No se sabe muy bien cómo, la UD Las Palmas venció anoche al Valladolid tras cuatro meses de sequía. Tal vez fue porque, por vez primera en lo que va de temporada, los amarillos no encajaron un solo gol en el Estadio de Gran Canaria. Tal vez porque el Real Valladolid, cuyos números tanto asustaban, pareció (por lo menos lo pareció) el equipo más timorato que ha pasado por la Isla. Posiblemente fue porque la mano de Juan Manuel Rodríguez ya se nota sobre el fútbol de los amarillos, o a lo mejor porque la UD cuenta con un portero de garantías pese a ser el más goleado de la categoría. Pero quizás el verdadero motivo que justifique el triunfo fue la inspiración divina. Porque por inspiración divina llegaron los dos goles que sellaron los tres puntos de la UD 105 días después de la última victoria, frente el Rayo Vallecano, antes incluso de que los madrileños dejasen de cobrar por los problemas económicos de la Nueva Rumasa de Ruiz Mateos y la entrañable Teresa Rivero.

En el epílogo de una semana en la que el capellán Jaime Gil Vázquez ha sido, en parte, protagonista del vestuario amarillo por sus consejos espirituales a los jugadores de la UD, la inspiración divina vale como argumento para explicar una victoria tan necesaria como sorprendente sobre el Real Valladolid de Abel Resino.

Salió el equipo de Juan Manuel Rodríguez con ganas de poner el punto final a la segunda peor racha de la historia de la UD (catorce jornadas sin ganar), y un atrevido Pedro Vega lo intentó en los primeros minutos con dos centros al área, inocentes eso sí, ejecutados desde su carril zurdo. Querían los amarillos poner punto final al carnaval de goles encajados a lo largo y ancho de cuatro gélidos meses y nada mejor que el día en que se celebra en la capital el entierro de la sardina para ello. Ese día en que un acto simple, multitudinario y divertido sirve para echar el cerrojo a la fiesta del cachondeo por excelencia, la quema de una sardina en la plaza pública de la playa de Las Canteras, fue el elegido por la UD para desterrar las comparaciones que últimamente se hacían entre un equipo de fútbol y una comparsa, debido a la facilidad con la que los goles del rival, una jornada tras otra, traspasaban la portería de Mariano Barbosa.

Barbosa

Y fue precisamente el meta argentino el pilar sobre el que la UD cimentó su triunfo de anoche. Diluida la espuma de la sal de fruta con la que los amarillos iniciaron el partido, cuando sólo habían transcurrido diecisiete minutos de (poco) fútbol, llegó el momento Barbosa que cada partido de los amarillos tiene esta temporada: Guerra, el máximo goleador del Valladolid, se plantó con facilidad ante el meta de la UD en un mano a mano a vida o muerte que ganó el portero, con una parada providencial que repitió segundos después, cuando Antón cazó el rechace. Las Palmas volvió a nacer tras un inicio de partido con el Jonathan Viera más triste que se recuerda en la presente temporada.

Tocaba el Valladolid y achicaba Las Palmas, con patadones poco habituales en la parroquia esta temporada, hasta que apareció de nuevo Mariano Barbosa. Es curioso, el portero más goleado de Segunda división es, de lejos, el que más paradas ha realizado y el que más goles ha evitado a su equipo. Así de injusto es el fútbol. En el minuto 37, con la UD totalmente perdida sobre el terreno de juego, Barbosa vuelve a realizar una intervención de mérito que evita que el disparo de Alonso desde la frontal del área acabe en el fondo de su portería.

Y ese era el panorama en una tarde fría y desapacible en Siete Palmas, con parte de la grada de celebraciones carnavaleras (un grupo de aficionados, incluso, ataviados con sotana) cuando la inspiración divina comenzó a hacer su trabajo: Ruymán envía un balón al fondo del carril izquierdo para la prolongación de Pedro Vega, que recorta a su defensor y pone un centro al área medido para la llegada de Josico, que conecta un testarazo a la red. No había argumentos lógicos que lo explicaran, pero la UD se iba al descanso con ventaja en el marcador, no sin que antes Barbosa metiera una mano a disparo del testimonial Nauzet Alemán. No se vio al jugador grancanario del Valladolid en ningún momento del partido.

