El ciclista italiano Piero Lorenzin y la corredora rumana afincada en Gran Canaria Manuela Muresan revalidaron sus respectivos títulos en la nueva edición del exigente Desafío La Titánica, prueba que reunía a unos 200 corredores y algunos de gran prestigio, como Óscar Freire, triple campeón mundial de ruta, y Óscar Pereiro, el flamante vencedor del Tour de Francia de 2006. Los ganadores sacaron partido de una estrategia bien estudiada, desmarcándose de sus rivales en el último tramo cronometrado de la cita.
Lorenzini se alzaba con la victoria con un tiempo de dos horas, 3 minutos y 4 segundos. La segunda plaza recaía en Jozsef-Attila Malnasi (2h.44:29), mientras que tercero acabó el grancanario Blas Rivero (2h.47:21).
Manuela Muresan encabezó la clasificación femenina merced a un crono de tres horas, 15 minutos y 41 segundos. Detrás de ella, Susan Maclean (3h.24:21) y Agata Madej (3h.55:23).
Por su parte, los padrinos de lujo de la presente edición del Desafío La Titánica, Óscar Freire y Óscar Pereiro, disfrutaron y sufrieron con la dureza del recorrido. Ambos declararon que la subida al Valle de las Lágrimas tiene bien merecido ese sobrenombre.
De nuevo, en este punto se decidió la carrera. Pero no todo fueron celebraciones, pues una veintena de ciclistas tuvieron que poner pie a tierra.
143 kilómetros durísimos
Con las vistas sobrecogedoras del interior de Gran Canaria, los corredores apretaron los dientes a lo largo de los 143 kilómetros del trazado y se disputaron a muerte, según las propias fuerzas, cada segundo de los tramos con una deportividad extraordinaria.
Partiendo del Puerto de Mogán, los participantes afrontaban un recorrido rompepiernas por el suroeste de la Isla, con 3.510 metros de desnivel positivo y cuatro tramos contra el crono (alto de Puerto Rico, alto de Cruz de San Antonio, Degollada de Tasartico y la Degollada del Humo), con unas pendientes máximas del 20 %.
A la llegada a meta, el pelotón se reunió comentando los pormenores que les sobrevinieron durante la marcha. Entre ellos estaba Íñigo Rodríguez, que sorprendía por su capacidad de superación. Dejando atrás cualquier límite, el navarro llegaba al final de la prueba con una amplia sonrisa a la edad de 68 años. El broche llegó con la entrega de premios presidida por la alcaldesa de Mogán, Onalia Bueno, en el Puerto de Mogán.