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Polideportivo | Ajedrez

Una calculadora a la maestría

Omar García supera los 2.400 puntos de ELO, requisito para obtener el título de Maestro Internacional | Ganar el XIV Memorial Pedro Lezcano, determinante en su camino

El Maestro FIDE Omar García, posa con la camiseta de su equipo, La Caja de Vecindario, con un mural ajedrecístico al fondo. La Provincia

Omar García está de dulce. El Maestro FIDE grancanario conquistó el XIV Memorial Pedro Lezcano y se llevó una doble felicidad, no solo por ganar el torneo, sino por superar la barrera de los 2.400 puntos ELO, uno de los requisitos para poder lograr la titulación de Maestro Internacional. Ahora le falta por completar las llamadas Normas, un reto que con su instinto depredador sobre el tablero intentará alcanzar pronto.

Hasta la década de los 70 del siglo pasado en el mundo del ajedrez no existía un baremo por el cual los jugadores pudieran conocer la fuerza relativa de los competidores. Entonces, fue cuando la FIDE –Federación Internacional de Ajedrez– tomó de la mano del físico y matemático Arpad Elo un sistema de puntuación para conocer el estado de forma de un jugador en base A su rendimiento. A mayor puntuación, mayor destreza sobre el tablero. Un cálculo numérico que otorga, asimismo, reconocimientos internacionales en función de los tramos de puntuación que se alcancen.

Así pues, y establecido este sistema de puntuación que varía según los enfrentamientos de los puntos entre sí que poseen los rivales sobre las 64 casillas, uno de esos reconocimientos llega cuando una persona alcanza la puntuación de 2.400 puntos ELO –además de cumplir otra serie de condicionantes llamados Normas que se obtienen durante la actuación en un torneo determinado–. Una vez se sobrepasa la barrera de los 2.400, ya se obtiene el primer requisito para ser Maestro Internacional (MI), justo el hito que acaba de lograr Omar García.

El talento grancanario se encarama como la gran esperanza del tablero insular para ser el siguiente en ingresar en la escasa nómina de MI del Archipiélago. Tan solo doce jugadores canarios ostentan la titulación: José Miguel Fraguela, José García Padrón, Sabrina Vega, Daniel Ortega, Alejandro Alvarado, Alfredo Brito, Adalberto Villavicencio, Jorge Cabrera, el fallecido Braulio Sarmiento y Pedro Lezcano Jaén.

«La octava ronda fue la partida más importante de mi vida; si ganaba pasaba la franja de ELO y tenía medio título»

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Precisamente con este último despegó la carrera de García cuando apenas era un crío de doce años y empezaba a concentrar las miradas de los más aventajados en el antiguo Club de la Caja de la calle Juan XXIII. Y precisamente, como si se tratase de un guiño del destino, el nombre de Pedro Lezcano –Montalvo en este caso–, vuelve a aparecer en su vida para dejar una huella imborrable en su trayectoria después de que consiguiera conquistar el XIV Memorial homónimo que honra la memoria del poeta y político.

Con este triunfo Omar alcanzó el tramo de los 2.400 puntos de ELO después de una magnífica actuación durante el torneo y ser capaz de sumar 7,5 puntos en un total de 9 partidas jugadas. Una actuación solo reservada para los privilegiados de los escaques.

Espadachín de la táctica

Un trofeo que luce en las vitrinas de un palmarés infinito desde las categorías de formación, pero que sin duda es el más importante en la carrera de García. Un título que significa la recogida de la siembra que reparte sobre el tablero al que le dedica devoción día a día. «Desde la pandemia he estado trabajando mucho en mi capacidad de cálculo y ahora con el Gran Maestro cubano Reynaldo Vera estamos entrenando sobre dos bases, mejorar mi técnica y saber valorar cada posición», incide el ajedrecista grancanario.

Este trabajo previo en el gimnasio cerebral, además de la orientación previa de su entrenador le llevó a sentirse cada vez más confiado durante la senda del torneo. Así, con seis puntos en siete partidas jugadas y después de sortear el temporal de retarse en la séptima ronda al húngaro Gabor Nagy, se plantó García en el momento clave del Memorial Lezcano.

«Esa ha sido la partida más importante de mi vida, sabía que si ganaba llegaría a los 2.400 puntos y además tendría medio campeponato en el bolsillo», explica Omar sobre las horas previas a su duelo con el joven castellonense Romero Calduch.

De esta forma pasó toda la noche previa a la partida con dudas sobre qué estrategia emplear al día siguiente «¿Juego una Gruenfeld u opto otra vez por una Leningrado?», barruntaba con la almohada hasta que la Diosa Caissa iluminó le iluminó al percatarse de que su rival intentaba evitar la apertura Gruenfeld en partidas anteriores. Eureka!

El trabajo que lleva a cabo para mejorar con Reynaldo Vera se centra en la técnica y en valorar posiciones

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Tras una consulta previa con su Tiresias particular del tablero y hallar su beneplácito, se lanzó a por la victoria contra Romero Calduch. «Me sentí tan bien que desde la apertura me quedé prácticamente ganado, le apreté mucho y se apuró mucho de tiempo, solo tuve que mantener la ventaja inicial y terminé por ganar, fue un momento muy feliz cuando firmé la planilla», relata con felicidad.

Una vez consumado el hito, a Omar solo le queda continuar por el ramal que le marcaron anteriormente Lezcano, Barlov o Vázquez como sus grandes mentores y que ahora, con Vera y su gran capacidad autodidacta este heredero de Mijail Tahl se podrá convertir en el undécimo pasajero del vagón de los Maestros Internacionales que han fructificado en el vivero de las 64 casillas en Canarias.

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