De Italia a Gran Canaria a golpe de pedal: del Stelvio al Pico de las Nieves

Italia y Gran Canaria unidas por el deporte del pedal. Desde hace 26 años, una numerosa grupetta de ciclistas, entre los que se encuentran el exseleccionador nacional del país transalpino, Davide Cassani, o el excampeón del mundo Alessandro Ballan, no faltan a su cita anual con el sur de la Isla, atraídos por el buen tiempo y los idílicos paisajes, además de rutas de todo tipo en cuanto a exigencia. Lo que en un principio era un destino donde preparar las pruebas, pasando de escalar el Stelvio -el puerto de montaña más alto de Italia- a subir el Pico de las Nieves, uno de los más duros del continente, con el paso del tiempo se ha convertido en el lugar ideal para disfrutar de las vacaciones en compañía de la familia y de los amigos sobre la bici.

Ángel Bara, promotor hace 30 años de la primera Vuelta Cicloturista a Gran Canaria, recuerda que el primer gran corredor que vino a Gran Canaria para tomar parte en esa prueba fue el mítico Mariano Lejarreta -ganador de la Vuelta a España en 1982-. Los primeros grupos de italianos llegaron de su mano: «A raíz de crear la Cicloturista, como yo tenía acuerdos comerciales con una marca italiana de componentes, se hizo una presentación de material aquí, en la que participó Davide Cassani; ahí empezaron a venir a la Isla».

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Según Bara, la clave para consolidar ese puente aéreo entre Italia y Canarias estuvo «en el magnífico trato que se les dispensó, el clima, los recorridos y la gente de la Isla». Esto, con el paso del tiempo, propició la llegada desde entonces «de grupos de italianos y de otros países como Suiza».

De 50 estancias a 650.000

«En los inicios contábamos con la presencia de Guido Bontempi, que fue el primero en venir e incluso recibió un reconocimiento por parte del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, pero en aquella época como mucho eran unas 50 estancias y ahora ya sobrepasa las 650.000 al año; hay que tener en cuenta que la Vuelta Cicloturista a Gran Canaria duraba una semana, mientras que en la Península se estilaban las pruebas de un día, algo que aquí no se podía hacer porque no les valía la pena trasladarse hasta la Isla para un periodo tan corto por todo lo que implicaba», relata.

El boca a boca entre los ciclistas ha derivado en un crecimiento paulatino de los italianos que han ido desfilando durante estas más de dos décadas y media por las carreteras isleñas. Costumbre que se ha extendido a otros países del continente, pues Gran Canaria está consolidado como un destino destacado para los cicloturistas y también para profesionales en activo.

«Desde hace 26 años vengo aquí en el mes de febrero con muchos amigos para pedalear, porque en el invierno Gran Canaria es muy hermosa, es un privilegio para nosotros poder rodar por sus carreteras, fantásticas y disfrutar de este sol maravilloso», señala Cassani.

En cuanto a la dureza de los puertos grancanarios a la hora de que los ciclistas profesionales puedan preparar sus temporadas durante el invierno, el que fuera seleccionador italiano de ciclismo italiano los considera «ideales». «Aquí existen muchos puertos, con muchas salidas con distintos grados de dificultad, por lo que se trata de un buen destino para la preparación».

Respeto al corredor

En su opinión, los grancanarios «respetan muchísimo a los corredores y es algo de agradecer». Además, resalta la mejora en las carreteras que se han producido durante estos 26 años, «con un asfalto perfecto todas ellas muy bellas». «Hemos tenido también la oportunidad de subir en un par de ocasiones al Pico de las Nieves, y también las rutas por Santa Lucía de Tirajana, fantásticas». Cassani considera que «no son comparables los puertos italianos con los grancanarios».

El jefe de la grupetta trasalpina reconoce que rodar con el clima grancanario es una gozada, «porque rodar con mucho frío es mucho peor que hacerlo con calor;las carreras con frío son terribles, pero con calor puedes hidratarte y refrescarte; con el frío no tienes escapatoria, se pasa muy mal». Reconoce Cassani que conoce a fondo «la zona de Maspalomas y Meloneras, pero no tanto el resto de la Isla; estuve en una ocasión en Tejeda, una zona muy bella, con poco tráfico y una carretera muy bonita». 

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