La selección cubana de baloncesto, que regresó a La Habana el pasado lunes, no lo hizo con las manos vacías. Si bien se le quedaron atrás cuatro de sus mejores jugadores, que aprovecharon la oportunidad para quedarse en Gran Canaria -presumiblemente indocumentados y en paradero desconocido-, el resto de sus compañeros llenó su vacío en el avión con un equipaje desbordado donde tuvieron cabida todo tipo de objetos.

Según fuentes del Aeropuerto el equipo cubano embarcó en el vuelo medicinas, material deportivo, móviles, comida no perecedera y ropa de segunda mano. Hasta aquí el listado incluye una retahíla de enseres que con frecuencia ocupan espacio en las maletas de muchos cubanos en sus viajes o de pasajeros en general que aprovechan el viaje a Cuba para cubrir las necesidades de algunos conocidos.

Pero la selección caribeña también se llevó objetos más extravagantes como un tubo de escape, otros repuestos para el coche, una bicicleta o un carrito de bebé. La expedición cubana estaba formada por una veintena de personas. Después de la huida de cuatro de sus jugadores se vio algo reducida; sin embargo, el hecho de ser un grupo numeroso les permitió transportar mucho equipaje extra, presumiblemente sin tener que pagar exceso de equipaje.

La expedición llegaba en la tarde del pasado miércoles a Gran Canaria para alojarse en el hotel Dunas Las Canteras, hasta donde llegó con una sola maleta cada uno. Sin embargo, el aeropuerto de la Isla fue testigo de cómo los jugadores aprovecharon su estancia para surtirse de todo tipo de enseres. Quizá el carrito del bebé fuese para el hijo recién nacido, la bicicleta para un sobrino que vende caramelos en La Habana Vieja, las medicinas para una abuela a la que no perdonan los años y el tubo de escape para hacerle un remiendo al destartalado coche del vecino. Quizá no, quizá aprovecharán para ganarse algunos pesos en la economía sumergida. Son tantas las necesidades que vive aquel país y tanto los cambalaches que hay que hacer para sobrevivir que la imagen de un grupo de cubanos embarcando semejante cargamento en el avión ya no sorprende a casi nadie. Lo único que pudieron traerse los jugadores desde Cuba fueron cajas de puros de la marca Cohiba -con 24 unidades-, que vendieron en la Isla a 100 euros para poder realizar algunas compras.

La Federación Insular de Baloncesto de Gran Canaria, que tuvo un trato muy cercano con la expedición cubana, se quedó especialmente sensibilizada con sus necesidades. José Armas, presidente de la Federación, explica que "el secretario de la Federación Cubana [José Ramírez] me comentó que tenían carencias de material deportivo. El mismo sábado, en el pabellón de Vecindario plantearon si era posible llevarse algunos balones". La Federación Insular se ha comprometido a hacerles llegar material deportivo y didáctico en la medida de sus posibilidades. Los equipajes en desuso del Gran Canaria servirán de gran ayuda a los cubanos, que necesitan ropa de tallas grandes.

La mayor dificultad, explica Armas, "es cómo hacerles llegar el material hasta La Habana", donde se encuentra la sede de la Federación Cubana. La Federación se ha puesto en contacto con el cónsul cubano, Cristóbal Molina, para canalizar el transporte a través de ellos. Pero dadas las carencias y los medios limitados del consulado esta opción no es factible.

La expedición cubana se mostró muy afable con los canarios y quedaron encantados con el trato dispensado. Otro de los detalles que le llamó la atención a José Armas fue la pregunta del secretario cubano sobre si costaba muy caro el parqué de la pista de Vecindario. Prudentes con sus palabras, los responsables de la expedición cubana no quisieron profundizar en su situación, pero se vislumbra con facilidad meridiana las carencias que sufren. Tantas que un equipaje a reventar sólo servirá para cubrir algún que otro parche.