Adiós al sueño europeo de un Rocasa inferior al Sola

El sueño europeo del Rocasa acaba en Noruega. Las pupilas de Robert Cuesta no solo no consiguieron remontar la desventaja de tres goles del encuentro de vuelta, sino que una vez más fueron superadas con claridad por las noruegas (34-28) que apean de esta manera a las teldenses de la EHF European League en la tercera ronda. Nada que objetar ante la superioridad de un rival a lo largo y ancho de la eliminatoria y que deja a las isleñas con tan solo dos títulos en juego: la Liga Guerreras Iberdrola y la Copa de la Reina.

El Sola HK Se mostró muy fuerte desde el pitido inicial, duplicando su renta en los primeros compases del choque de vuelta con un parcial de 3-0 que hacía mucho daño en el bando grancanario. Las dudas en el cuadro isleño facilitaban las cosas a las noruegas, que mantenían un ritmo endiablado para aumentar su brecha en el marcador hasta los cinco goles (6-1). Diez minutos tuvieron que transcurrir hasta que Marta Mangué anotaba un nuevo gol para el Rocasa, un tanto que junto a la exclusión de Novak, les permitía tomar algo de aire gracias a dos tantos consecutivos de María Gomes.

A pesar de su mejoría, el Rocasa no conseguía reducir su desventaja por debajo de los tres goles, con Sayna, Mangué y Gomes tirando del carro anotador de las insulares. Sin embargo el empuje de las Guerreras de Telde les permitía llegar al ecuador del choque vivas para disputar de tú a tú la victoria final en el encuentro de vuelta (14-12).

Espejismo en tierras nórdicas

Lo que parecía un síntoma de mejoría en el Rocasa se tornaba en un simple espejismo en el retorno de la acción en la pista del Asenhallen Arena. Un parcial de salida de 3-1 por parte del Sola caía como un jarro de agua fría sobre las espaldas de las jugadoras grancanarias. Sólo las intervenciones de mérito de Ana Belén Palomino bajo palos evitaban una sangría mayor en el marcador.

Robert Cuesta se resistía a entregar la cuchara y decidía quemar un tiempo muerto que servía para vislumbrar una tímida reacción de las insulares, que mejoraban en defensa y encontraban con más facilidad el camino del gol hasta reducir nuevamente la desventaja hasta los dos goles (24-22).

Su homólogo noruego aplicaba la misma medicina y conseguía parar la reacción del Rocasa, practicando un juego control que maniataba a su rival, al tiempo que aumentaba su ventaja con rápidas contras, desesperando al cuadro teldense que no solo no remontaba los tres goles de la ida sino que además caía en Noruega (34-28).