Desde la conjunción de conceptos; del orden y el talento como propuesta. El camino hacia la excelencia, según el libro de estilo del entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas, es una travesía que, indiscutiblemente, nace y termina con los principios del rigor táctico y la disciplina. Las urgencias de la categoría mandan sobre la estética y, ante la necesidad, se sacrifica el toque. Pero, al mismo tiempo y como demuestra el ejemplo del Nou Estadi, en condiciones de igualdad el plantel amarillo busca el control del esférico y la fantasía. Bajo esta premisa y sin olvidar la tiranía de los puntos, el técnico de la UD pretende construir un equipo que mira sin rubor los puestos nobles de la clasificación.

El esfuerzo en lo defensivo resultó crucial en la salvación del equipo amarillo en la pasada campaña. Ahora, harto de lujos lejos de lo práctico, de regates sin destino ni goles sin puntos, Juan Manuel Rodríguez repite estos conceptos como un maestro de primaria reincide, ante sus alumnos, sobre la tabla de multiplicar. Todo, sobre el tapiz verde, parte del rigor, de la organización y la contención, con el objeto último de templar el talento en bruto de un plantel donde priman la juventud, la fantasía y la inexperiencia. Ahora, se defiende en bloque como una unidad indivisible de lo práctico y aunque en ocasiones la estética sea parte del sacrificio, desde esta base se construye un equipo que pretende la vistosidad de su juego. Tiqui taca, pero desde el esfuerzo y el rigor táctico, justo a la inversa de la propuesta de Paco Jémez.

De Viera a Juanpe

Hasta el partido de Tarragona, la inferioridad sobre el terreno de juego había condicionado notablemente la estrategia del entrenador de Las Alcaravaneras. Cuatro puntos ante dos conjuntos recién ascendidos a la categoría -Guadalajara y Alcoyano- había sido el balance. Dos goles a favor y uno en contra bajo condiciones adversas en lo numérico. La película en la Copa del Rey, por parte del once amarillo, resultó una negación sobre cualquier propuesta ofensiva pocas veces vista en tal extremo. Pero ayer, con 11 jugadores sobre el verde de Tarragona, el once de Juan Manuel por fin encontró el equilibrio que busca sobre las premisas de su técnico.

Durante meses, la teoría chocó con la práctica. Un futbolista de las características y talento de Jonathan Viera ha servido el ejemplo más evidente y mediático. Sin embargo, el desarrollo, tanto de este o de otros jugadores jóvenes y canteranos, como Juanpe o Sergio Suárez, ofrecen un máster en la materia. Ayer, con orden, disciplina y talento, Jonathan Viera marcó dos goles. Para su técnico, éstas son las mismas palabras que repite desde que asumió el control del vestuario, mediada la última temporada, hasta llegar a la previa de la victoria sobre el Nástic y pasando por el stage de Maspalomas.

Ahora y según la evidencia del Nou Estadi como el año pasado fue el tres a cinco sobre el Barcelona B, parece que sus ideas han cuajado entre sus pupilos. Cuando el talento parece evidente, la teoría de Juan Manuel busca las vías sobre las que encauzar las fantasías de sus jugadores, como un tren que busca su destino.