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Polideportivo | Juegos Olímpicos
Ray Zapata Medalla de plata en Tokio 2020

Ray Zapata: «Tras la plata pensé en parar, pero ahora tengo más ganas»

Ray Zapat¡a, durante la gala del Comité Olímpico Español que se celebró hace una semana en Madrid. | | COE

A Río 2016, Ray Zapata fue como novato; en Tokio, tras el 2020 fallido, subir al podio era casi una obsesión. Lo hizo. Y desde entonces descansa mejor.

Se acaba el 2021, probablemente el año más trascendental de su vida. ¿Qué imagen se lleva de este año que termina?

Primero, el nacimiento de mi hija, que es lo que más me ha marcado en mi vida; después, obviamente, la medalla olímpica, que ha sido el broche de oro a mi carrera, pero de este ciclo olímpico [se ríe] porque pienso seguir haciendo gimnasia, por lo que espero poder mejorarlo.

¿El paso de los meses hace que valore y palpe mejor lo que le ha pasado en este año?

Sí. Una vez que lo consigues es el fruto de haber trabajado una vida para ello. No ha sido fácil, pero igual que para tantos otros deportistas de Tokio. Veo las imágenes de otros y también me emociono porque sé lo que les ha costado. No he estado tan feliz en mi vida como en este 2021. Es mi recompensa, pero también me acuerdo de toda esa gente que sueña con ir a unos Juegos y no ha llegado, de esa gente que se quedó a las puertas de una medalla... Por eso me siento más privilegiado todavía. Ha sido increíble. Todavía no me lo creo del todo cuando miro a la medalla. Sé que no es un sueño porque tengo la medalla en la mano en casa.

«No dije que no llegara a fin de mes, ni tampoco quiero hacerme rico, solo tener una vida más cómoda»

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¿Tanto le impresiona todavía hoy?

Superé mis propios sueños, mis propias expectativas de niño. Soñaba con llegar a unos Juegos Olímpicos, pero la meta ha sido una medalla de plata. Pensaba que iba a parar de competir, pero tengo ganas de seguir adelante, de progresar, de ponerme nuevos objetivos y retos personales. Ojalá pueda cumplirlo con creces como hice este año.

¿Le convencieron para seguir o se convenció solo?

Qué va. Tengo las cosas muy claras. Entreno porque me gusta, porque disfruto. En el momento que eso falle, mal asunto. Sin eso es complicado. Si sigo es porque creo que puedo mejorar en todos los sentidos y porque creo que puedo seguir dando resultados buenos para España, para Canarias y para Lanzarote, que siempre la tengo presente.

¿En qué le cambia una medalla olímpica?

Pues que duermo mucho mejor. Me siento más satisfecho al alcanzar los objetivos. También en que la gente te reconozca, te muestre ese apoyo. Simplemente en eso.

Igual habría algún vecino que ni le conocía...

Sí, sí, ellos sí que me tenían controlado. Ahora pues de vez en cuando alguien te reconoce. Cuando acabaron los Juegos Olímpicos sí que noté más esa exposición, alguna mirada... A mí lo que me gustaría es que se acordaran de nosotros siempre, que nuestros deportes, muchos minoritarios, tengan esa trascendencia, que se fijen en nuestros valores. Eso y ganar visibilidad.

¿Qué ve en esa plata ahora?

El esfuerzo de una vida, mucho sudor y muchas lágrimas contenidas. No lo he tenido fácil personalmente para llegar a este punto, pero ha valido la pena. Ese sufrimiento ha valido la pena. Y tanto.

¿Qué le mueve para estar en París 2024?

Mejorar. Quiero crear, al menos, un par de elementos nuevos. Eso y clasificarnos junto con el equipo. Pero también que mi hija me viera en la grada, que pudiera estar allí conmigo. Tendría tres años y pico, así que para mí sería la bomba.

«Descubrir la gimnasia en Lanzarote hizo que me pudiera expresar como yo era»

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Se leyó hace unos días, en la gala del Comité Olímpico Español, que va justo, que no llega a final de mes y que no podía aspirar a comprarse una casa.

Bueno, vamos a ver. Estoy en esas, intentando comprar una casa, pero nunca dije que no llegara a fin de mes. Llevo trabajando desde los 14 años para que mi familia, y ahora mi hija y mi mujer, lleguemos a final de mes como el resto de españoles. Lo que quería era invitar a las empresas privadas a colaborar, de la mano del Consejo Superior de Deportes y el Comité Olímpico Español, a integrarse en el Plan ADO para trabajar con tranquilidad y sin preocuparse de su estabilidad económica. Eso era lo que quería transmitir, pero se salió de madre. Me pusieron a caldo. Leí cosas como que me pusiera a trabajar. He trabajado bastante para llegar a donde estoy.

