Hasta que el Tenerife no se termine de liberar de su pasado no podrá desarrollar con normalidad el fútbol que pueden ser capaces de crear sus jugadores. Una vez más, los nervios y la ansiedad se apoderaron por momentos de los anfitriones, pero la entrega y compromiso del grupo de Tapia en el tramo definitivo del choque evitó que el Girona regresara a casa con un premio superior al que obtuvo.

Antonio Tapia diseñó una disposición táctica sobre el terreno de juego similar a la que enfrentó a su equipo contra el Granada. Eso sí, debió recomponer casi al completo su línea de retaguardia por culpa de las sanciones. Hasta con tres defensas -Melli, Beranger y Luna- no pudo contar el técnico por tal motivo. Así las cosas, Prieto y Bellvís fueron titulares y Pablo Sicilia regresó al centro de la zaga. Por delante sólo hubo una novedad con relación al encuentro anterior. Kome ocupó el carril izquierdo en detrimento de Omar, que de nuevo deberá luchar por regresar al once inicial.

El Tenerife salió al ruedo a las 17.00 horas y un minuto después su rival ya le había embestido con bravura. A partir de esa tempranera ocasión visitante, el cuadro insular se estiró y mantuvo a raya a su adversario a base de ofensivas por ambas bandas. Y como si de un guión calcado al de los últimos partidos se tratara, en la segunda opción de ataque de los catalanes Despotovic logró atinar esta vez e igualó la contienda. El Tenerife intentó simular que no le había supuesto ningún trauma ese tanto y quiso seguir jugando como antes. Pero a los diez minutos llegaría el segundo jarro de agua fría.

Una arenga de los futbolistas blanquiazules antes del arranque de la segunda mitad debía implicar que éstos saldrían decididos a igualar la contienda. Sin embargo, nadie se esperaba la expulsión de Sergio Aragoneses en el primer minuto. Con un hombre más y el Tenerife dando bandazos antes de adaptarse a la nueva situación, a punto de cumplirse el primer cuarto de hora, el tinerfeño Kiko Ratón cumplió con su deseo, el de anotar un gol, y con su promesa, la de no celebrarlo. No obstante, dos minutos después (61'), Nino acertó en su segunda ocasión consecutiva y recortó distancias. Aún así, en la grada no estaban muy esperanzados de que fuera a celebra más alegrías, sobre todo cuando veían cómo se consumía el tiempo con rapidez. Pero de nuevo el almeriense fue providencial para los suyos y en el descuento estableció las tablas en el marcador.