único piloto de Gran Canaria de su edad y apenas tiene competencia para poder entrenar en la Isla.
Futuro prometedor
Ahora, con el calendario de la próxima temporada ya publicado, la familia quiere ponerse manos a la obra para preparar lo que se espera como un año de éxitos. Burgos, Zaragoza, Galicia (As Pontes) y Tarancón (Cuenca) están en el horizonte como los cuatro objetivos del joven isleño.
Aunque solo tiene seis años, muchos ya le comparan con un estilo parecido al de Álex Márquez. «Apura bien la frenada, aunque le cuesta todavía ir rápido en las salidas en curva; tiene una velocidad en pista de las que se van trabajando mientras ruedas, es un poco del estilo Tito Rabat», subraya el padre. El joven, que tiene buenas notas en el Colegio Salesianas de Telde, también tiene espacio para la solidaridad sobre su minimoto. Colabora con un niño de su clase y por ello lleva una pegatina de Pequeño Valiente en su montura.
