Ángel G. Alonso

El joven grancanario accede a la presidencia de Everglades Golf Course Superintendents Association, una de las más prestigiosas de Estados Unidos con 300 asociados, después de que el año pasado ocupara la vicepresidencia de la misma. También ha sido director de becas y encargado de la pagina web durante tres años, director de socios y director financiero.

- Lleva usted una carrera profesional meteórica.

- Sinceramente, creo que es el resultado de la ilusión y esfuerzo que le dedico al trabajo diario. Desde noviembre de 2001 soy director de mantenimiento de Hideout Golf Club, en Naples-California, y desde entonces he procurado ir creciendo en todos los aspectos relacionado con mi profesión. He creado, conjuntamente con el Club, la empresa Quevedo Turf Consulting, LLC, con la que realizamos visitas a otros campos de golf, béisbol, fútbol, etc, a nivel nacional e internacional para el asesoramiento y mejora de las condiciones del césped en las distintas instalaciones.

- ¿Cuál será el siguiente paso en su carrera?

- El nombramiento que he recibido recientemente colma mis aspiraciones a nivel regional, pero creo que en un futuro podría optar a ser elegido directivo de la asociación de Superintendentes de EE UU (Golf Course Superintendents Association of America), que tiene más de 21.000 socios.

- ¿En qué momento se da cuenta de que para triunfar en el golf no hace falta ser Tiger Woods?

- Cuando estuve jugando a nivel de estudiante en la Universidad de Michigan State pensé en la posibilidad de ser un jugador profesional, pero tuve la suerte de tener en casa a mi hermano Carlos -excelente profesional-, ya metido en esa vida, y me di cuenta de lo verdaderamente complicado que es. Así que desistí.

- ¿Y es entonces cuando toma la decisión de convertirte en greenkeeper?

- Efectivamente. Después de dos años de estudios en Texas decidí que esta era la mejor carrera para mí. Me encanta el golf, el estar al aire libre, y por supuesto el poder proveer condiciones perfectas para la práctica de este maravilloso deporte.

- ¿Dónde comenzó su contacto con la profesión?

- Verá. Todos los veranos me volvía a casa de mis padres en Bandama y allí tuve la oportunidad de pasar muchas mañanas y tardes en el Real Club de Golf de Las Palmas con Pelayo, aprendiendo de él. Pero mi primera experiencia profesional fue en Royal Oak, Michigan, trabajando para mi mentor Gary Thommes en el Red Run Golf Club.

- ¿Su decisión de ir a EE UU obedece a que en España no encontraba las oportunidades laborales que requería?

- No. La decisión de marcharme a Estados Unidos la tomaron mis padres para que estuviese allí un año aprendiendo inglés. Fue una vez terminado el bachillerato, hace ya 18 años -mi madre, cómo pasa el tiempo-, cuando decidimos que eso era lo mejor para mí y mi carrera. Una vez allí todo salió a pedir de boca y se me abrieron las puertas para estudiar con una beca de golf. También fue muy importante la ayuda económica de mis padres.

- ¿Cuál es la tarea más complicada de su profesión?

- Lo más complicado de mi profesión es intentar educar a personas que han tenido mucho éxito en sus negocios y que creen poder mantener un campo de golf sin la educación que esto requiere. En Estados Unidos esto en un problema, aunque no del calibre de España. Allí existe una carrera universitaria de cuatro años llamada Crop & Soil Science, especializada en Turfgrass Management, y nosotros somos reconocidos y respetados como profesionales en nuestro trabajo.

- O sea, que en España y, por consiguiente, en Canarias, no se valora suficientemente la labor que desarrollan.

- La verdad es que resulta complicado responder a esta pregunta, pero tiene usted razón. Todavía nuestra profesión no está suficientemente valorada en España-Canarias. En EE UU consideran a los superintendentes o directores de mantenimiento de campos de golf como los profesionales más importantes para un club o campo de golf. Por ello disfrutamos de la máxima consideración y respeto de los directivos, socios y dueños. Para que esta profesión tenga futuro en España-Canarias hacen falta más campos de golf, más gente preparada llevando el mantenimiento y, sobre todo, un cambio de cultura radical sobre nuestra profesión.

- ¿Existe la posibilidad de que regrese a Canarias para dirigir algún campo?

- En estos momentos esa posibilidad es remota, aunque sí que me gustaría poder colaborar con los campos de mis islas. Es una pena que con la excelencia de nuestro clima no tengamos algunos de los mejores campos del mundo. Las condiciones climáticas en Canarias son ideales para la práctica del golf y mejor aun para el mantenimiento de las calles y greenes. Con lo cual no hay razón alguna para que las instalaciones deportivas como campos de golf, fútbol, etc, no estén durante todo el año en magnificas condiciones.