La despedida de Juan Espino: El adiós más ‘Guapo’

El grancanario Juan Espino, leyenda en todas la modalidades de lucha, pone el broche a su carrera con una gran velada homenaje que reúne a más de 5.000 personas en el Arena

Gala de despedida de Juan Espino en el Gran Canaria Arena

La Provincia

Santiago Icígar

Santiago Icígar

Quien avisa no es traidor. Juan Espino ya lo había avisado en sus numerosas comparecencias públicas previas a la noche mágica que se vivió el sábado en el Arena. Su combate de MMA frente a Antonio Bigfoot Silva no tenía un ganador por expreso deseo del luchador grancanario, que brindó espectáculo a todos sus incondicionales. Fueron cerca de cinco horas de velada, de pasión por la lucha, por los valores de los deportes autóctonos tradicionales y por la hermandad de los pueblos a través del deporte. Todo ello quedaba plasmados a fuego en el adiós más Guapo posible.

Colosal. Como no podía ser de otra manera la respuesta de la afición grancanaria a la llamada de Juan Espino, el mejor luchador español de todos los tiempos estuvo a la altura de los esperado, con más de 5.000 personas disfrutando de cada luchada y aclamando a su ídolo durante su triunfal entrada en el recinto. Un silbido gomero anunciaba lo que estaba por venir y tras una exhibición de la lucha del garrote, lo hacía acompañado de algunos de los luchadores más grandes, encabezados por otro mito de los terreros, Francis Pérez Pollito de la Frontera, junto a una camada de jóvenes luchadores portando la bandera de Canarias al ritmo que marcaba el grupo musical Los Gofiones.

Cada una de las luchas tradicionales presentes en la velada La Despedida –Lucha canaria, leonesa, senegalesa, coreana, de playa, de Mongolia y el sumo japonés– tuvieron su reconocimiento a título individual, portando sus emblemas y su música tradicional, aportando ese toque tribal y cultural que arrastraba a los presentes a cada uno de los lugares de procedencia de los luchadores.

Cada una de las federaciones representadas agasajaron al homenajeado, quien además recibió de manos del presidente Sitapha Savané y de la leyenda Roberto Guerra una camiseta del Dreamland Gran Canaria ante la emoción de Juan Espino, antes de continuar con un espectáculo en el que ya se había podido vivir las primeras eliminatorias del torneo internacional de lucha.

Poderío canario

Casualidad o no, cuatro canarios se plantaban en las semifinales de este peculiar torneo para encontrar al mejor luchador entre los luchadores de las siete disciplinas en liza. Un total de 16 guerreros en busca de la gloria. El triunfo se quedaría en las Islas.

Aythami Artiles (azul), tras derribar a Vitolo en el terrero. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

Aythami Artiles (azul), tras derribar a Vitolo en el terrero. / JOSÉ CARLOS GUERRA

Una lesión de última hora dejaba fuera de combate al mongol Tumurtsooj Tseveenpurev, que era suplido por su entrenador en el combate de cuartos ante Cristo Hernández, quien derrotaba a su oponente con la mala fortuna que al caer se lastimaba la mano y también tenía que retirarse, pasando el Pollo del Callejón a la siguiente ronda sin tener que afrontar una nueva luchada.

En la retina queda el derribo espectacular de Renier Díaz al coreano Hongtihem, tras levantarlo boca abajo por encima de su cabeza, en uno de los grandes momentos de la noche.

El desarrollo de las distintas luchas llevaba a cuatro canarios hasta las semifinales por la corona de mejor luchador. Esta finalmente recayó sobre el majorero Miguel Hernández, que derrotó en la gran final a Cristo Hernández Pollo del Callejón VI en un duelo que se decidió con dos luchadas. La primera, en lucha coreana; y la segunda y definitiva, en la de Mongolia. Pepe Gómez era el encargado de colocar la corona de laurel sobre la cabeza al vencedor, que recibía el reconocimiento del Arena.

El Pollito de la Frontera –de amarillo– saluda a Juan Espino. | | JOSÉ CARLOS GUERRA

El Pollito de la Frontera –de amarillo– saluda a Juan Espino. / JOSÉ CARLOS GUERRA

El show lo ponían los tan esperados combates entre famosos, que abrían los periodistas José Manuel Pitti y Tino Cebral. Su duelo se decantaba con claridad en favor del segundo, con celebración por todo lo alto entre las risas de la afición grancanaria.

El derbi del terrero

El esperado enfrentamiento en la arena entre el tinerfeño Vitolo y el grancanario Aythami Artiles se decantaba con claridad en favor del excapitán de la UD Las Palmas, que lograba tumbar al ex del Tenerife en las dos primeras bregas, ante el jolgorio del respetable que reconocía el esfuerzo de ambos con un sonoro aplauso mientras se abrazaban como los buenos amigos que son fuera de los terrenos de juego.

Pero el espectáculo lo ponía Ignatius Farray, ataviado con un traje de Elvis canario. Se enfrentaba en la arena a su homólogo del humor, Kike Pérez, que entraba en el recinto ataviado como si del mismísimo Rocky Balboa se tratase para deleite de los aficionados congregados en el Arena; estos veían como el cómico de Arrecife tumbaba al tinerfeño en la única brega entre ellos.

Arístides Moreno cedía en su lucha en dos agarradas con El Bejo, mientras que la presentadora y humorista Yanely Hernández, ante la incomparecencia de su oponente por razones justificadas, ofreció a los asistentes un recital del rencor a lo Shakira tras desprenderse de su máscara de lucha libre mexicana entre los aplausos del público. A pesar de su presencia en el evento, Sitapha Savané, el presidente del Granca, y el exjugador amarillo Roberto Guerra, no se midieron en la arena por una lesión anunciada por el máximo mandatario claretiano.

El homenaje de Quevedo

Llegaba el momento estelar de la noche, el de la despedida del más grande para un último baile ante un histórico de las MMA y de la UFC, Antonio Bigfoot Silva, quien esperaba dentro del octógono a Juan Espino. El isleño recibía un cariñoso homenaje por parte de Quevedo, quien le compuso una canción para la ocasión que era proyectada en el videomarcador del Arena, mientras ambos luchadores se preparaban para brindar un espectáculo a los aficionados.

Tres asaltos de cinco minutos cada uno por delante. Durante el combate, que ambos contendientes ofrecieron su mejor versión, pero en el que por voluntad del propio homenajeado el resultado era de empate. «Los que han ganado hoy aquí han sido ustedes», exclamaba Espino, agradeciendo a los presentes lo mucho que había disfrutado en una noche inolvidable para él y para cada uno de los más de 5.000 asistentes a la velada La Despedida. Un adiós a la altura de los más grandes.