Pádel

Clase magistral de Nerea Guerra en Australia

La grancanaria triunfa en el Open de Oceanía y se convierte en referente de un deporte todavía desconocido en el país

Nerea Guerra (derecha) y Constanza Sampaio saludan al público con sus trofeos de campeonas.

Nerea Guerra (derecha) y Constanza Sampaio saludan al público con sus trofeos de campeonas. / LP / DLP

Santiago Icígar

Santiago Icígar

Cuatro meses le han bastado a Nerea Guerra para dejar huella al otro lado del mundo. Junto a la portuguesa Constanza Sampaio, la grancanaria conquistó el FIP Rise Australia Open de pádel, el primer gran torneo internacional celebrado en el país oceánico, en un deporte todavía desconocido por esos lares.

En un mundo globalizado como este, parece increíble que el pádel, uno de los deportes que más rápido se ha extendido en los últimos tiempos, sea una modalidad totalmente desconocida en Australia para la gran mayoría de la población aussie. Para intentar remediar esta situación, se ponía en marcha el pasado fin de semana el FIP Rise Australia Open en uno de los principales templos mundiales del tenis, el mítico Melbourne Park, la sede del Open de Australia. Se trataba del primer evento internacional de pádel en la historia del país. Y una grancanaria, Nerea Guerra, inscribió su nombre en el palmarés de ganadores. Junto a su compañera, la portuguesa Constanza Sampaio, ofrecían toda una master class para imponerse en la gran final a la dupla formada por Alexia Dalley y Sarah Morante (6-3 y 7-5).

La primera sorprendida de este éxito fue la propia jugadora isleña, quien tuvo que dejar a una edad temprana la práctica del tenis como jugadora profesional. «Conseguí mis primeros puntos WTA con 14 años, la edad mínima permitida, pero una lesión de espalda me obligó a dejar de jugar y empecé a practicar el pádel porque se trata de una modalidad menos agresiva, más sencilla donde no necesitaba moverme tanto», manifiesta la grancanaria desde tierras australianas. Ahora no duda en piropear a esta especialidad de la raqueta, al que cataloga como «muy divertido y más social, en la línea de todo el mundo que lo prueba por lo general les termina gustando».

«Me vi obligada a dejar el tenis profesional a los 14 años por una lesión de espalda y empecé en el pádel»

En cuanto a su aterrizaje en Australia, la jugadora relata así la historia: «Estuve viajando de Erasmus por Europa, me gustó mucho esa experiencia y nada más llegar a Gran Canaria sentí la necesidad de volver a viajar». A pesar de que Dubái la tentó para desarrollar su carrera como profesora de tenis, al final se decantó por la opción australiana hace cuatro meses.

Desde su llegada a Melbourne, la grancanaria se sorprendió por la gran cantidad de opciones de trabajo que existe. «Caminas por la calle y te encuentras con muchísimas ofertas», apunta. Nerea reconoce que en territorio aussie el pádel es totalmente desconocido, tanto que en la propia capital del país existe un solo club de pádel. «Los únicos jugadores con los que te encuentras son de origen latino, porque ningún australiano conoce este deporte», remarca. 

«Se puede decir que se están poniendo los primeros cimientos para intentar asentar el pádel como deporte, por lo que a día de hoy el nivel no es muy alto», confiesa. Y ella misma es un buen ejemplo de ello: «En España en el mundo del pádel no soy nadie, pero sin embargo aquí en Australia he encontrado una gran oportunidad para darme a conocer en esta modalidad».

Su participación en un evento de la talla del FIP Australia Rise Open resultó «fantástica». «Siempre podré decir que he ganado la primera edición, aunque si esto, como parece, sigue creciendo de cara al año que viene, probablemente no tenga ningún oportunidad de repetir el triunfo», razona.

