- Usted es un jugador de referencia en la historia del club, ¿qué recuerdo tiene?

- Fue una época muy bonita. Me acuerdo de Joaquín Costa, de Willy Jones, de Scheffler, de la gente de Tamaraceite. También recuerdo la Peña del Lomo, que no sé si sigue existiendo. Yo sentía los colores. Entonces era una cosa más familiar.

- Usted vino del Juventud. ¿Qué le hizo fichar?

- Pues fue Joaquín Costa, que vino a verme a casa y me lo pidió. Yo sé que aguantaron muchas irresponsabilidades mías.

- Bueno, desde el principio se ganó el afecto de la afición.

- Yo también les cogí mucho cariño. Además, conocía a mucha gente. Siempre me trataron bien y por lo tanto yo los trataba igual.

- Usted jugó con Willy Jones y Scheffler, ¿cómo era jugar con ellos?

- Yo me tuve que adaptar al juego de Willy. Él chupaba mucho porque era muy bueno, aunque defensivamente no tanto. Era un anotador nato. Scheffler, en cambio, me ayudó a mejorar. Lo llamábamos Don Chapas, porque ponía muchos tapones y cogía muchos rebotes, era muy buena persona.

- Usted tenía una técnica excepcional.

- Sí, bueno, siempre me ha gustado estudiar el juego y me adaptaba a lo que me pedía el entrenador como a la hora de los triples, que nunca había tirado antes. En este caso fue Aíto, en el Joventut, el que me lo pidió.

- ¿Su estilo de juego proviene del Bronx, de su infancia?

- Ahí aprendes a jugar ofensivamente, pero en España tienes que aprender a jugar en equipo, eso no se aprende en la calle.

- ¿Que aprendió en el playground de Nueva York?

- Ahí aprendí a hacer mates, buenas entradas, todo eso que se considera espectacular, pero con el tiempo aprendí que era más fácil y seguro hacer un tiro corto. Con esto, sin que el rival casi se diera cuenta, te ibas con facilidad a los 26 puntos.

- ¿Cómo fue crecer en un barrio con fama de duro?

- Sí, antes era más difícil. Había muchas bandas y delincuencia. Yo me lo pasé bien, iba a muchas canchas distintas a jugar y conocía a la mayoría de ellas. En esa época la única salida estaba en el deporte y en la música. Era el año 76, cuando nació el rap y muchos de los que estaban antes peleando se pusieron a competir cantando y bailando. El parque junto a mi casa fue el epicentro de toda esa cultura, así que yo estuve en los orígenes, con gente como Kool Herc, que era vecino y amigo. Aunque él dice que inventó el rap, yo ya conocía el estilo de antes.

- ¿Después fue cuarta ronda del draft de la NBA?

- Sí, en el 82 cuando había 12 rondas. Yo había sido MVP de lo que ahora es la NCAA, donde perdí contra el equipo de Olajuwon y al año siguiente estuve lesionado. Cuando me eligieron los Celtics, eran los campeones y un tal Danny Ainge me dijo que no iban a cambiar a nadie y que era mejor que me marchara. Luego estuve en Washington con Manute Bol, pero decidí marcharme a Europa.

- ¿Qué recuerdo tiene de sus compañeros en el Gran Canaria?

- Los apreció un montón a todos. Joan Pera y Ramón Olivé estuvieron conmigo los seis años y, la verdad, no tengo mal recuerdo de nadie.

- ¿Algún partido especial?

- Pues uno que estaba malo y metí 41 puntos contra el Grupo IFA. Todo, hasta tirando con la zurda, me entraba. Me di cuenta de que era mejor cuando estaba algo débil (risas).

- ¿Algún rival?

- Epi, Fernando Martín, Davis, Arlauckas...

- Dicen que tenía muchos amigos en el Sur, ¿es cierto?

- Sí, no lo puedo negar pero después dormía bastante para recuperar y por supuesto siempre cumplía en los partidos.

- Al final le ha gustado la Isla y tiene aquí su residencia.

- Para mí, en los años ochenta y noventa, éste era uno de los mejores sitios del mundo para vivir.

- ¿Sigue la actualidad del equipo?

- Sí, claro, yo soy fan del Granca. Es un equipo que se merece todos los años que lleva en la ACB. En esta época, con el equipo asentado, los árbitros respetan al equipo mucho más que cuando yo jugaba.

- ¿Cree que existe el mismo espíritu?

- Tamaraceite era un infierno para el equipo rival.

- ¿Qué le parece que acojamos un mundial?

- Es perfecto, Gran Canaria es un sitio ideal para ser sede.

- ¿Qué tal le trató la afición?

- Muy bien, aunque había unos pocos en mis últimos años que querían más. Yo cumplía, hacía muchas cosas, pero no me gustaba correr. Recuerdo que me decían gandul y que no comiera hamburguesas (risas). De las mejores épocas de mi vida.

- ¿Coincidió que con ustedes la gente se aficionó?

- Eso me dicen, pero yo pensaba que siempre hubo afición porque cuando vine como rival vi una afición entregada.

- ¿Quiere decirles algo?

- Pues muchas gracias, porque siempre, en lo malo y en lo bueno, me apoyaron.