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Las reinas de copas del Rocasa

El club de Las Remudas lleva ocho títulos en los últimos siete años y dos meses | María González, Melania Falcón y Silvia Navarro desvelan el secreto: «Sacrificio y humildad»

La extremo Melania Falcón, que sostiene la EHF y la Supercopa, la capitana María González, con la EHF European y la Liga, y la meta Silvia Navarro, con la Supercopa y la EHF Challenge, en el museo del club. | | ANDRÉS CRUZ

Una industria de talento con apenas 900.000 euros de presupuesto. El Rocasa, con una Liga, dos Copas, dos Supercopas y tres EHF Challenge Cup-European, se ha doctorado con una forma peculir de entender el deporte de élite. Cantera, jugadoras foráneas de relieve internacional como Navarro y el coraje de levantarse. Es una religión. Una forma de vida. «Este escudo te transforma; aquí no se rinde ni el utillero», valoran.

Coleccionistas de gloria. Las tres reinas de las ocho copas del Rocasa Gran Canaria. Guardianas del Museo del Prado de Las Remudas. En la veteranía, arte y hombros de estas tres pilares del cuadro teldense laten los ocho fotogramas de oro del club de Las Remudas. La capitana María González, la segunda capitana Melania Falcón y la portera internacional Silvia Navarro son historia viva del deporte canario. Las abanderadas de la Belle Époque. Desde el 22 de febrero de 2015, con la conquista de la Copa de la Reina de forma épica en la prórroga ante el Bera Bera para sepultar la maldición, hasta el pasado domingo 15 de mayo con la tercera EHF European Cup en Málaga, hay siete años, dos meses y 22 días de un serial de hazañas.

Dirigidas por Robert Cuesta, los fichajes de Mangué y Almudena aseguran otro ciclo dorado

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En el corazón de Las Remudas, en el museo del club, junto al parqué de los sueños que encumbró a las María Luján, Davinia López, Marta Mangué –que está de vuelta a la entidad teldense desde julio–, Almudena –otro de los fichajes galácticos–, Alba Albaladejo, Tiddara Trojaola y una legión de coraje. Antonio Moreno es el rostro ejecutivo de este parque temático de los sueños. Presidente, entrenador y hombre orquesta. Su hijo Yubal, gerente, controla las finanzas y el músculo de un escudo planetario. Nadie puede con el Rocasa. Una Liga Guerreras, dos Copas de la Reina, dos Supercopas de España y tres títulos continentales. Solo el Club Baloncesto Canarias Lenovo Tenerife, con dos Champions y la Intercontinental, puede presumir de un triplete de rango internacional. ¿Dónde reside el secreto de la multinacional de la garra de Las Remudas? «Aprender de las derrotas y no rendirse jamás».

Lágrimas en Porriño y Madrid

María González encadena quince temporadas y la próxima 2022-23 será la última. El cierre a una etapa gloriosa. De éxitos y de decepciones que le valieron para ser más fuerte. «La clave del éxito ha sido no rendirse nunca. Para llegar a conseguir títulos, caímos en muchas finales y nunca dejamos de pelear. La clave es la humildad, el trabajo y el no creerse mejor que nadie. Luchar desde la humildad, competición a competición», determina la central tinerfeña, que ha estado en la era de las tinieblas, con viajes sin recursos, a la oportunidad de lucir su casta y pundonor por el Viejo Continente.

«Mis peleas con Antonio son constantes; como las discusiones padre e hija», dice María

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La semilla de las ocho copas se cimienta en los batacazos. Bofetones que valen de esperanza. «Resalto el trabajo, sobre todo esos años en los que descendimos. Se creó un ambiente de sacrificio. No había años de extranjeras, la mayoría éramos canarias. El orgullo de la tierra salió para defender el nombre de un pueblo, de un barrio pequeñito. Se conquistó ese primer título de Copa de la Reina [el citado de 2015] y prácticamente el 95% éramos de la tierra. Nació un espíritu de pelea, de lucha, de querer, de llegar a lo más alto. Lo hemos intentado al máximo, siempre las viejas que vamos quedando. Tenemos que aleccionar a las más jovencitas, existe mucho sacrificio, viene de un trabajo de décadas. Es el peso de la insistencia y el apego a este escudo».

