A Javier Portillo le supieron a poco los 45 minutos que disputó frente al Córdoba CF de Paco Jémez el pasado sábado en el estadio de Gran Canaria. No lo dice abiertamente en público, como es código en cualquier vestuario, pero sí en tertulias informales. Así también lo deslizan en sus comentarios algunos de sus compañeros y técnicos de la casa.

Más aún cuando el ariete madrileño se mostró dinámico en el frente de ataque y gozó de varias opciones para perforar la portería rival, una de ellas bastante nítida, que desbarató el boliviano Arias cuando en la grada su disparo intencionado se cantaba como gol. Su actuación fue observada como un paso más en su progresión.

Tras el partido, a pesar de la derrota, la crítica y el público alabaron la mejoría física general del delantero, que recuerda en todos los foros que cuenta con unas 40 sesiones de entrenamiento menos que sus compañeros, y también sus adversarios.

Portillo, después de un mes y medio en la Isla, reclama tiempo a todo aquél que le cuestiona sobre su estado. Tiempo para afinar su puesta a punto y reencontrarse como futbolista, tras un año casi en blanco en el Hércules, donde permaneció durante muchos meses a la sombra de David Trezeguet, titular por decreto en los alicantinos. Tiempo también para empezar a rentabilizar con goles la apuesta de la Unión Deportiva por un delantero que aterrizó con vitola superlativa.

Haciendo buena la expresión futbolística de que "se juega como se entrena", Javier Portillo muestra una enorme voracidad realizadora en las sesiones preparatorias. Apenas falla oportunidades ante la portería rival y se exige marcar goles en todos los partidillos; ayer, por ejemplo, anotó tres tantos de auténtico delantero centro frente al Juvenil División de Honor.

La puntería sigue intacta y esto es oro molido para la confianza de un futbolista que vive de sus aciertos. Ayer, en el partido de entre semana, el delantero buscó con insistencia las combinaciones con Mauro Quiroga, Pedro Vega y, sobre todo, José Artiles, con quien se entiende a base de paredes y taconazos. Tampoco es complicado dada la calidad técnica que atesoran el atacante de Aranjuez y el talentoso canterano, quien podría compartir juego el próximo sábado en Montilivi.

Allí, en la comarca del Gironès, Portillo espera comenzar ese idilio goleador, que ya demuestra en las sesiones preparatorias. Es la hora de disparar con balas de verdad.