Fue nadador, entrenador y ahora presidente de la Federación Canaria de Natación. José Maroto (Las Palmas de Gran Canaria, 1945 ) concluye su segundo mandato al frente de la institución. Maroto abandonará el cargo, pero es posible que se mantenga en la candidatura de su actual directiva. En medio, la crisis del club Metropole.
¿Cómo ha vivido la Federación la crisis del Metropole, el desmantelamiento del waterpolo y el despido de entrenadores? ¿Afecta a otros clubes?
Otros clubes se están beneficiando de los nadadores y waterpolistas que tenía el Metropole, sobre todo Las Palmas. A la Federación no le han pedido absolutamente ninguna ayuda, como club privado. Hemos tratado de colaborar en el traspaso de nadadores desde el principio. De hecho, se ha creado un nuevo club de waterpolo, Vulcano, que entrenan en nuestra piscina de Schamann. El Instituto Municipal de Deportes se ha volcado para que puedan entrenar, y que esos niños no se quedaran sin hacer deporte. En esta piscina no se pueden organizar partidos, pero los juegan en el Martín Freire, gracias al Cabildo. Son unos 40, de las cerca de esas 100 licencias.
¿Acaba su segundo mandato. ¿Se va a volver a presentar?
En diciembre cumplo mi segundo mandato, y estamos con las nuevas elecciones. Yo no lo haré, pero sí la vicepresidenta -María E. Méndez-, e intentaremos que siga el equipo, y yo es posible que esté. En ocho años solo hemos tenido tres dimisiones y dos fueron por asuntos profesionales. Hemos cometido errores, no cabe duda. Mucha gente actúa de forma altruista, o con unos costes muy por debajo de los que lo harían profesionales. Poniendo mucho entusiasmo se ha logrado que los recursos reviertan en la Federación y en los deportistas. Por ejemplo, poniendo en marcha selecciones canarias de todas las modalidades.
¿Cuál es su balance general?
Recogimos una Federación cargada de compromisos económicos inútiles y con muy poca organización, en la que trabajaban dos o tres. La dejo liberada de esas cargas, que no ocupan ningún espacio ilegal. Y con mucha gente implicada en todas las Islas para sacar adelante los calendarios y proyectos deportivos.
El balance deportivo y económico es muy positivo. Pero tenemos un problema enorme de instalaciones. Ahora la piscina David González Rodríguez de Santa Cruz de Tenerife entra en obras, y ese grupo tiene que ir a la Piscina Municipal Acidalio Lorenzo, y eso lleva problemas gordos. Se está intentando solucionar. En aguas abiertas hemos llegado a La Palma y Gomera. Nos queda El Hierro, aunque se ha hecho allí una travesía. Prácticamente tenemos natación en todas las islas. La Federación tiene ahora recursos para que las competiciones regionales sean algo más que una simple competición.
"Nos encontramos muchos palos en las ruedas al llegar, pero me voy orgulloso del trabajo del equipo"
¿A qué se refiere?
Nuestra infraestructura técnica no la tiene otra federación, casi ni la propia Española.
Cuando llegamos nos encontramos con muchos palos en las ruedas que nos ponían algunos de los propios interesados. No lo comprendo, pero cada uno debe hacer cuentas con su conciencia. Desde esta Federación buscamos soluciones a los problemas, sin mirar de donde venían. Después nos vino la pandemia y buscamos soluciones en lugar de lamentos, y ahí están los datos. Desde que se permitió se hizo de todo tipo de eventos, cuidando cumplir siempre con las normas, aunque no las compartiéramos.
¿Qué ha supuesto gestionar una piscina, la de Schamann?
No era la primera vez. Antes de mi llegada se tenía la del colegio León y Castillo, y se perdió por una mala gestión. Ahora hemos demostrado con el 29 de Abril que la Federación es capaz de hacer productiva una instalación y tener su sede para actividades. Celebramos campeonatos regionales absolutos, y no es fácil.
¿Cuándo se verá eso reflejado en la presencia canaria en campeonatos nacionales e internacionales?
Es complicado. La natación es dura y requiere mucho sacrificio para llegar a unas metas. Calidad no falta, pero a veces por tiempo y otros motivos... Hemos puesto la base, y si este equipo sigue va a apostar por la tecnificación. Acabamos de organizar una tecnificación del estilo braza de alevín y entrenadores, con la nadadora Jessica Valls y el entrenador Jordi Jou (considerado uno de los mejores de España).
¿Y es posible llevar este modelo de gestión pública a otras piscinas públicas?
El Ayuntamiento se ha portado de diez. El concejal de Deportes, Aridany Romero, ha llegado a decirnos que antes el 29 de abril era un dolor de cabeza -estaba en quiebra-, y ahora hemos dado en el punto exacto de conciliar deporte federado y gestión para usuarios. Queremos llevarlo a otros ayuntamientos, para que entiendan que las piscinas no son un negocio y evitar que se sigan cerrando piscinas. Hemos tenido las puertas abiertas en otros ayuntamientos, como Guía. Estamos pendientes de que se abra la de Telde; y Vecindario funciona bastante bien. También está el proyecto de una piscina de 50 metros en Jinámar.
Pero predomina la política de darlas a empresas que pagan la obra y su gestión.
Es un problema. Ahí tenemos el ejemplo de Arucas, cerrado para los deportistas y el club, que tienen que desplazarse al Martín Freire a entrenar. Le exigen que paguen como cualquiera. Es lastimoso, con los gastos y niños desplazándose desde Arucas para poder subsistir. Es una guerra.
¿Le queda alguna espinita?
Lo que hemos propuesto se ha cumplido, con creces. Por supuesto, en este deporte, como en todos, tienes siempre metas por alcanzar. Pero me siento orgulloso. No puedo hablar mejor del equipo. A la parte económica no puedo echarle más piropos. De la forma en la que cogimos esta federación y cómo está. Chapeu. En mi caso, le he devuelto a esta Federación lo mucho que me dio.
¿Cuántas licencias tienen?
Entre 4.000 y 4.500 licencias, aunque han desparecido algunos clubes de La Aldea y Fuerteventura. Somos una de las federaciones con mayor número, después del fútbol, baloncesto, lucha canaria y senderismo.