Las lágrimas de Porriño (2013) y Alcobendas (2014) parecían el fin al entregar dos Copas de la Reina al Bera Bera. Las donostiarras eran la bestia negra. Hasta que se cambió la tecla. «Cuando hablamos de charlas o tocamos la fibra del vestuario, siempre comentamos lo mismo. Enfatizamos y subrayamos que para llegar a finales o semifinales de una Copa o cita continental, tuvimos que perder muchas por el camino. Una vía de espinas. Nadie te regala nada. Nos costó mucho trabajo para llegar a una final, pero valió la pena».

«Queda poco para la retirada, pero sigo un año más; llega un proyecto muy estimulante»

María González - Capitana del Rocasa

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González hace mención a la época de la dictadura del desaparecido Itxako –cuatro títulos consecutivos desde 2009 a 2012– y del Bera Bera –de 2013 a 2016– en la época del demonio Eli Pinedo. «Estuvimos muchos años perdiendo Supercopa, Copas, Ligas por puntos...Faltaban centímetros. Ese gen competitivo debes fabricarlo. Se gestó durante años de sufrimiento. Nos merecemos a día de hoy ser un firme aspirante a a todas las competiciones».

Fotograma bendito

La emblema del Rocasa exige a los rectores una réplica de cada una de las copas. A la hora de elegir un entorchado, se queda en blanco. «No puedo decantarme por ninguno [reflexiona]. La primera Copa de la Reina fue algo muy bonito, llevábamos perdiendo tanto. Duele caer. Y cuando saboreas el éxito, resulta inigualable. Es un placer increíble. Igual que proclamarte campeona de Liga. También tras tantas temporadas a la sombra y en el segundo puesto. Con el tiempo le daremos más valor, nos cuesta ser regulares. El campeonato de la regularidad es un premio impresionante, igual que cuando Antonio estuvo en el banquillo con nosotras. Me decanta por la Copa de 2015 y la Liga».

Es el turno de la extremo diestro Melania Falcón. Otra de las ilustres. Encadena catorce campañas en el club y es la segunda capitana. «El secreto reside en todo el trabajo que hay partiendo de la base, somos afortunadas de contar con una cantera de gran nivel. Hay muchas iniciativas que te acercan a este deporte. Desde pequeñas te van puliendo hasta llegar al primera equipo. Eso emociona, sueñas con verte ahí en tu pabellón y ante tu familia».

Besa la Liga Guerreras Iberdrola como el lienzo del museo de los sueños. «Supongo que me decanto por el torneo de la regularidad, es la que más cuesta. No puedes permitirte ni un desliz». ¿Se puede trasladar el modelo Rocasa a otra latitud del planeta? ¿Y mostrarlo en las facultades de economía? Para Melania, la ecuación de la gloria viene de cuna. «Desde pequeñas te inculcan valores como el respeto, el compromiso y eso cuando ya eres del equipo grande se nota. Para ganar títulos también hemos perdido muchas finales. No lo hemos pasado bien pero así es el deporte: ganas y pierdes».

Catedráticas bajo la adrenalina

Formar parte de la familia del Rocasa exige sacrificios. Los viajes son una pesadilla pero de igual manera, es el peaje de la eternidad de este portaaviones de la humildad. «Tengo la suerte de tener todos los títulos, me considero muy afortunada. Estoy orgullosa de que pasen los años y mantengo intacta la ilusión». Tras dejar el balonmano de élite, se dedicará a la enseñanza. «Disfrutaré un año más y luego me pondré al cien por cien con la formación de los más peques. Me apasiona».

