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Tras la senda de Carla Suárez

Gabriela Paun comienza a despertar la atención en el competitivo deporte de la raqueta por su juego agresivo y una mentalidad ganadora | El profesionalismo, su meta

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Gabriela Paun, campeona de la Yellow Bowl y número 2 del ranking nacional en categoría sub 14 Juan Carlos Castro

Con tan solo 13 años de edad –cumple 14 el próximo 26 de noviembre–, la tenista grancanaria Gabriela Paun irrumpe con fuerza en el mundo del tenis. Segunda en el ranking nacional de su categoría –sub 14– y reciente ganadora del torneo internacional Yellow Bowl, su progresión invita al optimismo; y por qué no, a soñar con que en un futuro se convierta en la sucesora de su paisana Carla Suárez en la WTA.

La joven jugadora isleña ha encontrado en su entrenador Daniel Rodríguez y en la Darrod Tennis Academy, en Playa del Inglés, su segunda casa, convirtiéndose en la tenista franquicia de esta entidad y en un modelo a seguir para los más de 120 alumnos con los que cuenta el centro.

«Me gusta Monfils, es un showman que se divierte siempre jugando», reconoce la joven tenista

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El nombre de Gabriela comienza a sonar con fuerza en las pistas del circuito semiprofesional, si bien ella afirma que todavía es muy pronto: «Solo disfruto jugando al tenis y siento que la presión de momento es mínima, pero me encanta ganar y soy muy competitiva».

Curiosamente, su referente en el mundo del tenis es un hombre. «Me gusta el francés Gael Monfils, un showman, que juega siempre sin presión y que se divierte, sonríe en la pista y no le importa nunca lo que piensen los demás», declara Paun, que sin embargo compara su estilo de juego en la pista con el de «Karolina Pliskova, en el caso de las chicas, y con John Isner, en el de los chicos».

Su padre, Gabriel, tiene claro que el futuro de su hija pasa por el tenis profesional, pero con los pies en el suelo. «La idea es subir poco a poco en el ranking para intentar llegar a la WTA con 17 o 18 años», afirma el orgulloso progenitor de Gabriela, que reconoce que a pesar de que su hija no puede jugar torneos profesionales hasta que cumpla los 14 años , «ya nos han invitado a participar».

Tras la senda de Carla Suárez | JUAN CARLOS CASTRO

En el dificultoso camino hasta el profesionalismo, Daniel, su entrenador, considera que resulta vital «educar también a los padres y que sean conscientes del coste económico que esto conlleva, sobre todo cuando el niño o la niña es realmente bueno; sin ir más lejos Gabriela viene de estar dos semanas en Mallorca participando en un torneo internacional con uno de nuestros entrenadores y los gastos no bajaron de mil euros a la semana».

Fe ciega en su entrenador

«Mi entrenador siempre me dice qué aunque ahora tenga que hacer algunas cosas que me parecen raras, o que crea que no me sirven, tengo que mirar más allá, porque él no mira que gane ahora sino que lo haga después», afirma Gabriela, consciente de la necesidad de ir paso a paso para cumplir su sueño de ser profesional. «Quiero empezar a competir en los ITF júnior, después en los ITF sénior y llegar a los 18 años al Top 100 de la WTA», declara la joven tenista grancanaria.

Acostumbrada a enfrentarse a rivales mucho mayores que ella, reconoce que en muchas ocasiones «me suelo olvidar de la edad de mis oponentes, soy una jugadora de las más altas y eso me ayuda porque intimido a mis rivales». «Mis padres nunca quieren decirme ni la edad ni el ranking, en ocasiones juego sin saber ni tan siquiera el nombre de la otra chica, es algo que no me influye, incluso cuando mi oponente es mayor que yo, me gusta porque me permite demostrar que puedo ganarlas», asegura entre risas la joven.

«La idea es subir poco a poco en el ranking y que debute en la WTA a los 17», señala su padre

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Estrechando lazos

«Es extrovertida gracias al tenis, tiene amigas en todo el circuito», afirma su padre Gabriel, que considera que el deporte ha ayudado a su hija a la hora de aprender a relacionarse con gente nueva. «En el circuito se hacen muchas amigas y eso es algo muy bueno para el dobles», afirma la joven tenista, que también reconoce la existencia de «chicas que no es que te deseen el mal, pero si notas que te tienen algo de celos y de envidia, no se quieren relacionar contigo, dicen cosas que no son verdad y yo suelo alejarme de ellas y juntarme con la gente que me ayuda y me apoya».

Gabriela no rehuye de su etiqueta de joven promesa, sino todo lo contrario. «Es más, me gusta, porque sinceramente me veo como una de las mejores», recalca, aunque reconoce que en ocasiones eso la mete «algo más de presión al obligarme a tener ciertos resultados y una buena actitud en los partidos».

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