El evento se desarrolló en el mítico Melbourne Park, donde precisamente el pasado fin de semana finalizaba el Open de Australia, el primer Grand Slam de la temporada de tenis. «Se trata de un recinto enorme y en una de las entradas pusieron la pista de pádel, así la gente que entraba a la instalación se paraba sorprendida porque nunca habían visto un partido. Al final hubo mucho público en comparación con los otros pequeños torneos locales en los que he participado», relata la grancanaria.

«El nivel en Australia es muy bajo, jugué el torneo con un solo entrenamiento con mi compañera Constanza»

Reconoce que no había tenido tampoco la oportunidad de jugar antes con su compañera Constanza: «La conocí unos meses atrás en un torneo en el que jugué la final contra ella. Entonces me dijo para jugar con ella, dado que al ser esta la competición más grande de la historia de Australia, las dos queríamos jugar con una pareja de nivel; ella es la número uno del ranking australiano actual». 

Solo jugaron un partido de entrenamiento juntas como preparación previa del evento, que aprovecharon «para hablar y ponernos de acuerdo sobre las bolas a las que iba una u otra y, salvo alguna que otra descoordinación lógica, nos entendimos bastante bien».

Nerea se está convirtiendo en una embajadora de lujo para dar a conocer el pádel en Australia. «A todo el mundo le intento hacer ver que en España este deporte tiene más seguimiento, incluso, que el tenis, que muchísima gente lo practica, que es un deporte más sencillo que el tenis, que al ser más complicado termina frustrándote y dejas de practicarlo. En el pádel, desde que juegas un par de partidos, ya eres capaz de disputar los puntos. Estoy segura que esta modalidad deportiva va a crecer muy rápido en Australia», comenta.

Campeona de Canarias sub 23

En el palmarés de Nerea Guerra destaca su título de campeona de Canarias en categoría sub 23 de pádel, además de ser una habitual en la selección de Canarias tanto en las categorías inferiores como en la absoluta; participó en los Campeonatos de España, algo que le ha servido para figurar en el top 10 del ranking de Canarias.

Nerea reconoce que nunca ha seguido el pádel de una forma profesional, ni suele ver partidos, «soy más de jugar». «Nunca me lo he tomado demasiado en serio, porque cuando jugaba al tenis llegaba a entrenar nueve horas al día y acabé muy cansada; por eso el pádel me lo tomo como pura diversión, al menos de momento» añade.

Su triunfo en tierras australianas no cambia en principio su idea de continuar en el campo amateur y desdeñar el profesionalismo: «El nivel en Europa es una locura. Pero esta victoria me ha motivado para jugar un poquito más aquí, intentar disputar los torneos que se celebren para así lograr otras oportunidades que puedan surgirme por ser medio buena jugando al pádel, como conseguir esponsors y mil oportunidades que aquí surgen y que en Europa, sin embargo, no tendría esa opción».

«Por mi lesión en la espalda, no podría volver a entrenar tan duro como exige ser una jugadora profesional», reconoce la grancanaria, que vive su día a día en Melbourne «trabajando mucho para poder sobrevivir como entrenadora de tenis». «Cuerdo raquetas, doy clases de pádel y me están surgiendo nueva oportunidades de patrocinadores», en gran parte motivado por su nuevo y sorprendente estatus en el incipiente pádel australiano. 

El fin de la ‘guerra’ está cerca

Mientras en Australia el pádel es un deporte pseudo desconocido, en el resto del mundo se ha librado una encarnizada guerra durante el último año entre el World Pádel Tour y el recién constituido Premier Pádel por hacerse con el control de un deporte que cada año sigue sumando adeptos. La confluencia de ambos gigantes en el mismo espacio derivó en una disputa enconada, plagada de enfrentamientos, comunicados en uno y otro sentido, demandas millonarias por incumplimientos de contratos y sanciones a los jugadores, lo que ha afectado perjudicialmente a la imagen del propio deporte. La luz al final del túnel parece que quiere hacer acto de presencia después del acercamiento entre estas dos organizaciones que se espera que termine con un acuerdo en las próximas semanas beneficioso para todas las partes y para la propia modalidad deportiva. | S. I.

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