José –plata en el Campeonato Mediterráneo de Esgrima en Jordania (14 años)– y Manuel –oro en el Campeonato de España (9 años)–, pueden presumir de elevar el nombre de Gran Canaria y del Club de Esgrima La Sala de Armas a lo más alto, gracias al sacrificio de sus padres, José Manuel Falcón y Romina Paiser, y al gran trabajo diario de sus entrenadores, Rosa Montoro y Miguel Varea. Nace una nueva estirpe de tiradores.

José y Manuel Falcón Paiser son una rara avis en el mundo del deporte y en concreto de la esgrima, una disciplina desconocida en el seno de su familia, hasta que una infección de oídos del hermano mayor, cuando contaba tan solo con seis años de edad, dejaba al futuro campeón sin cumplir su sueño de formar parte del equipo de natación del CN Metropole.

La recomendación de los médicos obligaba a sus padres, José Manuel y Romina, a buscar otra opción para que su hijo mayor José, pudiese practicar un deporte alternativo. La cercanía del Club de Esgrima La Sala de Armas a su vivienda, sirvió de catalizador para avivar la llama del inicio de una nueva estirpe de espadachines que ha llevado a los dos hermanos en palabras de su madre, a que «la esgrima lo es todo para ellos».

Dicen que los hermanos menores siempre intentan imitar los pasos de sus hermanos mayores y en esta ocasión, el pequeño Manu no iba a ser menos. Viviendo desde su carrito la progresión de José, comenzaba también a los seis años, a dar sus primeras estocadas y a enamorarse paulatinamente de un deporte que tiene cautivada a toda la familia Falcón Paiser.

Para Romina, la esgrima «es un deporte muy completo que le aporta a nuestros hijos unos valores, concentración, disciplina y autocontrol». El tiempo no ha hecho más que confirmar el acierto del matrimonio en apostar por un deporte en el que «es muy importante ser capaz de controlar tus emociones, porque si en plena competición no eres capaz de controlarlas, al final puedes recibir una tarjeta», afirma categóricamente la madre de los dos talentosos tiradores grancanarios.

A pesar de que a primera vista pueda parecer un deporte individual, lo cierto es que si algo caracteriza a la esgrima es el vínculo que nace entre todos los compañeros, además de existir también la competición por equipos, que ayuda a fomentar el sentimiento de que cuando ganan, ganan todos y cuando pierden también lo hacen todos.

Esfuerzo

Manu y José muestran orgullosos su apellido impreso en sus trajes de competición. LP / DLP

El trabajo de sus entrenadores, Rosa Montoro y Miguel Varea con los chicos, entrenando tres día a la semana por espacio de dos horas y media, en el caso de José, está sirviendo para conseguir sacar su mayor potencial, aprovechando que como dice Romina, «mi hijo es muy competitivo, le encanta el deporte, la técnica, el tener que atacar y es una disciplina que le ayuda muchísimo a la hora de concentrarse», lo que le ha servido para brillar con luz propia no solo a nivel nacional, donde a sus 14 años puede presumir de ser el subcampeón de España en categoría Infantil, de lograr el bronce en el prestigioso Campeonato Internacional de Sant Jordi y sobre todo, de haber conseguido la medalla de plata en el Campeonato Mediterráneo en Jordania. Unos éxitos que le sitúan en un meritorio quinto puesto del ranking.

Pero ya dicen que de casta le viene al galgo y en este sentido, a sus nueve años, Manu, el pequeño de la incipiente estirpe de los Falcón Paiser ya sabe lo que es colgarse en el cuello una medalla de oro, tanto en el Campeonato de Canarias, como en el Campeonato de España. ¿Casualidad?

Lo cierto es que en la mente de José y de su hermano su objetivo principal está claro, poder representar a España y a Canarias en unos Juegos Olímpicos, porque como bien recuerda Romina, «la esgrima es su pasión», aunque para llegar a ese momento todavía queda mucho camino por recorrer. A corto plazo el objetivo de José es el de seguir compitiendo e intentar llegar a ser el número uno del ranking», para lo que necesita seguir adquiriendo experiencia, y es vital «poder hacer más europeos y campeonatos internacionales», asegura Romina. 

Como todos los deportistas canarios, los Falcón Paiser, se ven obligados a sortear el handicap de la insularidad, que les dificulta el poder acudir a todos los torneos y campeonatos que desearían, al contrario que sucede con sus rivales peninsulares que cuentan con más facilidades a la hora de desplazarse por la península.

La experiencia en Jordania fue dura para José, al tener que viajar sin sus compañeros habituales en su equipo y sin su familia, como integrante de la selección española, toda una prueba de fuego de la que el joven tirador salió airoso y con una medalla de plata para la delegación española al cuello.

El tener la posibilidad de haber conocido en persona a sus referentes, los integrantes de la selección absoluta -Yulen Pereira, Álvaro Ibáñez o Manuel Bargues-, y poder tirar con ellos, ha fortalecido más si cabe su pasión por el deporte de la esgrima. 

Del 25 al 27 de junio competirá en Valencia en el campeonato infantil de la máxima competición nacional, en el que participarán mil tiradores de todo el país en el Palau Velódromo Luis Puig.

La progresión de José incide directamente en el gasto de la unidad familiar, que ya ronda los 500 euros al año, para poder sufragar los gastos del mantenimiento del equipo necesario para competir, a lo que es necesario añadir también los gastos de desplazamiento y del alojamiento.

A pesar de todo, en Gran Canaria hay un gran nivel y también muy buenos tiradores, al igual que en Burgos, Valladolid, Navarra o Madrid.

Clamor por la falta de ayuda desde las instituciones

El crecimiento de los hermanos Falcón Paiser se ve en cierta manera limitado por la falta de apoyo económico, «no hay ayudas por parte de las instituciones públicas» señala su madre, Romina, quien resalta que «esta temporada José ha competido en Medina del Campo, en Valladolid, en Ávila, en Amposta, en Barcelona, en Madrid, en Logroño y en Jordania, y al final tuvimos que sufragar nosotros todos los gastos con dinero de nuestro bolsillo». La progenitora declara que «presenté una subvención en diciembre del año pasado en el Cabildo, porque me informé por internet de su existencia, para deportistas que hubiesen conseguido medallas y como él logró la plata en el subcampeonato de España lo solicité, aunque todavía estoy esperando una respuesta». Romina destaca que la falta de ayudas también afecta a los clubes, cuando al final «se trata de deportistas que están llevando el nombre de Gran Canaria por toda la península y por Europa», si bien no renuncia a cumplir el sueño de sus hijos, aunque dentro de sus posibilidades.