Han pasado ya tres meses. 90 días desde que el fútbol de verdad se despidiera de la geografía grancanaria aquel 4 de junio festivo, de disfraces, pasillo y diversión que supuso la victoria sobre un CD Tenerife convidado en su propio sepelio. Pero hoy, tras el ensayo frustrado por un empate en La Alcarria castellana, las calles, bares y ramblas de Siete Palmas vuelven a teñirse de amarillo y el orgullo insular vuelve a palpitar con la llegada de una nueva temporada. Hoy, el balón comienza a rodar en el Estadio de Gran Canaria, donde su equipo, la Unión Deportiva Las Palmas, se presenta ante su afición, tan ávida de buen fútbol como de puntos y alegrías.

La UD incide en el mismo proyecto, con acento local, al que añade un ligero cambio de cromos y el regreso de Vitolo, un ídolo interrumpido por una inoportuna lesión. Corrales, Laguardia y, sobre todo Portillo son incorporaciones que evocan a Primera. Herner y Guerra, prometen un salto de calidad. Por estos junto a los valores de la casa, volver a empezar conlleva renovar esa cuota de ilusión, cada año más cara, de un futuro mejor. No será difícil. La fidelidad es un concepto tan propio de la grada amarilla como, en ocasiones, irracional e incomprensible. Por eso cabe recordar que las mejores novelas, esas que enganchan con avidez, necesitan siempre de un buen comienzo y para esto, el CD Alcoyano, recién ascendido a la categoría ofrece una oportunidad inmejorable.

Orden y fantasía

La receta de Juan Manuel no es ningún secreto. Orden y disciplina. El técnico repite, incansable, las consignas, confiado en que no fallen a la cita esos destellos de fantasía y calidad con los que la ofensiva amarilla decide los partidos. Sergio Suárez, Jonathan Viera, Vitolo, Portillo, Guerrero y Quiroga ofrecen garantías para la esperanza ante un Alcoyano de oficio y juventud, que, como recién llegado a la categoría, promete dar mucha guerra. Por eso, como de costumbre por estas latitudes, la diferencia entre ganar, perder o empatar, pasa por la seguridad que muestre la línea defensiva de la UD, que intenta a marchas forzadas intenta acoplarse tras las distintas lesiones e incorporaciones. Con Laguardia, recién llegado a la Isla, esperando su turno, Herner debuta bajo la esperanza, por parte de la hinchada, de asistir al nombramiento del nuevo capitán general de la zaga amarilla.

Vuelve el fútbol al Gran Canaria, al ilusión y la pasión por los colores y el escudo representativo, éste año sí, de toda Canarias. El futuro está por escribir y quién sabe si en esta ocasión el destino nos guarda algo mejor. Nadie se fía, pero tras perdonar en Guadalajara los tres puntos deben quedarse en casa.