La resiliencia de dos Guerreras del Rocasa

Silvia Navarro y Almudena Rodríguez, referentes del Balonmano Remudas y de la selección española, se recuperan de sus graves lesiones de rodilla en el Centro Mare, con Héctor Suárez

Santiago Icígar

Santiago Icígar

La mala fortuna acompaña al Rocasa en este curso. Dos de sus referentes, Silvia Navarro y Almudena Rodríguez, sufrieron sendas lesiones de rodilla, las más graves en sus respectivas carreras. Ambas jugadoras se han puesto en las expertas manos del fisioterapeuta del equipo teldense, Héctor Suárez, que ha dispuesto todos los medios del Centro Mare al servicio de la recuperación total de ambas internacionales.

Gran parte de las esperanzas de levantar un título esta temporada en el Rocasa pasaba por la presencia de dos jugadoras de leyenda en el seno de la entidad teldense: la incombustible guardameta valenciana Silvia Navarro y la lateral grancanaria Almudena Rodríguez, que regresaba a casa este verano procedente del Gloria Bistrita rumano. Sin embargo, la desgracia se cebaría con ambas en forma de lesiones de rodilla, las más graves para una y otra en sus respectivas carreras. Esta desgracia está poniendo a prueba la resiliencia de dos Guerreras acostumbradas a conseguir siempre sus objetivos en el 40x20.

El ligamento cruzado anterior y el menisco externo e interno de la rodilla de Navarro se rompía en el debut de España en el Europeo ante Montenegro. «Sentí que me había roto. Noté un pinchazo en un lanzamiento de la extremo izquierda cuando faltaban segundos para acabar la primera parte, aunque nunca antes me había lesionado, sentí que me había roto», recuerda la veterana portera. 

En el caso de Rodríguez, la rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha se producía defendiendo la elástica del Rocasa en un choque liguero ante el Elche, por un mal apoyo de la lateral internacional. «Sentí que me rompí la rodilla, el crack que yo sentí no daba lugar a ninguna duda, fue muy doloroso y sentí que tenía que aceptar que la temporada había acabado para mí», rememora la teldense, quien reconoce que aquel día «ya lloré todo lo que tenía que llorar, porque es algo que ya no se puede evitar».

Ambas jugadoras nunca antes habían sufrido una lesión de rodilla de esta magnitud, aunque Almudena recuerda que unas semanas antes había sufrido un aviso en esa rodilla. «Cabe la posibilidad de que me dañara en ese momento y tenía que haber hecho alguna prueba», señala. «Sólo podía pensar en mi familia y en mi chico, que se encontraban en la grada, porque soy una jugadora que no suelo nunca quejarme y tuvieron que asustarse bastante», recuerda.

«Mi hijo ha sido mis manos, mis pies y mis oídos durante todo el proceso», afirma la portera valenciana

En el caso de Silvia Navarro sólo podía pensar en su hijo Unai, porque «estuve a punto de renunciar a estar en el Europeo para pasar más tiempo con él, porque nota mucho mis ausencias». Al final, como bien le dijo su padre, «ya que yo no era capaz de parar, el balonmano me ha parado a mí». «Mi hijo se ha portado como un hombre de 20 años, ha sido mis pies, mis manos y mis oídos», reconoce orgullosa la guardameta valenciana.

Almudena es consciente de que le queda un largo camino por delante para recuperarse: «Me esperan entre siete y nueve meses, pero estoy concienciada para respetar esos parámetros de recuperación y voy a trabajar muy duro para recuperarme y volver a la pista sin dolores». La lateral internacional reconoce que durante estas primeras semanas de recuperación sus emociones son «como una montaña rusa, pero estoy marcándome pequeños objetivos diarios». Esto la ayudan a hacer el proceso de recuperación algo más ameno de la mano de Héctor Suárez, el fisoterapeuta del Rocasa Gran Canaria.

«Me marco pequeños objetivos para hacer el proceso más ameno», señala la jugadora grancanaria

Por contra, Silvia cumple ya cuatro meses de baja y ya ha podido comenzar a trotar sobre el césped del campo de fútbol de la UD Telde. «Le debo a Héctor que este largo camino esté siendo más llevadero», afirma la cancerbera. «He trabajado mucho la paciencia y el aprender a estarme quieta», reconoce con una risotada la internacional.

«Almudena está en una fase en la que prima la regeneración de tejidos, por lo que vamos a utilizar los campos magnéticos para activar el nervio, vamos a trabajar sobre el edema y con la terapia de láser vamos a tratar el nivel de líquidos, de inflamación, de dolor y de regeneración de tejidos», señala el fisioterapeuta. Con ambas jugadoras el experto profesional ha utilizado la oxigenación hiperbárica «para que la plastia se vaya oxigenando y que los túneles óseos se vayan cerrando de la mejor manera».

El Centro Mare también ha empleado en la recuperación de las dos internacionales «un dispositivo de neuromodulación no invasiva para estimular el sistema nervioso vegetativo, buscando la regeneración de los músculos y reducir la inflamación, lo que nos permite a trabajar de forma manual en la movilidad de su rótula», explica Suárez.

Los toros desde la barrera

A ambas jugadoras lo que más les cuesta es ver los partidos del equipo sin poder jugar. «Me pongo nerviosísima», reconoce Almudena: «Se ve muy diferente desde fuera, pero siempre estoy ahí animándolas y deseando que logren los mayores éxitos posibles. «Se sufre mucho, en ocasiones cuando juega el equipo fuera termino teniendo que apagar mi portátil, ahora entiendo a la gente que viene a vernos», reconoce la portera valenciana del Rocasa.

Si algo tienen claro ambas jugadoras es que una vez que se recuperen seguirán ligadas al Rocasa. En el caso de Silvia Navarro incluso está ya hablado con el club, siempre que «la rodilla me respete». «No es justo retirarme por una lesión y decepcionar a todos aquellos que me han estado apoyando durante todo este tiempo», afirma la valenciana que espera volver a jugar junto a Almudena.

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