No habrá equipo canario en Primera el año que viene. El CD Tenerife, que había eliminado a la UD Las Palmas en la primera eliminatoria del playoff, perdió este domingo en casa ante el Girona (1-3) después de haber empatado a cero en la ida. Los catalanes, superiores durante la mayor parte del encuentro, ascienden por tanto a la máxima categoría del fútbol español.

Se adelantaba el Girona con un penalti ejecutado por Christian Stuani en el minuto 42, y tras el descanso Carlos Ruiz ponía la igualada en el 59. El CD Tenerife parecía reponerse, pero después el equipo visitante anotó dos tantos que le daban el partido y el ascenso: uno en propia puerta de jugadores del Tenerife en el minuto 69 y otro a cargo de Arnau Martínez en el 79.

Un centenario de lágrimas

Subió el Girona a Primera. El Tenerife se queda otra temporada en Segunda. Después del 0-0 del partido de ida de la final de la promoción, el equipo de Míchel Sánchez se impuso por 1-3 en un Heliodoro Rodríguez López lleno, con algo más de 22.000 espectadores. Fue un desenlace hiriente para Ramis y para sus jugadores, para todo el tinerfeñismo, per también justo para un rival que fue superior. 

Al Tenerife no se le puede reprochar nada. O poco. Hay muchos matices que caben en el análisis. Trató de hacer lo mismo que le permitió moverse en la zona de promoción durante casi toda la temporada regular. Intentó aplicar la fórmula que desactivó a la UD Las Palmas en los dos derbis de las semifinales del playoff, y la que dejó a cero al Girona en Montilivi hace dos sábados. Se aferró a su solidez defensiva, a su capacidad para robar, salir y golpear. Lo fió casi todo al bloque, al menos mientras tuvo la ventaja del 0-0.

Esa misma consistencia sobre la que había construído tantos triunfos esta temporada. Y pudo haberle salido bien, pero ayer no ocurrió. Se encontró con un oponente que, desde la primera acción, propuso y generó más, siendo igualmente fiel a su estilo. Es curioso, el Girona logró vencer al Tenerife en el cuarto enfrentamiento de la temporada. En los demás mereció mejores resultados, pero fue ayer cuando logró canalizar todos sus recursos, que no son pocos, para minimizar al Tenerife y vencer.

Visto lo visto, habría que plantearse si el Tenerife llegó más lejos de lo que pudo siendo un club de media tabla en función de su presupuesto. Se exprimió y compitió en cada minuto. Y le dio para llegar a la final, pero no para subir. Por ahí, ningún reproche. Así se lo hizo ver el público brindándole una ovación a modo de agradecimiento por el camino recorrido. 

El Tenerife emprendió una aventura hace once meses que estuvo cerca de cristalizar en uno de sus éxitos más relevantes. Y no es que fallara en el intento de dar el último paso, sino que su rival, el Girona, supo dar una zancada. Fue mejor, sin más. Premio merecido.

Y eso que el Tenerife tuvo su momento cuando, en una tramo de mayor inspiración y empuje, coincidiendo con la fase inicial de la segunda parte, embotelló al Girona y neutralizó la ventaja que había conseguido el equipo rojiblanco con un penalti anotado por Stuani (41’). Carlos Ruiz, sustituto de Sergio González en el descanso, metió al Tenerife en la eliminatoria al batir a Juan Carlos con un remate de cabeza a pase de Alexandre (59’). En ese instante, el ascenso comenzó a teñirse de blanquiazul. El Heliodoro tembló con el sí se puede. Como mal menor, la final iba a llegar a la prórroga. Y el 1-1 le daría el ascenso al Tenerife. Pero quedaba tiempo incluso para ganar. Sí, ese era su momento.

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Partido CD Tenerife - Girona FC Carsten W. Lauritsen

El mal del Heliodoro

Pero el Girona supo reaccionar. Volvió a activar el toque, la verticalidad y la calidad para hacerle daño a un Tenerife que, por cierto, a ratos recordó al de sus malas tardes en casa -ocho derrotas con la de ayer-. Justo en el peor día. El ascenso estaba para el Girona después de dos finales perdidas de manera consecutiva. Su respuesta al 1-1 fue contundente. Cuando Ramis había dado un paso adelante poniendo en el campo a Elady y a Shashoua, mordió de nuevo (67’). Mollejo perdió un balón y propició un contragolpe que condujo Samu Saiz y culminó Baena con un centro envenenado que tocó en José León para sorprender a Soriano. Los de Ramis acusaron el 1-2. Para colmo, a causa de unos lanzamientos de botella al campo, el partido quedó interrumpido unos minutos. El ambiente se enfrió y el equipo se bloqueó, al revés que un Girona que volvió a crecer. En el 73’, Samu Saiz, más suelto y participativo -había entrado al cuarto de hora por Iván Martín, lesionado por una entrada de Alexandre-, probó suerte con un chut a media distancia. Un poco más tarde, con el Tenerife desconcertado y con más corazón que cabeza, llegó el impacto definitivo. Aleix sacó una falta lateral y Arnau, sumándose al área, se adelantó a los centrales y dejó sin opciones a Juan Soriano (1-3, 79’).