Comparte el argumento de María González de que el Rocasa es un gigante en eliminatorias. En los duelos directos se convierte en un volcán de cianuro. «Es cierto que no solemos ser muy regulares, a la vista está ganando solo una Liga, pero todos los año queremos ganarla estamos locas por la segunda. Pero también tengo claro que somos equipo de torneos y eliminatorias. Eso tiene su mérito.Europa se nos da muy bien», resalta la extremo. Realza que se sienten indomables cuando toman el Binter. Águilas y emperadoras de la furia. De Varsovia a Estambul. La ‘R’ del romanticismo elevado a la perfección.

¿Dónde radica la frontera de esta generación de benditas? «Vamos partido a partido. Poco a poco van regresando las jugadoras de la casa [en alusión a Mangué o Almudena]. Y eso conforma un plus de garra y experiencia. Con las nuevas incorporaciones estamos confeccionando un equipo completo para jugar varias competiciones y rotar cuando sea necesario. Es un aspecto fundamental».

«Desde muy pequeña en esta te inculcan valores como el respeto y el compromiso»

Melania Falcón - Segunda capitana

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La figura de Antonio Moreno bien merece una tesis. Flores y epítetos para una ‘Mela’ que no se ve en un banquillo. «La identidad del Rocasa es la que es y Antonio lo tiene todo controlado. Es su club y nadie lo llevará mejor que él. Personalmente ni me veo de presidenta ni de entrenadora»

Tiene un libro y una película en su portátil. Espíritu de superación. «He jugado previa de Champions, EHF, Challenge, Supercopas, Copas de la Reina, Liga... No sé si se me queda algo más por hacer, algún sueño incumplido. A lo largo de todos estos año disfruté más de lo que podía imaginar. Por pedir un entorchado europeo superior al que hemos logrado».

Tiene cicatrices en el alma con los viajes sufridos en estos catorce años en la élite y se lleva en el cofre mágico la consideración de las rivales tras sus contiendas en el parqué de los grandes pabellones de Europa. «El peor momento quizás sea el cansancio de los viajes, podemos decir que no viajamos nada mal pero muchas veces acabas agotada. Lo mejor, los títulos, y la gente que he conocido durante toda mi carrera deportiva, mención especial para extranjeras».

Profesor Moreno

María González retoma el micrófono. Realza que para la próxima 2022-23 deben ser más fiables. «Es nuestra asignatura pendiente: la regularidad. Hay que recuperar el nivel en la Copa. Centrarnos un poco más y responder, porque estamos un encalladas».

La capitana desvela cabreos y capítulos de tensión con Antonio Moreno. «Mis peleas de capitana a presidente duran lo que duran. Es como una familia, la discusión de un padre con su hija. Luego nos vamos a cenar como si nada».

«El clima humano y de superación del día a día se traslada al partido. Somos una familia»

Silvia Navarro - Portera del Rocasa

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¿Piensa en la retirada? Desde la honestidad, divisa el próximo amanecer. «Me queda muy poco, hay cambio de ciclo. Las fuerzas físicas y psicológicas van minando. El Rocasa juega a un nivel que te lastra y desgasta.Es el máximo de exigencia; no sabes si vas a estar o no. Es un orgullo haber estado aquí tantos años, queda muy poco para que las nuevas generaciones den un paso al frente. Voy a seguir un año más. Llegan jugadoras que forman parte de la esencia del club». Le motiva seguir bajo la dictadura de la adrenalina.«Sería divertido entrenar, aportar lo que pueda (...) Podemos soñar».

Silvia Navarro es la excelencia. A sus 43 años es tótem. Encara su noveno año. Indiscutible en la gloria de la selección, lleva en el pecho el tatuaje de la profesionalidad. Otra legionaria de Robert Cuesta. «Una familia muy especial, desde la humildad firmamos cotas importantes». Le queda otro año más en este paraíso del éxito.

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