Su beca olímpica la tiene asegurada hasta París.

Sí. Durante dos años está asegurada. No tendría sentido decir que no llego a fin de mes. Creo que mucha gente se quedó en el titular, entonces pues venga a comentar, venga a escribir cosas en las redes sociales, casi siempre de forma despectiva. Por supuesto que se puede opinar, todas respetables, pero estamos viviendo una época en la que hay gente que lo pasa mal por este tema. Por ejemplo, igual mucha de esa gente que comentó esta historia no sabe de dónde vengo. Igual sí que nací en Santo Domingo, pero no saben las condiciones que tenía allí. No saben si estoy triste, si estoy contento, cómo me puede afectar.

¿Se lee esos comentarios?

Sí y me río. Pero eso yo, a otros sí que les afectan. Creo que hay mucha gente que no me conoce. Me tacharon de ambicioso, de prepotente, de arrogante por decir que quiero mejorar mis éxitos y mis condiciones de vida. Si eso es ser prepotente... Desde fuera yo lo veía como una persona que intenta superarse. Creo que fue un problema del titular de la información, que es jugoso, pero malo: tuvo mucha repercusión, pero pudo ser destructivo.

¿Se comparan mucho los deportistas españoles con las condiciones que tienen otros compañeros en otros países? ¿Son peores en España?

Hay mucha diferencia entre países. Pero sin los apoyos de aquí no podría. Cada Comité Olímpico tienes sus fórmulas, pero creo que aquí estamos bastante bien. Cada uno tiene su sistema.

Vamos, que se siente bien pagado por lo que hace, aunque siempre se podría estar mejor.

Pues sí, estupendamente, aunque si fuera ruso ya me hubieran puesto casa, coche y un cargo para cuando me retire del deporte [Se ríe]. Sacamos 17 medallas en Tokio, pero imagínate si tuviéramos un apoyo mayor, no solo en la gimnasia. Si yo no quiero ser rico con mi deporte, lo que quiero es tener una vida más cómoda, al menos en mi trayectoria deportiva. Eso es lo que sentimos mucho.

Llegó a Lanzarote con nueve años. ¿Ha pensado mucho en que hubiera sido de usted sin ese gran salto?

A saber... Allí no estábamos bien, cierto, no eran las mejores condiciones de vida. Gracias a mi madre encontramos una oportunidad para progresar y salir hasta Lanzarote. Allí encontré todo: estudios, deporte y progreso personal en la vida. Lo que seguro que no hubiera hecho era gimnasia porque en Dominicana lo que manda es el béisbol o el básket.

¿Qué se encontró en Arrecife cuando aterrizó?

Mis primeros recuerdos son que me aburría mucho. En los países europeos se estila más quedarse en casa y no pisar tanto la calle, a no ser que vayas acompañado. Pero claro, mi madre estaba trabajando. Llegamos en vacaciones y gracias a la gimnasia me adapté a la Isla. Ahí hice mi círculo de amistades y pude expresarme como soy.

¿Cuánta culpa tiene de todo esto el Club de Gimnasia Isla de Lanzarote?

Muchísima, casi toda. Tanto Francis [Rodríguez] como Clari [Ramos]. Empezamos un proyecto con el objetivo de intentar llegar a Londres, que no alcanzamos porque era muy joven y tenía muchísimo que pulir, deficiencias técnicas enormes. Pero recuerdo cuando nos sentamos en la nave del club por Altavista y estamparnos porque ya era demasiado mayor para entrar en el Centro de Alto de Rendimiento de Madrid. Al final, gracias a la intermediación de Gervasio Deferr, conseguimos ir para Barcelona, con ellos al 100% desde el principio. Apostaron por mí para que yo fuera todo lo que quisiera ser. Desde rapero hasta medallista olímpico.

«Quiero llegar a París con un par de elementos nuevos y también para que mi hija me vea competir»

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¿Siente su medalla como un grito contra aquellos que intentan sembrar la duda sobre los inmigrantes con discursos xenófobos cada día más sonados?

¿Qué más da de dónde seas y cómo vengas? Mi familia intentó en Lanzarote empezar a construir una vida mejor para todos. En mi caso, gracias al deporte, no solo conseguí un desarrollo personal para mí sino también para el país con una medalla olímpica. No sé cuál es el problema. A veces no quiero ni hablar de ello porque parece que le restamos la normalidad que tiene.

Al 2022, ¿qué se le puede pedir?

Que en 2024 sea igual o mejor que el 2021 en cuanto a éxitos deportivos y personales. Está difícil, pero hay que intentarlo.

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