Medicina de banquillo

Al descanso Juan Manuel Rodríguez ejecutó lo que le ha venido rondando por la cabeza durante toda la semana: sentar en el banquillo a Jonathan Viera. Desdibujado, sin hilvanar e incluso desganado, la luz de la estrella que acompaña a Jonathan Viera no brilla igual con Juan Manuel que con Paco Jémez. El otro cambio fue obligado, debido a la enésima lesión de Josico, que tiró mano del abductor en una de las últimas acciones de la primera parte. Los dos recambios, Armiche y Pollo, dieron estabilidad a una UD que fue mejor en la segunda parte. Algo mejor.

Ayudó tal vez el hecho de que el Real Valladolid no tiró ni una sola vez a portería en la segunda parte, pero el sacrificio de Pollo y la verticalidad de Armiche, aunque fuera únicamente en un par de acciones, apuntalaron la victoria de los amarillos. Llegó un momento, mediada la continuación, en que el equipo de Abel tocaba y tocaba el balón con soltura, pero a kilómetros de distancia de la meta de Mariano Barbosa.

Fue el momento en que el público entendió que llegaba su turno, vital para ver ganar a su equipo cuatro meses después, y se levantó en aplausos tras un tiro lejano de Pedro Vega. Además de la momentánea victoria amarilla en la recta final del choque otro detalle explicaba el método Juan Manuel Rodríguez: La UD había hecho veintitrés faltas en el minuto 77, cuando en todo el partido con el Betis (derrota 4-1), en la jornada anterior, hizo diez. Determinante.

Y así, entre bostezos y fiesta de fin de carnaval, la mayor dosis de inspiración divina del partido tocó de lleno a Armiche, inédito como goleador en el fútbol profesional. Sergio le puso un balón en zona peligrosa y el canterano, ni corto ni perezoso, inició un eslalon por el interior del área en el que salvó cuantos obstáculos le salieron al paso. Incluso al meta del Valladolid, al que cruzó el esférico con destreza para deleite de la grada y explosión de júbilo de Juan Manuel Rodríguez, que se fue a la parte trasera del banquillo para persignarse.

Aunque el triunfo no saca a la UD Las Palmas de los puestos de descenso, la victoria por inspiración divina de ayer permite otra mirada distinta a las tres próximas jornadas, en las que los amarillos se miden de forma consecutiva a equipos de su nivel: Albacete, Ponferradina y Elche.

Preguntado por la llegada del nuevo técnico al banquillo amarillo, un empleado del club, hace algunos días, afirmaba tajante: "No me preguntes cómo, pero Juan Manuel Rodríguez va a sacar esto adelante".

Ficha Técnica

UD Las Palmas: Barbosa, Aythami, David García, Pignol, Ruymán, Josico (Adrián ´Pollo´ m.46), Vicente Gómez, Sergio Suárez (Quiroga, m.88), Pedro Vega, Jonathan Viera (Armiche, m.46) y Javi Guerrero. Entrenador: Juan Manuel Rodríguez

Real Valladolid: Javi Jiménez, Barragán, Juanito (Matabuena, m.84), Jordi, Peña, Baraja, Nafti, Nauzet Alemán (Quique, m.66), Jorge Alonso (Jofre, m.54), Álvaro Antón y Javi Guerra. Entrenador: Abel Resino

Goles: 1-0 Josico, m.42; 2-0 Armiche, m.80

Árbitro: Julio Amoedo Chas (comité de Galicia). Amonestó a los locales Ruymán (m.27), Pignol (m.46), Aythami (m.52), Javi Guerrero (m.57), Sergio Suárez (m.72)y Adrián ´Pollo´ (m.78). Amonestó a los visitante Nauzet Alemán (m.31) y Barragán (m.32).

Incidencias: Encuentro disputado en el Estadio de Gran Canaria ante 10.110 espectadores. Vigésimo novena jornada de la Liga Adelante temporada 2010-2011. En los prolegómenos del partido, se rindió un acto simbólico a la figura del mítico jugador Juan Guedes, con motivo del 40º aniversario de su fallecimiento.