La esperada final de ascenso a División de Honor Juvenil entre Marino y Laguna se vio empañada por serios incidentes en la grada, lo que llevó a la suspensión del partido. Los altercados se desencadenaron tras la expulsión de un futbolista del equipo morado, y la falta de presencia policial y medidas de seguridad contribuyeron a la situación caótica que se vivió en el encuentro.
El enfrentamiento, que se llevaba a cabo en la sede neutral de Tasagaya, Güímar, tenía al Laguna liderando con un marcador de 1-0 cuando se produjo el parón a los 70 minutos de juego. Sin embargo, los disturbios obligaron a detener el partido, generando un ambiente impropio para una competición de cantera.
La falta de intervención oportuna y eficaz ante los altercados en la grada pone en peligro la integridad de los jugadores, los aficionados y el buen desarrollo de la competición.