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Lucha canaria

El pulmón de la brega

El Proyecto Escuela, con su plan en los centro educativos, ha mantenido el pulso del deporte vernáculo durante la pandemia

Imagen del acto de presentación del Proyecto Escuela de Lucha Canaria, impulsado por la Federación Insular y la Consejería de Deportes del Cabildo de Gran Canaria. | | COMEME CANARIAS

Ninguna otra disciplina deportiva ha estado más castigada que la Lucha canaria durante la pandemia. Además, con diferencia. Los equipos están ya calentando para volver tras casi dos años de parón en la competición, pero no en la base, donde los centros educativos sí han vivido este noble arte.

Desde que la pandemia golpeó al mundo desde hace casi dos años, pocos deportes en el mundo han sufrido tanto como la lucha canaria. Al menos, en España. La brega quedó paralizada por completo, víctima de su ancestral manejo de mañas cuerpo a cuerpo, de su contacto, que forma parte de la genética de este deporte. Y cuando otras disciplinas marciales empezaron a despegar, la lucha canaria siguió a la espera, clavada dentro de protocolos que no terminaban de materializarse.

Durante todo este tiempo, la lucha canaria en Gran Canaria ha encontrado un pulmón. Un músculo que le ha permitido estar latente: es el Proyecto Escuela de Lucha Canaria Cabildo de Gran Canaria. Este programa ha sobrevivido al covid y ha conseguido que en las aulas esté la lucha canaria aunque los terreros estén vacíos, afortunadamente por poco tiempo ya, con las competiciones a la vuelta de la esquina.

“El objetivo era claro en estos años: no perder el vínculo con la lucha. Es complejo porque no hemos podido agarrar durante mucho tiempo, pero creo que hemos sabido reinventarnos para llegar a los niños y adolescentes”, argumenta Adexe Rodríguez, director del Proyecto Escuela y licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. Un lugar al que llegó “casi de rebote” y que le ha apasionado. “Yo vengo del judo. Creo que esa visión, a venir desde fuera, te hace percibir las cosas de otra manera. Con errores y aciertos, pero creo que hemos sabido adaptarnos a la situación. Era eso o irnos a pique”, argumenta.

A los 21 municipios

Y los golpes de la pandemia no han podido con este plan para naturalizar la lucha en las escuelas, asentado ya en el programa educativo de más de un centenar de centros de los 21 municipios de Gran Canaria. El pasado curso hubo colegios e institutos que hasta se quedaron fuera del plan. Sin agarrar, hubo otras maneras de trasladar los conocimientos que tiene intrínsecos la brega. “Nos acostumbramos aunque cueste algo más explicar. Tiramos de conos, de picas, de cuerdas para elaborar actividades sin contacto que estimulen la motricidad y psicomotricidad y que se transfieran a la lucha canaria. Eso además de exponer vídeos e imágenes para preparar las actividades y dar a conocer la historia de la lucha canaria”, cuenta Rodríguez.

El grado de satisfacción entre los centros que se acogen a este plan es “alto”, expone Rodríguez. “El feedback que nos llega a la federación es muy bueno. En su mayoría los centros repiten de un año a otro. Tanto la comunidad educativa como los alumnos se divierten y aprenden, que es lo importante. No esperaban que fuera tan dinámico”, explica.

Entre los meses de octubre y noviembre unos 4.000 alumnos pasaron por el Proyecto Escuela. Ya hay 105 centros que tienen su participación asegurada. “Cuando esto empezó muchos niños y adolescentes no sabían ni qué era la lucha canaria, algo diferenciador en nuestra cultura y en nuestro deporte”, replica Rodríguez, que lidera un plan escoltado por Rayco Ramírez, coordinador, y otros diez monitores y monitoras que se entregan por trasladar todo lo que han aprendido en los terreros. Y eso no son solo mañas, también va de valores. Todo con una formación también para los monitores, con el objetivo de que mejoren sus dotes divulgativas y lleguen mejor a un público que, en muchos casos, nunca ha escuchado hablar de la lucha canaria.

Un caladero perfecto para establecer una cultura en torno a los terreros y se cree una base. Pero no solo una base con luchadores sino también de aficionados. “El proyecto funciona y ahí están los números. En la base se han pasado de las 200 licencias a las 500 en Gran Canaria; en lucha femenina, de las 20 a 80”, apunta.

Más de 19.000 alumnos

El trabajo de los clubes se ve reforzado transversalmente con un lugar que acerca a muchos niños y jóvenes por primera vez a la lucha. Por ejemplo, en el curso 2018-2019, el Proyecto Escuela llegó a 25.000 alumnos; el año pasado, la cifra se quedó en 19.000 alumnos en 71 centros. La aspiración en 2021 es volver a unas cifras similares a las prepandémicas. Los números avalan esta iniciativa que empezó hace cinco años. Las facilidades, son máximas. Ningún club cobra cuotas por practicar la lucha canaria y se les asigna un material también gratuito.

Todo gracias a la implicación de los monitores, pero también institucional, con el Instituto Insular de Deportes como sustento de este Proyecto Escuela. El éxito ha conseguido exportar este modelo. «Otras federaciones y Cabildos ya se han interesado en cómo hemos formado este Proyecto Escuela», apunta Rodríguez. Y de fondo, un deseo: volver a agarrar y crear una base que ame la lucha canaria.

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