Josep Guardiola, que mañana cumplirá 40 años, ha adquirido una madurez en el banquillo del Barcelona de forma meteórica, de la misma forma que ha logrado en poco tiempo crear un equipo casi insuperable y que se exhibe en cualquier escenario y ante el rival que se le presente.

Poco dado a la exaltación y al autobombo, Guardiola se empequeñece en las conferencias de prensa agarrado como siempre a la humildad y al respeto a los rivales en lugar de subrayar, como así hace incansablemente la crítica, la obra soberbia que ha creado en los dos años y medio que lleva en el banquillo azulgrana.

Su último desafío ha sido conducir al Barça a un registro sin precedente, como es el de obtener 52 puntos en el ecuador del campeonato (de los 57 posibles), y con una marca de 61 goles, algo nunca visto en la Liga.

El 4-1 que obtuvo el Barcelona en el Camp Nou ante el Málaga en el último partido de Liga fue la última interpretación que realizó el equipo de Guardiola para hacer trizas un nuevo récord de puntuación y goleador en la Liga.

Además, el Barça se vio beneficiado por el tropiezo del Real Madrid en el campo del Almería para adquirir una ventaja más cómoda, de cuatro puntos, como líder.

La maquinaria barcelonista que ha diseñado Guardiola es, hasta el momento, casi insuperable, especialmente cuando sobre el césped participa el equipo de gala: Valdés; Alves, Piqué, Puyol, Abidal; Busquets, Xavi, Iniesta; Pedro, Messi y Villa.

La alineación de todos ellos garantiza al Barça la victoria y la goleada, a excepción del encuentro contra el Osasuna, donde el Barça sólo ganó por 0-3.

Es tal el nivel del fútbol que exhibe el Barcelona que sus piezas parecen desenvolverse con tal soltura que los rivales son incapaces de responder.

Guardiola ha fortalecido el grupo, lo ha dotado de herramientas para ser infranqueable en defensa e imparable en ataque, pero por encima de todo ha sacado el máximo partido de las individualidades.

Desde el portero hasta el último del once titular, aunque algo destacable también ha sido que los jugadores menos habituales no desentonan cuando tienen que ser alineados.

Messi, en estado de gracia

Uno de los jugadores que está viviendo un momento espléndido es Lionel Messi, a quien Guardiola le ha dotado de la libertad necesaria para que el argentino se explaye a su libre albedrío, situación del agrado para el jugador y que está dando los frutos esperados.

Messi es el máximo goleador del equipo, con dieciocho tantos, sin ser delantero centro, y es el mayor asistente de gol, con catorce pases.

El momento de Messi, actual 'Balón de Oro', no es único en el Barcelona, pues dos de los jugadores con los que mejor se asocia, como son Xavi e Iniesta, también candidatos a ganar el trofeo que entregó la FIFA, están rayando la exquisitez en cada partido.

Guardiola ha dado con un once tipo que juega y desarrolla un fútbol de muchos quilates, aunque ha logrado que segundas espadas en casi todas las demarcaciones den solvencia y no desentonen nada, como son los casos de los laterales Maxwell y Adriano, y los centrocampistas Mascherano y Keita.

Anoche, tras la conferencia de prensa del partido contra el Málaga, el técnico azulgrana se mostró algo abrumado por la situación de su equipo y la cantidad de récords que pulverizó (también el de 27 partidos seguidos sin perder que compartía con el Barça de la temporada 1973-74), y se emplazó a un nuevo desafío: mantener el mismo nivel.

Para ello, se preguntó si su equipo sería capaz de aguantar el ritmo y la concentración. No lo dio por hecho, pero garantizó la receta con la que se aplica Guardiola para estos casos: humildad, trabajo y pensar únicamente en el siguiente partido.