BALONCESTO EN SILLA DE RUEDAS
Sacrificios que valen su peso en oro; Raúl Vega y Jonay Caraballo escriben su nombre en la eternidad del baloncesto en silla de ruedas español
Los grancanarios ya forman parte de las páginas doradas del deporte adaptado español tras haber sido protagonistas en el primer título continental de la historia del BSR nacional

Jonay Caraballo y Raúl Vega muerden la medalla de oro conquistada en Sarajevo, Bosnia. / LP / DLP

Un hito en la historia. La selección española de baloncesto en silla de ruedas se proclamó el pasado sábado en Sarajevo campeona de Europa por primera vez en su historia. El combinado dirigido por Abraham Carrión rompió su propio techo de cristal en la ciudad bosnia después de doblegar en la final a una Gran Bretaña que es una de las grandes potencias del viejo continente y que, además, había sido la verdugo de los españoles en todos los partidos por el oro que estos habían disputado hasta la fecha (1995, 2019 y 2023).
Precisamente, con ese metal dorado tan preciado ya colgado del cuello, se dejaron atrás los sinsabores del pasado y se abrazó la gloria tras mucho tiempo de arduo trabajo en la sombra para elevar el nivel del BSR español hacia lo más alto. Todo ello con un pequeño cambio generacional dentro del propio combinado nacional, ya con la mirada puesta en los Juegos Paralímpicos de Los Ángeles 2028 como el gran objetivo para los próximos años, después del séptimo lugar logrado en el torneo olímpico de París hace un año.
Dentro de ese reducto de héroes que escribieron una nueva página de éxitos del deporte español, resuena con fuerza un acento particular, un seseo reconocible que transporta a cualquiera hasta la isla de Gran Canaria. Y es que esta conquista tiene un claro color grancanario, porque tanto Jonay Caraballo como Raúl Vega pusieron su granito de arena para protagonizar una gesta enorme para el baloncesto en silla patrio.
«El grupo nunca dejó de creer. Por esa razón, no bajamos los brazos y seguimos trabajando. Es cierto que nos pusimos muy por delante desde el principio y Gran Bretaña recortó distancias hasta remontarnos, pero la actitud del equipo siempre fue muy buena», asegura Raúl Vega, jugador del Econy y campeón de Europa con la selección española, sobre la final conquistada ante los británicos.
Para Caraballo, entrenador asistente de Carrión en esta cita y que también estuvo en la final de 2023 en Róterdam, Países Bajos, este triunfo supone una «revancha para nosotros, no lo voy a negar. Lo de 2023 dolió y sigue doliendo. Sin embargo, para este partido planteamos salir desde el inicio con la intención de aguantar sus embestidas y que, si nos poníamos por delante, ellos podían sentir un poco más de presión porque nunca habían estado por detrás en el marcador en ningún momento; y así se dio. Evidentemente, tienen calidad de sobra para recuperar la renta, pero al final nos llevamos el partido».
Lo cierto es que Vega debutaba en su primer campeonato con la selección y argumenta que este resultado les ha «sorprendido a todos», ya que el objetivo principal de España era conseguir el billete para el Mundial de Canadá 2026. Sin embargo, el ambiente del equipo ha sido «espectacular desde el principio. Me han acogido muy bien y he podido integrarme rápido. Todo ha sido positivo, algo que hace que los resultados sean buenos y que, al estar en pista, sea mucho más fácil seguir el plan de partido. Esta selección tiene mucha garra y mucha energía, lo cual contribuye a que todo vaya bien. Cuando las cosas van mal dadas no hay reproches, solo motivos para animar al compañero y luchar por un objetivo común».
En ese sentido, Caraballo señala que los torneos «hay que jugarlos, y el grupo fue cogiendo confianza con el paso de los partidos. Este equipo ya venía fuerte desde atrás, aunque muchos jugadores pasaron a tener un rol de primeras espadas y la respuesta ha sido buena. Al final es un equipo joven que tiene que saber gestionar ese tipo de emociones, y lo han ido aprendiendo durante todo el torneo. En la fase de grupos tuvimos un par de partidos complicados, y eso nos llevó a hacer callo; por eso, una vez conseguimos el billete mundialista, los chicos liberaron un poco de tensión, y eso quedó reflejado en el título».
Además, el técnico añade que la clave de este oro es que el equipo fue a Bosnia con las «ideas claras, con unos conceptos que el jugador sabía que no eran negociables. Este grupo tiene la cualidad de que trabaja muchísimo, sin ningún tipo de reparo; es decir, no se dosifican, trabajan hasta quedar exhaustos».
A la hora de hablar de lo que supone este éxito, Vega declara que ser parte de esta gesta es un «privilegio, porque hay compañeros que han soñado con este momento durante 20 años. Hay jugadores que han disputado muchísimas competiciones internacionales y nunca habían conseguido este hecho histórico. Para ser mi primer torneo internacional con la absoluta y acabar por todo lo alto es algo sensacional».
Por su parte, Jonay Caraballo expone que este primer oro del baloncesto español en silla de ruedas va dedicado a «toda esa gente que ha estado ahí, desde la final perdida en 1995 hasta la que perdimos en 2023. Esto nos sabe a gloria bendita, porque hemos superado a la todopoderosa Gran Bretaña. Formar parte de algo que va a quedar escrito en la eternidad es muy especial».
Este tipo de triunfos, un tanto escondidos para el gran público, tienen detrás el sacrificio de aquellos que los moldean y que no se ven bajo el relucir de los focos. «Esto es un hobby y, para conseguir cosas como esta, tienes que sacrificar muchas cosas, como momentos con la familia. Eso es muy duro, pero al final recompensa un poco todo y, a nivel emocional, todo se equilibra», relataba un Caraballo que se acordaba de los suyos en el momento de la bocina final.
Mientras tanto, Raúl Vega destaca que, en su momento, no quería «jugar al baloncesto en silla de ruedas», y al conquistar el campeonato recordó a todos aquellos que le animaron a meterse en «este mundo y que me han ayudado hasta llegar aquí, porque es algo muy difícil».
Aunque los caminos muchas veces son largos, el trabajo duro siempre va a merecer la pena. Por eso, cuando Jonay Caraballo y Raúl Vega sintieron en su interior el caluroso saludo de la eternidad, entendieron que todos sus sacrificios valieron su peso en oro. No todos los días puede uno abrir los ojos y levantarse de la cama como campeón de Europa de selecciones, y menos viniendo de una pequeña isla en medio del Atlántico.
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