A esas alturas, las piezas empezaban a cuadrar. Todo tenía su sentido. En realidad, las sensaciones para los tinerfeños no fueron buenas en el arranque, todo lo contrario que para los gerundenses. Los de Míchel Sánchez entraron con personalidad, llevando la iniciativa, lanzando una falta lateral y un córner para marcar el territorio. El Tenerife aguardaba en su campo, protegido con un bloque medio, instalado en su zona de confort, porque está habituado a sufrir y no está incómodo atrás. 

Los blanquiazules no improvisaron. Tampoco se esperaba otra cosa. Pero quizás llevaron al extremo su condición de bloque consistente, sin fisuras. El problema estuvo en que un rival como el Girona fue capaz de encontrarlas. 

La presión ordenada era suficiente para mostrar algo de oposición, pero el Girona había aprendido la lección y superaba de vez en cuando esa barrera con la movilidad de sus puntas, teniendo a Stuani como referencia en el área. Al Tenerife no le duraba el balón. Y cuando lo tenía, no lo manejaba con sangre fría. Nervios, demasiadas imprecisiones y prisas. 

El Girona seguía a los suyo, insistiendo por la banda defendida por Mellot a pierna cambiada. Al francés se le acumuló el trabajo, puede que sin la ayuda suficiente para tapar esa vía de acceso del conjunto de Michel Sánchez. Precisamente, el francés fue el primero de los locales que tiró a puerta. A media distancia y desviado (9’).

La dinámica no se alteraba. Es más, situaba al Girona como equipo dominante. Cada vez más. Incluso cuando tuvo el contratiempo de la lesión de Iván Martín. 

Entretanto, para el Tenerife, poder sacar un córner era todo un desahogo. La acción en el 22’ se festejó en un Heliodoro repleto como si hubiera sido gran cosa. Algo era algo, con tal de ver el balón cerca de la portería de Juan Carlos. 

Soriano, acertado

Lo cierto es que, a los puntos, el Girona estaba siendo mejor. Así, las ocasiones fueron cayendo poco a poco con la advertencia de que el 0-1 estaba más cercano que el 1-0. Y eso que el Tenerife tuvo una. Al fin, un balón filtrado que dejó solo a Mario delante de Juan Carlos, algo escorado. El portero ganó el duelo. A partir de ahí, el peligro se concentró en el área local. Aleix puso a prueba a Soriano (36’) desde el balcón del área y Samu Saiz obligó al arquero sevillano a lucirse, sacando el balón de la escuadra en el 39’. Esta última acción terminó en un córner crucial.

El balón despejado fue a parar a Juanpe, quien, libre de marca, chutó con potencia entre los tres palos, pero ahí intervino Sergio para rechazar con la mano. Arcediano Monescillo pitó el penalti y lo lanzó el especialista Stuani engañando a Soriano (0-1, m. 41). 

De camino al descanso fue un querer y no poder del Tenerife. Su mayor esperanza, una petición de penalti por manos en el área.

El Tenerife ofreció otra cara en el inicio de la segunda parte. Se decidió a llevar la iniciativa y encontró espacios frente a un Girona más conservador, dispuesto a asumir el papel de sufridor con la idea de proteger su ventaja y volver a anotar en un contragolpe. Lo cierto es que solo pudo hacer lo primero. El representativo, impulsado por la grada, fue amasando poco a poco la búsqueda de un gol con el que, como mínimo, podía forzar la prórroga. De ese modo, Carlos Ruiz culminó el mejor rato de los blanquiazules batiendo a Juan Carlos de cabeza (59’). El Tenerife se había metido en el partido y en la eliminatoria. Estaba en su momento, llevando el pulso a su terreno. Era el instante de aprovechar todos los recursos para hacer suya la final y subir a Primera.

Pero el Girona no se rindió. Volvió a adelantar líneas, a soltarse. Y tuvo premio con el autogol de León y el posterior 1-3 de Arnau.

En poco más de 10 minutos, el Tenerife estaba obligado a marcar dos goles para ir al tiempo extra. Lo intentó, pero sin los argumentos suficientes. Como en el primer tiempo, otro querer y no poder.

Ficha técnica:


CD Tenerife: Soriano; Moore, Sergio González (Carlos Ruiz, m.46), José León, Mellot (Alex Muñoz, m.77); Mollejo, Alexander (Andrés, m.81), Aitor Sanz, Bermejo (Elady, m.64); Mario González (Shashoua, m.64) y Enric Gallego.

Girona: Juan Carlos; Arnau (Jairo, m.90), Santi Bueno, Bernardo, Juanpe, Valery; Aleix García, Pol Lozano, Iván Martín (Samu Saiz, m.18) (Víctor Sánchez, m.84); Alex Baena (Terrats, m.90) y Stuani(Bustos, m.84).

Goles: 0-1, M.41: Stuani, de penalti. 1-1, M.59: Carlos Ruiz. 1-2, M.68: José León, en propia puerta. 1-3, M.80: Arnau.

Árbitro: Dámaso Arsediano Monescillo (Comité Territorial Castilla-La Mancha). Amonestó a los locales Alexander (m.13), Enric Gallego (m.31) y Sergio González (m.41), y por parte visitante a Juanpe (m.31), Alex Baena (m.68) y Aleix García (m.89).

Incidencias: Partido de vuelta del segundo Playoff de ascenso de LaLiga SmartBank disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 22.083 espectadores.